Rodolfo Walsh, mi papá y jaque al Rey. Crónicas de pandemia.
Por Vicky Castiglia / De chica siempre quise aprender a jugar ajedrez y lo seguí queriendo ya más de grande, cada vez que pasé por la esquina de 6 y 54 y pensé en Rodolfo Walsh y en Operación Masacre, y en ese párrafo que dice “La primera noticia sobre los fusilamientos clandestinos de junio de 1956 me llegó en forma casual, a fines de ese año, en un café de La Plata donde se jugaba al ajedrez, se hablaba más de Keres o Nimzovitch que de Aramburu y Rojas, y la única maniobra militar que gozaba de algún renombre era el ataque a la bayoneta de Schlechter en la apertura siciliana”.
No sé qué edad tenía cuando aprendí a mover las piezas pero era chica. Me enseñó mi papá. De ahí no avancé más hasta esta cuarentena eterna en la que apertura, medio juego y final, se me volvieron algo más comprensible. Me obsesioné bastante y aprendí poquísimo. Es como el horizonte, yo camino dos pasos y él se aleja dos pasos. Si el ajedrez fuera una casa, estaría llena de habitaciones. Cada una tendría una llave de acceso al cuarto siguiente, pero no podrías obtenerla a menos que hayas leído una biblioteca inmensa y te hayas equivocado y hayas perdido incontables partidas. Empiezo a pensar que quizás la vida sea también un poco eso.
Ahora estoy en el hall de entrada de la casa del ajedrez mientras todos estamos en el delicado momento del pasaje de apertura a medio juego de nuestro encierro por cuarentena. Pasaron 60 días y ya cumplimos –creo- los principios básicos para ganarle al Covid. En la medida en la que nos ha sido posible, controlamos el centro, desarrollamos las piezas y aseguramos al rey. Quiero decir: por el momento se controló relativamente la curva de casos, se activaron los protocolos y se fueron cumpliendo las fases, y se ha tratado de poner a salvo la salud de la gente.
Sin embargo, una frase que le escuché ayer a Gran Maestro mientras miraba un video, me dejó pensando. Dijo que más importante que los principios de apertura es, al final del día, la táctica. Muchas partidas se han perdido por errores tácticos y esa idea me resultó interesante en términos de mis observaciones de los últimos días sobre el estado de situación general. Todos estamos cansados y queremos salir. Abandonar la partida por un rato, olvidarnos de la pandemia, ver a un ser querido y darle un abrazo.
He notado cierto relajamiento, cierta distensión, cierto incumplimiento de cuestiones fundamentales, como el mantenimiento del metro y medio de distancia en la calle. Si bien dos meses después me parecen comprensibles el cansancio y la necesidad de atender a la cuestión económica, creo que es necesario permanecer alertas, no confiarnos. Me llama la atención por ejemplo, el abandono de la campaña constante en los medios de comunicación de la importancia del lavado de manos. No se puede dar por hecho que el hábito ya esté creado, ese sería un error táctico.
La capital cordobesa debió dar marcha atrás esta semana a la apertura de actividades y volver a la fase tres del aislamiento luego del notable incremento de casos positivos. Una situación similar ocurrió en la provincia de Buenas Aires en las localidades de Baradero, Castelli y Chascomús. A su vez, en Jacobacci (Río Negro) se volvió a la fase tras la aparición de dos casos, y como uno de los infectados podría haber estado en Gastre (Chubut), esa localidad también debió volver a un confinamiento estricto.
Además, este martes se confirmaron 438 nuevos casos positivos, la cifra diaria más alta hasta ahora en nuestro país. Sin embargo, lo que más me llamó la atención de las cifras es el hecho de que la edad promedio de esos casos actuales es de 39 años. Es decir, no se corresponde con lo que pensábamos que era el principal grupo de riesgo, el de adultos y adultas mayores.
La siciliana, la apertura a la que refiere Walsh en Operación Masacre, es una de las defensas más jugadas en el ajedrez. Leí en un artículo que ha sido muy popular durante varias décadas. Es un juego dinámico que ofrece oportunidades de victoria a ambos lados, pero no es recomendable para quienes recién están arrancando por su nivel de complejidad. Me pareció una ironía del destino enterarme que entre las más recomendadas están la italiana y la española.
Entiendo, por lo que he aprendido hasta ahora, que hay aperturas agresivas y riesgosas. Pero también las hay sólidas y seguras. No hay que olvidar que el objetivo es llegar a un medio juego jugable, con el mínimo riesgo posible. Supongo que esta idea se aplica también en nuestra partida contra el virus. Zugzwang es la palabra que se utiliza en general en el medio juego o durante la final, cuando a un jugador le toca mover y todas sus opciones posibles son desfavorables. Tenemos que encontrar la manera de evitar que movernos signifique salir perdiendo.