Pandemia. Cuarentena y nosotros, que somos textos.
Por Vicky Castiglia/ La otra noche me desperté en medio de una pesadilla. Fue una de esas en las que querés correr y no podes, y tratas de moverte pero siempre estás en el mismo lugar. Me desvelé pensando en que todo lo que está pasando hoy en el mundo tiene también bastante de pesadilla, de triste, de incierto. Más 350 mil víctimas fatales por coronavirus y un total de casos positivos que supera los cinco millones.
Trump anda preocupado por la re-elección que por ser el país con más cantidad de muertos y al sur del continente, Brasil, Perú y Chile suman casos de manera acelerada. Esta semana, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó que América Latina se está convirtiendo en el nuevo epicentro de la pandemia.
En nuestro país, el aislamiento social preventivo y obligatorio fue extendido el pasado sábado y se mantendrá, al menos, hasta el 7 de junio. Aunque la mayoría de las provincias ya logró avanzar de fase y la economía empieza a reactivarse, en el AMBA y sus alrededores pareciera que estamos al inicio del ascenso de la curva. De hecho, el Ministerio de Salud de la Nación informó este miércoles que “si bien el índice que mide la relación entre test realizados y casos positivos es del 11,35% a nivel país desde el inicio de la pandemia, en el día de ayer fue de más del doble, alcanzando el 22,91%.
Específicamente en la provincia de Buenos Aires, aquello por lo que tanto temíamos empieza a hacerse realidad: el virus ha empezado a irrumpir de manera cada vez más rápida en los barrios más humildes, algo que cristaliza también las desigualdades sociales. En la última semana, de hecho, se triplicaron los contagios y ya superan los 600. El ejemplo más claro ha sido la zona de Villa Azul que le corresponde a Quilmes, donde según Página12 “sólo hay conexiones ilegales de agua y electricidad, las viviendas son precarias o más que precarias, los pasillos son estrechos, no hay centro de salud ni jardín de infantes ni polideportivo ni comisaría y viven 3.300 personas en 850 casas”.
Este problema se da en un momento en el que el componente clasista de parte de la sociedad que habita esta región, se hace cada vez más evidente. El lunes un grupo de personas se manifestó en Plaza de Mayo para pedir “libertad” – es decir, el fin de la cuarentena- bajo el falso argumento de que la pandemia es falsa. De la misma familia que los antivacunas, también se autoconvocaron en los barrios cerrados de Tigre. La misma línea discursiva pareciera ser que tienen también ciertos medios de comunicación hegemónicos, que durante los últimos días han machacado con el problema de la angustia producto de “la cuarentena más larga del mundo”. El egoísmo en su máxima expresión, otra pesadilla en medio de la pandemia.