La sesión en Diputados para tratar el Presupuesto –un programa del ajuste perfeccionado entre el gobierno de Mauricio Macri y el FMI- corrió en paralelo, aunque con interrupciones, con el despliegue de fuerzas seguridad destinado a reprimir a la una multitud de miles de personas. Fue una operación “de manual”: despeje del territorio, llegada de una veintena de individuos con facilidades y puntería con piedras y demás objetos – hasta cañitas voladoras de las de Navidad, a repetición -, represión concentrada y finalmente dirigida a las periferias de la columnas organizadas, y hasta con rastrillajes-cacería en las inmediaciones más alejadas, como fue el caso de detenciones registradas en Constitución. ¿Para qué? Primero para naturalizar que la protestas social “puede y debe” ser reprimida. Y segundo, para un punto que sigue estando en la estrategia político electoral de la derecha contemporánea, argentina y de otras latitudes: agudizar la confrontación y desplegar el dispositivo mediático con la intención de que esa polarización se entienda en términos de “sentidos comunes”.
Mientras el oficialismo con la ayuda de sus aliados buscaba en la Cámara de Diputados la aprobación del Presupuesto 2019 miles de personas se concentran fuera del Congreso, absolutamente vallado, para hacer oír su voz contra el ajuste.
Un fuerte operativo de seguridad, con carros hidrantes apostados a unas cuadras, y desde las organizaciones sociales, sindicales y políticas que convocaron a manifestarse advirtieron sobre el riesgo de que se intente reprimir a los manifestantes. Más que prevista, la represión se había convertido en certeza anticipada.
“El Gobierno necesita la media sanción de la Cámara baja para ofrendársela al FMI, cuyo directorio se reunirá dentro de dos días para definir la aprobación del salvataje que pidió Macri frente a la agudización de la crisis”, recordaba la crónica primera de Página 12.
A cambio del apoyo de ese sector vinculado a los gobernadores, el oficialismo tuvo que realizar varias concesiones, entre ellas un fondo de 6500 millones de pesos para las provincias. Se incluyó también una partida de 500 millones de pesos para el Conicet y para Cultura, otros 500 millones para el INTA, 100 millones para el Sedronar y 60 millones para el plan contra la violencia de género.
El eje del Presupuesto 2019, sin embargo, sigue siendo en ajuste en las distintas áreas públicas en desmedro del pago de deuda.
La movilización sumó a sindicatos, organizaciones sociales, estudiantes, militancia política y amplios sectores de la sociedad en su conjunto. Hubo paros docentes de gremios adheridos a las CTA.