A una semana de su arribo a Buenos Aires, el líder aymara viene manteniendo encuentros políticos y sociales en medio del extendido afecto de la ciudadanía. De la persecución del golpismo a las estrategias de resistencia, el itinerario del hombre que se siente fuerte para volver al poder.
Por Pablo Provitilo, de la Agencia Bolivia en Resistencia (ABR) / La llegada de Evo Morales a la Argentina viene sacudiendo la política argentina y latinoamericana. Basta con repasar las reacciones en apenas una semana: de profundo afecto popular en Buenos Aires y otras ciudades, y de renovado hostigamiento por parte de la derecha fascista que asaltó el poder en Bolivia en noviembre.
El repaso incluye un mosaico de fotos y palabras que retumbarán por un tiempo. Después de casi tres semanas de exilio mexicano, el presidente legítimo del Estado Plurinacional arribó a la capital argentina el 12 de diciembre en condición de asilado político. El estatus de refugiado, incluido entre las prerrogativas de los países donde rige el estado de Derecho, fue concedido por Alberto Fernández, flamante presidente argentino con quien mantuvo una reunión en la Casa Rosada.
Un gesto a contramano con el gobierno saliente de Mauricio Macri, caracterizado por evitar la definición de “golpe de estado” hasta el último día. Ese gesto, saludado por el naciente Grupo de Puebla que busca reconstruir UNASUR, trascendió fronteras y desató algunas muestras de ira, por caso de la autoproclamada Jeanine Añez, vocera de una administración ilegítima cada vez más cuestionada por prestigiosos organismos internacionales como la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), ambas entidades con duros informes en los que enumeran “graves violaciones a los derechos humanos” desde el arribo del golpismo al poder.
Desde su arribo al país, Evo Morales pasó a la ofensiva. Acompañado del vicepresidente depuesto Álvaro García Linera, el ex canciller Diego Pary, la ex ministra de salud Gabriela Montaño y el ex embajador de Bolivia en la OEA José Alberto González; el líder aymará viene desplegando una profusa agenda política, social y hasta deportiva. Conviene repasar sus apariciones públicas. “Derrotaremos al golpismo. Volveremos pronto!, agradezco al gobierno y al pueblo argentino por permitirme venir acá”, señaló Evo desde un balcón, en su primera aparición en el barrio porteño de Liniers, revolucionado por una multitud compuesta, mayoritariamente, por la colectividad boliviana. Dos días después asistió a las dos primeras entrevistas periodísticas: en la redacción del diario Página 12, donde recibió el fuerte apoyo de los trabajadores de prensa, y en la señal de cable C5N. Reporteado por los periodistas Gustavo Silvestre y Pedro Brieger, Evo contó ante las cámaras los pormenores del golpe, en tanto dio pistas sobre la estrategia que desplegará el Movimiento al Socialismo (MAS) de cara a los próximos comicios.
El acto más masivo de Morales hasta aquí, en medio de nuevas visitas – a la Cancillería Argentina, atestada de trabajadores que le mostraron su cariño y al sitio web El Destape -, tuvo lugar el martes 17 de diciembre en el Centro Cultural de la Cooperación (CCC). Junto a Diego Pary y Gabriela Montaño, participó de una reunión junto a cooperativistas –en la que estuvo presente ABR- y de una conferencia de prensa con medios nacionales e internacionales a sala llena, con miembros de agrupaciones de pueblos originarios y militantes de organizaciones políticas pugnando por saludar al líder cocalero.
«De manera pacífica», dijo Evo, sobre su posible regreso al poder, y entre otras definiciones recalcó que el golpe de Estado realizado por la oligarquía y las fuerzas de seguridad “no solo fue para el indio», en alusión a sí mismo, «sino también contra litio», en referencia a los grandes yacimientos de ese mineral que se encuentran en Bolivia.
El CCC, apenas dos días después, fue testigo de una nueva conferencia de Evo, aunque esta vez para explicar la persistente presión del fascismo por encarcelarlo. «La mejor forma de operar sigue siendo en Buenos Aires», sostuvo el referente máximo del MAS, en relación con la orden de aprehensión ordenada por una fiscalía de La Paz. “Tenemos derecho a hacer política”, dijo. Las visitas continuaron en la sede de Madres de Plaza de Mayo, cuya titular, Hebe de Bonafini impulsa una denuncia de Lawfare en Bolivia y crímenes de lesa humanidad ante la Corte Intereamericana de Derechos Humanos, con énfasis en el cese de la persecusión judicial contra Evo, Cristina Fernández, Lula y Rafael Correa. “Estoy profundamente agradecido con las Madres por su solidaridad con la lucha del pueblo boliviano. Son ejemplo para el mundo. Mi respeto y admiración para las grandes defensoras de la vida, la justicia y la libertad”, escribió Evo, después de su visita, en su cuenta de Twitter.
Días agitados, cómo se advierte. Días de calor popular, de lucha, de pensar estrategias de cara al tiempo que vendrá. En el medio, también, un rato de fútbol junto al flamante ministro de Deportes y Turismo, Matías Lammens , en un club del barrio de Colegiales. La pelota, siempre en disputa, la lleva el diez.