El Pejerrey Empedernido se mete a navegar en aguas gastronómicas peligrosas, porque te da la receta para morfarte con gusto a uno de sus congéneres. Eso sí, compensa con música cubana y el festejo del cumpleaños de Prensa Latina.
Y… Ñó… le zumba el mango! En qué baile me metió Ducrot; en un baile sí pero por suerte la memoria es reina, porque qué bonito y sabroso bailan el mambo las mexicanas… Mueven la cintura y los hombros, igualito que las cubanos… Con un sentido del ritmo, para bailar y gozar, que hasta parece que estoy en la Habana, decía el gran Benny Moré… Les contaba, me metió en un baile el día que me dijo oiga don Peje, tiene usted que hacerme una gauchada; pensar, meter mano en las sartenes y escribir un platillo para mis amigos de Prensa Latina, la agencia, ¡qué digo!, madraza del periodismo latinoamericano. Así como un regalo u homenaje porque acaba de cumplir 62 años desde que dos argentinos de los mejores, el Che y Jorge Ricardo Masetti decidieron que debemos contarnos con objetividad sí, pero siendo parciales, para el lado de los justos. Y… Está bien don Ducrot, ya la entendí, y lo paré ahicíto nomás para que no siga con la perorata de su oficio, que el coso ya me tiene hasta las agallas con sus historias… Total para mí – no se lo dije, obviamente – sería una alegría hacerlo, eso de escribir y cocinar para los prensalatineros ellos y ellas, porque el coso no lo recuerda, pero, y si la foto del tiempo no me falla, vieron que los Peje somos memoriosos, cuando él vivía en la bella, en La Habana, en el departamento F del piso 13 del edificio Focsa, gigante como libro abierto de jeta a la bahía, yo varias veces lo visité, disfrazado de humano; y bien que mis rondas de gozadera me metí por El Monseñor, para imaginar que oía a Bola de Nieve, por alguno que otro patio de Regla y viajando un tantillo también de Cojimar… Entonces allá voy, para vos Prensa Latina y para los tuyos, hoy no me queda otra que jugarme por entero, casi como por la rubia Mireya en lo de Hansen, en aquél Buenos Aires que ya no existe; y por eso qué mejor que ofrecerme a mí mismo en un plato que bauticé para ustedes “Pejerreyes en sus claras transparencias”, para que en la mesa reinen fuentes, historias y botellas de… ¡Todos de pie porque hace su ingreso a la sala el único, el añejo Paticruzado!… Pero antes, cómo olvidarme de Félix Chapotín y Miguelito Cuní, para ponerle ritmo a este texto, cuando soneaban así: Qué sabroso el quimbombó cocinado con harina, con camaroncitos secos y con carne de gallina… Quimbombo que resbala pa’ la yuca seca… Señores no sé qué pasa con los pollos de hoy en día… Quieren comer quimbombo con ñame, carne y morsilla… Quimbombo que resbala pa’ la yuca seca… El quimbombó, el quimbombó… Lo ando buscando allá en la marqueta y le pido permiso a mi negra Teresa… Oro no es, plata no es… Quimbombo que resbala pa’ la yuca seca… Saca tu bellón pa’ ese quimbombó… Y a Los Van Van, con: ¡Oye! Qué no me toquen la puerta que el negro está cocinando… Qué no me la toquen, que está’ adobando la carne y la yuca se está ablandando en la olla… Siempre los domingos me quedo en casa para descansar… Preparo la papa, una invitada siempre vendrá’… Yo soy divorciado hace cuatro años, no estoy en na’… Pero mira como mi sazón todas las vecinas miran… Quieren probar… Que no me toquen la puerta que el negro está cocinando… Mi vecina Pepa siente el aroma que da la carne, la quiera probar pero no se atreve porque ella es muy cobarde…Ya probó la yuca que yo hice la semana pasada…Se comió tres platos, no se llenó y ahora quiere carne asada…Que no me toquen la puerta que el negro está cocinando… Cuando me preparo con mi invitada para cenar y se come el plátano pues le gusta para empezar, siento que la puerta la tocan como si fueran fieras… Es la niña Elena gritando Pedrito, no me dejes fuera… Qué no me toquen la puerta que el negro está cocinando…La gente se sorprendió lo rico que cocino yo… En el ají yo meto un pollo igual que un bisté…Qué manera de cocinar, mami…Por eso está noche ¡vaya!… Si te gusta la malanga y el arroz con mojo ‘pa que tú la pruebes, ‘pa que tú la goces… Dale, dale malanga, si a ella le gusta la vianda…Eso es lo que me pide esa dichosa mujer… Ya se corrió la bola en toda la vecindad… ¡Eh, que rico yo cocino!, y ahora dale malanga, chilindrón de chivo… Y ahora dale malanga, como le gusta a Tomasa y a la vieja Agapita… Y otro día será aquel tema Bacalao con pan, con tambores africanos, de Chucho Valdés; sí cuando por aquí les hable de un plato que se llama Bacalao a lo Rancho Grande, que propone desalar, desmenuzar y distribuir el pescado sobre una tarta engrasada. Se baña entonces con una salsa a base de mantequilla y leche evaporada que es reducida a fuego lento. Por último, se le añade pimentón y rodajas de cebolla y se deja en el horno por 20 minutos. Luego, puede acompañarlo con pan, tal como nos propone Chucho en su sabroso tema bailable, tal cual lo afané de Internet… Ahora sí, dejemos el bailongo y la musicadera, y a cocinar: primero conseguid algunos de los mejores pejerreyes en vuestras pescaderías de confianza – y recordad, nunca supermercados, que son enviados del Averno garcocapitalista -, las limpian de todo entrañaje y las abren de un cuchillazo por la zapán; sal molida del molinillo, que si marina es de lo mejor, y gracias al mismo artefacto a rueda que tritura, sin temores un algo de las “cuatro pimientas”; entonces las pasáis por harina y a la sartén en aceite que si te cacha el dedo por salpicadura, el pobre queda hecho un buñuelo frito… Cuando dorados estén mis parientes, sobre fuente cubierta por dentro con papel absorbente; y antes debiste haber concebido lo siguiente: algunos hinojo grandes pasados por aceite de oliva, pimienta y sal, en compañía de varios que abundantes dientes de ajo sin despellejar; todos juntos a una asadera y al horno, hasta que por su olores digan ya estamos, para recibir generosa lluvia de parmesano rallado y algo más de polvillo pimientoso… Entonces, sobre una fuente amplia, los Pejerreyes un que así de enlimonados y rodeados por los hinojos y ajos tal cual lo contáramos hace un par de líneas atrás, y una ensaladilla de hojas verdes y láminas de rabanitos, con aceite de oliva, jugo de limón y, sí, claro otra vez sal y pimienta del molinete…Amigos, ellas y ellos, prensalatineros del mundo uníos que la mesa está servida para ustedes, y que Ducrot se ponga con los Paticruzados que, lo sé, serán infinitos…¡Feliz cumpleaños!… ¡Salud!
Texto tomado del sitio Socompa. El Pejerrey Empedernido es heterónimo de Víctor Ego Ducrot, periodista, escritor, profesor universitario y director de esta página. Doctor en Comunicación por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Profesor titular de Historia del Siglo XX (Cátedra II) en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la misma UNLP. En esa casa de estudios tiene a su cargo las cátedras Análisis y Producción Crítica de Narrativas sobre Delito y Violencia, en la maestría Comunicación y Criminología Mediática – en la cual integra el Consejo Académico –, y Planificación y Gestión de Medios, de la Maestría en Periodismo.