Una suerte de glosa en tiempos digitales respecto de los nuevos rumbos que a todas luces está tomando el sistema de poder concentrado. Datos fríos y duros; insistencias llamativas por parte de la prensa mundial; extrañas “militancias verdes”; grandes puestas en escena de gobernantes y organismo internacionales. El Cambio climático desde ciertas voces clásicas, siempre docentes. Lampedusa con El Gatopardo (1954/1957), los pensamientos de Carlos Marx, de Fernand Braudel…
Por Víctor Ego Ducrot (*) / Aunque los protagonistas de esta novela de Giuseppe Tomasi di Lampedusa sean el príncipe siciliano Fabrizio de Salina y sus familiares, el verdadero personaje central de la obra es, justamente, el “gatopardo” que, como emblema, figura en el escudo del príncipe y se hace centro de las virtudes y defectos de su linaje. Unas y otros son, en todo momento, “gattopardescos”, palabra con la que se definen muchas cosas, y que responden, como verá el lector, a una actitud ante la vida y la muerte, ante los hombres y las cosas (…).El gatopardo – es decir, el leopardo jaspeado (felis marmorata, leopardus marmoratus) – es una especie de pantera de tamaño aproximado al gato casero. Por si el lector quiere saber algo más añadiré estos datos: es de pelaje amarillo de arcilla, más claro en el vientre y con dos fajas longitudinales negras que parten de la frente y se reúnen en una raya única más allá de la cabeza, siguen así por la espalda y se separan de nuevo en la parte posterior. Tiene también otras fajas oblicuas desde la nuca hasta el vientre, que, además, presenta tres líneas de manchas redondas de un color pardo oscuro. Vive en Java y Malaca y se dice que es fácil de domesticar, lo que acaso esté un poco en contradicción con el espíritu de los Salina que lo tomaron como divisa. Párrafos de la Nota del traductor de El gatopardo; Argos Vergara; Barcelona 1980. La edición original corresponde a Feltrinelli; Milán; 1958.
¿Capitalismo verde?
Para muchos, una economía del hidrógeno a gran escala es esencial para un futuro de energía limpia, (…). A medida que los administradores de activos, de fondos de pensiones y de compañías de petróleo y gas evalúan su exposición a los combustibles fósiles y las emisiones de carbono, aumentan progresivamente sus inversiones en energía verde. Ha habido un número creciente de anuncios de compañías de petróleo y gas, como Total, Shell, BP, Equinor y Repsol, comprometiéndose en que reducir o eliminar las emisiones netas (…). Blackrock y Goldman Sachs han establecido fondos que invierten en energías renovables. A medida que relanzamos las economías después de COVID, un número creciente de empresas está tratando de administrar el valor de los interesados y establecer un camino exitoso para guiarlos a través de la próxima crisis económica. Invertir en la transición energética ofrece retornos atractivos, especialmente cuando se ajusta el riesgo. (…). ¿Dónde están las mejores oportunidades para reducir la huella de carbono y consumir electricidad de baja emisión en este momento? (…). Hidrógeno verde: El hidrógeno verde no presenta el flujo de ingresos inmediato y predecible en comparación con la energía solar y la eficiencia energética; sin embargo, hay oportunidades a más largo plazo en el mercado. Las inversiones en hidrógeno verde son un juego a largo plazo. A medida que el costo de los electrolizadores y la energía renovable disminuyan en la próxima década, se propondrán cada vez más proyectos piloto. Se prevé que América del Norte sea una de las primeras regiones en adoptar hidrógeno verde. Brevísima anotación de lo leído en el sitio DNV (Det Norske Veritas), una organización fundada en Oslo, en 1864, como iniciativa de las empresas noruegas de seguros marítimos y con el objetivo de establecer un conjunto uniforme de reglas y procedimientos, para evaluar riesgos en forma conjunta y evitar así los tomados en forma individual
Casi un siglo después, esa iniciativa de carácter corporativo en el corazón del sector seguros – clave desde sus orígenes para el proceso histórico de acumulación financiera del Sistema Mundo capitalismo/imperialismo (concepto éste sobre el cual volveremos más adelante) – se aplica a lo que la misma DNV denomina industrias emergentes, definiendo a los tiempo actuales como la era de las alianzas, fusiones y adquisiciones se convirtieron en un fuerte impulsor estratégico a fines de la década de 2000.
Un verdadero diagnóstico / programa sobre el rumbo a seguir por la gran burguesía global, acelerado a partir del escenario que abrió la pandemia COVID 19; escenario ese que se define a sí mismo por una nueva espiralización en los proceso de concentración y de súper ganancias que registran las corporaciones de punta (energía, comunicación, informática, alimentación, farmacología, industria bélica, medios de comunicación / industrias culturales y banca y nuevas modalidades financieras y monetaria).
Las malas andanzas de “Piedra Negra”
El 19 de octubre pasado, días antes de la COP 26 o Cumbre del Cambio Climático de Glasgow, el diario The New York Times publicó una columna de opinión con el tan atractivo título ¿Queremos un mundo con cero emisiones netas? Los países ricos deben asumir el costo, sumándose así a las agendas que vienen expresando los órganos periodísticos más comprometidos con la defensa de los intereses corporativos del poder económico concentrado, como The Economist y Financial Times (británicos) y The Wall Street Journal (estadounidense), entre tantos otros gráficos, digitales y multimediáticos.
Quien escribe y firma ese artículo es nada menos que Larry Fink, presidente y director ejecutivo de la empresa de gestión de inversiones BlackRock: Cuando salgamos de esta crisis (la ocasionada por la pandemia COVID) el mundo será diferente (…). En las próximas décadas, se espera que las emisiones de mercados emergentes con un ritmo de crecimiento acelerado como Brasil, India, Indonesia y Sudáfrica aumenten a una tasa más alta que aquellas de los países ricos, como Estados Unidos, los miembros de la Unión Europea y Japón. Si es así, todo el mundo estará abrumado por los efectos del cambio climático (…). Lograr la transición a cero emisiones netas requerirá niveles de inversión sin precedentes en tecnología e infraestructura. Será necesario que las inversiones en proyectos para reducir los niveles de carbono en los países pobres asciendan a más de un billón de dólares al año (más de seis veces la cantidad actual, 150.000 millones de dólares)…Para que los mercados emergentes sean una opción viable para los inversionistas institucionales, serían necesarias reformas estructurales que tardan varios años en implementarse, y el mundo no tiene ese tiempo. (…). A partir de investigaciones de mi empresa, BlackRock, un estímulo de un billón de dólares al año en inversión pública y privada para reducir las emisiones requerirá una cantidad más cercana a los 100.000 millones de dólares en subvenciones o subsidios de países que pueden costearlos, como los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos y China. Si bien esta cifra parece desalentadora, en especial justo ahora que el mundo apenas empieza a recuperarse de la pandemia del coronavirus, lo cierto es que, si no invertimos ahora, más adelante los costos serán más elevados.
El 12 de abril de 2020, el colega Néstor Restivo, del diario Página 12, nos recordaba: BlackRock es uno de los fondos de inversión acreedores de Argentina, del club de los que más títulos de su deuda posee y en el cual coordina acciones para negociar (…). Nacido en 1988 en Nueva York, BlackRock (…) es el fondo más poderoso del mundo: gestiona activos por más de 6 billones de dólares. Ese fondo de inversión tiene acciones de multinacionales como Coca Cola, Apple, Microsoft, General Electric. Y de Bayer-Monsanto (…). Las dos gigantes agroquímicas, una alemana y otra estadounidense, se fusionaron en 2018 (en rigor, Bayer compró a Monsanto) gracias en parte a la presión de BlackRock, que posee más de 7 por ciento de las acciones del nuevo grupo (…). El núcleo financiero es hoy el eje del poder global.
En un sentido coincidente,el 4 de febrero de este año y en el sitio elDiarioAR, Alejandro Rebossio señala que BlackRock gestiona activos que representan más o menos 21 veces al PBI argentino y recuerda que también tiene importantes participaciones en Unilever, McDonald’s, en los bancos Barclays, Société Générale, JP Morgan, Citi, Bank of America, Credit Suisse, Deutsche Bank, BBVA y Santander; en Visa, Accor, Adidas y en los laboratorios Eli Lilly y Sanofi; en General Electric, SAP, Telefónica y las petroleras Total, Occidental y Repsol. Y añade un dato de especial relevancia respecto del tema que nos ocupa: es el segundo accionista privado de YPF (cuyo 51% es de propiedad estatal y el resto cotiza en bolsa) y uno de sus principales acreedores.
Por otra parte, en el sector energético, empresario y sindical, deslizan que BlackRock forma parte del conglomerado de negocios que se expresa en cabeza de Fortescue Future, la empresa australiana que encara el proyecto de de hidrógeno verde que anunció el gobierno argentino desde Glasgow. Es una firma subsidiaria de la minera australiana Fortescue Metals, cuarta productora mundial de hierro y gran proveedora de China que, conducida a nivel local por el ex rugbier Agustín Pichot, tiene importantes intereses en la provincia de San Juan, en las zonas de Calderón, Calderoncito y Rincón de Araya El sitio EconoJournal señala que la iniciativa para Argentina recién está en una etapa incipiente y deberá despejar muchas variables antes de encarar su construcción, sirve contrastarla con lo que está pasando en Chile. Para 2025, el país trasandino apunta a ser el primer receptor de inversiones en hidrógeno de Latinoamérica (…). En esa dirección, ya se encuentra en construcción el proyecto Haru Oni de High Innovative Fuels, con fecha de inicio de operación en la segunda mitad de 2022 y de cuya presentación del inicio de obras en Magallanes participaron representantes de Andes Mining & Energy (AME), Porsche, Siemens Energy, Enel Green Power y ExxonMobil. También estuvo (entre otros) el director general del Ministerio Federal de Asuntos Económicos y Energía de Alemania, Thorsten Herdan.
En ese contexto cobra relevancia y abre interrogantes aquello que, el 6 de febrero de 2020, publicara CincoDias, el periódico especializado español: BlackRock ha amonestado a Siemens en la junta de accionistas de la multinacional alemana a causa de su participación en un proyecto de una mina de carbón en Australia. Es la primera y más notable intervención en este sentido de la gestora de fondos, la mayor del mundo, anunciara el mes pasado que colocaría la sostenibilidad medioambiental «en el centro de nuestra posición de inversión».
¿Será que algunas corporaciones con asiento en Alemania y el grupo acreedor y con fuertes intereses en Argentina están franca disputa por los negocios verdes en Sudamérica?
Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi
Mayo 1860…Nunc et in hora mortis nostrae. Amén…Había terminado ya el rezo cotidiano del rosario. Durante media hora la voz sosegada del príncipe recordó los misterios gloriosos y dolorosos; durante media hora otras voces, entremezcladas, tejieron un rumor ondulante en el cual se destacaron las flores de oro de palabras no habituales: amor, virginidad, muerte, y durante este rumor el salón rococó pareció haber cambiado de aspecto. Hasta los papagayos que desplegaban las irisadas alas sobre la seda de las tapicerías parecieron intimidados, incluso la Magdalena, entre las dos ventanas, volvía a ser una penitente y no una bella y opulenta rubia perdida en quién sabe qué sueños, como se la veía siempre.
(…)
Mientras los restos eran arrastrados afuera de la habitación los ojos de cristal miraron con el humilde reproche de las cosas que se apartan, que se quieren anular. Pocos minutos después lo que quedaba de “Bendicò” fue arrojado en un rincón del patio que el basurero visitaba a diario. Durante su vuelo desde la ventana su forma se recompuso un instante. Habríase podido ver danzar en el aire a un cuadrúpedo de largos bigotes que con la pata anterior derecha levantada parecía imprecar. Después todo halló la paz en un montoncillo de polvo lívido.
Principio y fin de un magnífico texto producido en el contexto del desembarco de Giuseppe Garibaldi en Sicilia y de la unificación italiana, pero que sigue alumbrando toda reflexión política, todo ensayo o intento de interpretarnos como sujetos hacedores de un trama social, conflictiva, de la Historia como sistema dialéctico de redes en las que tensionamos mercancías, guerras y paces, enfermedades y artes, odios y amores; bondades y maldades, bellezas y fealdades, justicias e injusticas. En definitiva, ser y palabras.
Acerca de dicho alumbramiento: Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie. Así le dice Tancredi a su tío Fabrizio en El Gatopardo y dicho sea de paso y para ampliar, el personaje interpretado por Alain Delon en esa obra portentosa del cine universal que es la versión que en 1963 realiza Luchino Visconti del texto original del autor siciliano.
Que cambien ciertas matrices productivas en favor del llamado nuevo capitalismo (verde) en tanto hechos de los tiempos medios o coyunturas, para que siga como está (con sus adecuaciones) el tiempo de larga duración, el Sistema Mundo (capitalista/imperialista); idea tomada del libro Análisis de sistemas-mundo. Una introducción (Siglo XXI; Madrid; 2006) y otros textos del estadounidense Inmanuel Wallerstein (1930-2019), interprete y se podría decir sintetizador de una línea de pensamiento histórico que se identifica con Marx, con el revolucionario de la ciencia histórica contemporánea, Fernand Braudel, y con el médico y teórico revolucionario martiniqués – francés Frantz Fanon (1925-1961), entre otros.
Replantearse el universo
El hecho trágico es que los Estados más poderosos y responsables de la crisis están bajo la dirección política de una tropa de criminales que nos lleva directamente al abismo (…). Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático “debemos llegar a cero emisión de carbono y rápido”. Gracias al calentamiento de efecto invernadero la temperatura hoy día es de 1,2 ° C más que en la era preindustrial. 1,5 °C es el límite para mantener las condiciones actuales. El consenso más conservador de la ciencia del clima dice que el mundo debe reducir para el año 2030 las emisiones de gases de efecto invernadero en un 45 por ciento con respecto a los niveles del 2010, a fin de tener un 66 por ciento de posibilidades de evitar una cascada de eventos climáticos extremos que serían imparables. En la actualidad, los países se han comprometido a reducir las emisiones mundiales en un total de 0,5% para el 2030, lo que nos coloca muy por debajo de donde deberíamos estar. De acuerdo al informe de la ONU del 2019 sobre las emisiones, vamos en camino sin retorno a un catastrófico calentamiento de 3,2 °C para finales de siglo (…). Los planes para reducir las emisiones a cero para mediados de siglo contemplan el reemplazo total de la energía fosilizada por fuentes de energía solar y eólica. Este es el plan. El problema, sin embargo, es que la construcción de nuevas instalaciones de energía alternativa no mantendrán el petróleo y el gas en el suelo ni los gases de efecto invernadero fuera de la atmósfera. La evidencia muestra que las soluciones técnicas, la competencia en el mercado, el impuesto al carbono, las acciones individuales y otras soluciones aparentemente simples, no son suficientes para prevenir la catástrofe ecológica ni la desestabilización social (…). La industria de la energía solar y la de la electrónica digital, por ejemplo, se construyen a base de silicio y su extracción y procesamiento, que requiere energía intensiva y técnicas químicas, desmienten la popular concepción verde de una energía alternativa. El refinamiento de una libra de silicio genera una libra y media de emisión de dióxido de carbono (…). El cultivo de la biomasa causaría, otra vez, daños sociales y ecológicos de gran alcance al igual que la producción de baterías para vehículos eléctricos que tan entusiastamente se propone como solución. Su producción necesitaría una inmensa cantidad de energía en minas, fundiciones y fábricas mucho antes de que pudieran materializarse los ahorros de energía anunciados y durante los primeros 10 o 20 años la gran parte de la electricidad utilizada para fabricar y conducir los vehículos eléctricos seguiría siendo proporcionada por combustibles fósiles. Paradójicamente, entonces, la energía verde, en lugar de evitar la devastación ecológica, a la larga la mantendría (…). Los líderes políticos del mundo posindustrial ya han elegido el camino quemado (…). Tomado de un texto que, a propósito de la Cumbre de Glasgow los especialistas chilenos Nieves y Miró Fuenzalida publicaron el pasado 1 de noviembre en el sitio SurYSur.
Entonces: ¿Será acaso el del cambio climático su verdadero camino a la muerte como paradigma, dándole la razón con una vuelta de tuerca a las predicciones de más allá de las predicciones de Carlos Marx y Federico Engels en el Manifiesto Comunista (1847/1848)?: Lo que la burguesía produce, ante todo, son sus propios sepultureros (…)
Las grandes catástrofes no son necesariamente los artífices pero sí, con toda seguridad, los pregoneros infalibles de revoluciones reales; en todo caso, constituyen siempre una incitación a pensar, o más bien a replantearse, el universo. (Así dice Fernand Braudel en su lección inaugural de la Cátedra de Historia de la Civilización Moderna; College de France; 1 de diciembre de 1950.
Y para el final, una vuelta a Lampedusa.
Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi.
(*) Víctor Ego Ducrot es periodista, escritor, profesor universitario y director de esta página. Doctor en Comunicación por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Profesor titular de Historia del Siglo XX (Cátedra II) en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la misma UNLP. En esa casa de estudios tiene a su cargo las cátedras Análisis y Producción Crítica de Narrativas sobre Delito y Violencia, en la maestría Comunicación y Criminología Mediática – en la cual integra el Consejo Académico –, y Planificación y Gestión de Medios, de la Maestría en Periodismo.