“La memoria es fundamental para conocer nuestra historia y lo que no queremos repetir en nuestro futuro”, dijo Mauricio Macri el pasado 6 de septiembre el Presidente en el acto por el 40 aniversario de la visita de Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Pero la de la memoria no fue lo que podría decirse una política de Estado durante la gestión de Cambiemos. Nada más lejos de eso. Cambiemos deja el gobierno haciendo un auto homenaje a su propia matriz cultural y psicológica: la infamia estuvo a cargo de la gobernadora que se va y consiste en un intento de anular la memoria.
Por Vicky Castiglia / No sólo en relación con los Derechos Humanos se implementó un fuerte negacionismo, sino que esa política de desmembramiento del pasado se hizo extensiva a diversas áreas y organismos del andamiaje institucional del país. Un ejemplo resulta la decisión de la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, de suprimir la estructura orgánico-funcional del Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires Dr. Ricardo Levene, que funciona desde 1925, y subordinar el organismo a la Dirección Provincial de Museos y Preservación Patrimonial. Se trata del segundo archivo histórico más importante del país después del General de la Nación, que actualmente cuenta con más de dos millones de documentos que abarcan desde mediados del siglo XVII al siglo XX, además de 220 publicaciones editadas y de una biblioteca con más de 13.000 volúmenes.
“A sólo tres meses y medio de que la provincia de Buenos Aires celebre sus 200 años de existencia autónoma, y próxima a abandonar el cargo, Vidal –mediante el decreto 1345/19 fechado el 17 de octubre pasado– modificó la estructura de la cartera a cargo de Alejandro “Conejo” Gómez, decisión por la cual fueron eliminados de la plantilla dependencias relevantes como el Archivo Histórico, el Museo Histórico “Guillermo Hudson” y hasta varias direcciones del prestigioso Teatro Argentino de La Plata”, informó Página12 este lnes y agregó que “inspirada en `principios de austeridad, eficiencia administrativa y modernización`, la guadaña pasó también por las direcciones de Promoción Literaria, de Promoción de Derechos Culturales y de Asistencias Artísticas de la cartera cultural”.
La noticia tuvo una amplia repercusión y se destaca la decisión del bloque Unidad Ciudadana-Frente para la Victoria – PJ en la Cámara de Diputados bonaerense, de presentar un proyecto en rechazo de la iniciativa de Vidal. “Esta decisión pone en riesgo el patrimonio de los y las bonaerenses, desjerarquizando lo más importante que tiene un pueblo, que es su cultura y su identidad”, alertó Florencia Saintout, la titular del espacio.
Suprimir la estructura del Archivo Histórico de la provincia de Buenos Aires es, de alguna forma, un intento de borrar la memoria. Allí, según se informó, se encuentran por ejemplo documentos originales que dan cuenta de la rica historia bonaerense, tales como manuscritos del Martín Fierro; del empréstito de la Baring Brothers; del Acuerdo de San Nicolás; de la causa seguida a Juan Moreira o el expediente Barranca Yaco por la muerte de Facundo Quiroga.
Al respecto, desde el Departamento de Historia de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata, explicaron que la medida “le quita capacidad operativa y presupuestaria a uno de los repositorios de documentación histórica más importantes del país y de la región” por lo que se “compromete severamente el desarrollo de la historiografía argentina y de la región del período colonial y hasta nuestros días”.
Los académicos y miembros de la comunidad científica señalaron que el decreto de la aliada de Macri “da cuenta no sólo del desinterés por la memoria histórica, sino también de la falta de conocimiento respecto de las necesidades y características específicas de los archivos”. En ese sentido, pidieron su derogación alegando que “la desjerarquización en la estructura estatal provincial y su subordinación a una Dirección Provincial junto con organismos de muy diversa índole no hacen más que profundizar carencias de un organismo central para la vida política de la Provincia de Buenos Aires y de la Argentina”.
Por su parte, el Defensor del Pueblo bonaerense, Guido Lorenzino, también cuestionó el decreto. “Es inaceptable que una administración que debe abandonar la gestión en unas semanas lleve adelante esta medida inexplicable e inconsulta, que representa un claro atropello a la conservación del patrimonio histórico, cultural y artístico de la Provincia”, sostuvo Lorenzino en una nota publicada en InfoCielo y alegó que “es una muestra del poco interés del gobierno de resguardar y consolidar nuestra cultura”.
A cuatro años de la asunción de Cambiemos, las palabras de Macri sobre la importancia de la memoria no hacen más que diluirse a partir de este tipo de medidas, como el decreto de Vidal o los cuestionamientos en torno al terrorismo de Estado en Argentina. Basta recordar en este sentido el acto del pasado agosto en la Facultad de Ingeniería del Ejército del que participaron el secretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Nación, Claudio Avruj, y el ministro de Defensa Oscar Aguad, en el que reconocieron como “héroes” a una decena de militares vinculados a la última dictadura. Tal como reportó la Izquierda Diario, ese encuentro fue encabezado nada menos que por el jefe del Ejército, teniente general Claudio Pasqualini, quien en mayo pasado negó las torturas sufridas por los combatientes de Malvinas.
En una nota recientemente publicada en Página12, la psicoanalista Fabiana Rousseaux, quien dirigió un trabajo sobre Territorios Clínicos de la Memoria en el marco de un seminario anual internacional “Transmisión, legado y memoria”, explicó que “en los últimos tiempos asistimos a un escenario regional y también mundial que pone fuertemente en cuestión el problema actual de los legados y su función esencial respecto de la memoria. La destrucción de los legados simbólicos –tal como plantea Jorge Alemán– tiene incidencias sobre los múltiples modos de operar que la transmisión provoca, y también en las narrativas que son posibles en medio de esa deriva”. Este último trabajo, escrito antes de las elecciones primarias de agosto de 2019, se publica sobre el filo del ocaso de la administración nacional macrista, y da cuenta de que “incluso allí, en esa encrucijada histórica, tal vez bisagra, no cesan los actos de disputa por la narrativa sobre el pasado. Muestra de ello es el anuncio de beneficios indemnizatorios a familiares de “víctimas de la subversión” –tal como fueran denominados por el gobierno Macri en este “estar yéndose”–, gesto que fue leído por sectores negacionistas como una reivindicación clara, un homenaje de parte del presidente a las “víctimas del terrorismo de los 70”, o sea en un intento de inversión de la categoría de la “víctima estatal”. Ya no una víctima de Estado sino la víctima para el Estado”.
Ahora bien, a pesar del negacionismo, del intento del macrismo de borrar la Memoria, lo cierto es que como entidad colectiva, ésta ha calado hondo en gran parte de la sociedad argentina, que desde el retorno de la democracia y fundamentalmente gracias a los organismos de Derechos Humanos y a las políticas de Estado de Néstor y Cristina Kirchner, las banderas de Memoria, Verdad y Justicia aún están presentes. Las Abuelas de Plaza de Mayo, de hecho, festejaron este martes 42 años de existencia. Si bien faltan encontrar a más de 300 nietos y nietas, su legado por la memoria y la identidad del país es inquebrantable.