O te digo que siento yo, si querés. Porque quizá vibremos parecido, por eso de cierta razón que encontramos en la incertidumbre, de no saber por qué nos conmueve tanto el fútbol, a contramano de nuestros conocimientos o al menos de nuestras información, que no son lo mismo, entiéndase bien, un gallo que un panqueque, aunque nos quieran vender lo contrario, pues tanta y a tanto vértigo circula aquello que ¿nos informa?, a veces para ahogar en sopor la posibilidad de saber, por ahí quizás el motivo primero de las llamadas redes sociales, que son privadas, oligopólicas y concentradas; que claro preferimos…¡Pará loca, que ya te vas por las ramas de la nada!
Por Tania Molotova (*) / Escribía el sitio ruso Sputnik el 17 de mayo de 2017: Los ingresos de Rusia por organizar el Mundial de Fútbol 2018 permitirán recuperar tan solo una décima parte de los gastos, mientras que la FIFA se embolsará un monto récord de 6.400 millones de dólares. Las ganancias potenciales de la FIFA fueron calculadas por la empresa analista Swiss Appraisal, con un margen de error de un 10 por ciento, a partir de la estructura de los ingresos generados por los mundiales anteriores, y corresponden a la Copa Confederaciones 2017 y al Mundial Rusia 2018. El grueso de los embolsos proviene de los derechos televisivos, aportes de los patrocinadores, licencias de uso del logo en las mercancías, venta de entradas y licencias a los hoteles. El país anfitrión, que asume todos los gastos en la preparación del evento, se queda solo con una parte de los ingresos por la venta de entradas. El resto se destina a la FIFA. Según Swiss Appraisal, la facturación total por la venta de entradas a los 64 partidos del Mundial en Rusia alcanzará 782 millones de dólares, y la mayor parte de ese dinero será para el país anfitrión, como fue el caso de Brasil que recibió de la FIFA 453 de los 523 millones de dólares correspondientes a la venta de entradas. Mientras tanto, los organizadores no comentan los ingresos potenciales por el mundial. El Ministerio de Deportes ruso rehusó dar comentarios algunos, mientras que el comité organizador del campeonato sugirió dirigirse a la FIFA. El jefe del comité, Alexéi Sorokin, dijo en octubre que es imposible evaluar el efecto económico a largo plazo del campeonato y que lo más importante es la imagen que generará para el país. Ya en agosto de 2014, los gastos de Rusia en la Copa se estimaban en 16.800 millones de dólares, por encima de los 13.600 millones para Brasil 2014. Sin embargo, debido a la devaluación del rublo, se redujeron hasta unos 9.620 millones de dólares, pese a un aumento de los costes en moneda nacional. Esta cifra, junto con los ingresos que pronostica Swiss Appraisal, indica que Rusia gastará en el Mundial diez veces más de lo que llegará a ganar financieramente”.
Tiempo después, en el sitio Ambito.com se afirmaba: Economistas y especialistas en el tema llegaron a la conclusión que las últimas Copas del Mundo no tuvieron un efecto positivo en la economía de los países anfitriones. Si se analizan fríamente los números, el mayor y único beneficiado es la FIFA y la razón sale a la luz rápidamente. «Cuando FIFA ofrece un Mundial lo hace con una reglamentación: establece por contrato que el 95% de lo que genera el evento entra a sus arcas y el 5% de las ganancias es para el país anfitrión», explicó Gerardo Molina, presidente de Euroméricas.
Y un artículo reciente tomado de la página digital del diario La Nación afirmaba: Los dos equipos que lleguen a la final del Mundial, el 15 de julio en Moscú, embolsarán 28 millones de dólares. El haber tenido el privilegio de jugar los siete partidos les permitirá sumar una buena cantidad de dinero a sus arcas. Sin embargo, aquel que sea campeón, no sólo vivirá con el logro deportivo sino que además sumará 10 millones de dólares más. Es un poco más del 12% de aumento con respecto a Brasil 2014. Serán ocho millones de dólares los que se llevarán los 16 equipos que se queden afuera en la primera rueda del Mundial. Son tres millones más que lo que recolectaron aquellos equipos que no lograron acceder a los octavos de final en Brasil. Los que avancen hasta octavos acumularán 12 millones. Cuatro más tendrán a su favor los que queden eliminados en cuartos de final y serán, en total, 24 millones de dólares los que sumarán los que queden en el tercer puesto del Mundial, dos más que el país que finalice en la cuarta posición.
Una radiografía más o menos interesante, sobre todo si se recuerda lo que ya en junio del 2014, en el contexto del Mundial que aquel año se jugó en Brasil, señalaba el sitio mobidofest: La FIFA no paga ningún impuesto considerando todos los niveles que invierten dinero en las Copas del Mundo. Los estimados de Brasil son que FIFA evitará pagar 250 millones de dólares en impuestos para esta edición de 2014 (es mío: en la cual los brasileños deglutieron siete goles y llorara a los portales, ¿se acuerdan?). Cuando se celebran los mundiales, FIFA establece su propia corte – supuesto tribunal de Justicia -, para defender sus intereses y la buena imagen del evento. Se llaman a ellos mismo organización sin fines de lucro, con 1 billón de dólares en el banco, que alegan es una reserva.
Las megaestrellas como Cristiano Ronaldo, Neymar y Lionel Messi, nuestro “niño mercancía” – éste con sus amigos o mesa chica, que tiene a Javier Mascherano como portavoz – embolsaron en concepto de publicidades para la TV – comiendo sánguches o promoviendo marcas de preservativos, es un decir -, y sólo por este Mundial ruso, aproximadamente, y según consultoras que rodean a las empresas patrocinadoras, uno 200 millones de dólares en general, casi siempre libres de impuesto. ¡Bah!, como ellos son buenos con los amagues y los enganches para adentro, con los entes fiscales respectivos desparramados por la gramilla y haciendo señales de humo. Seguro que se trata de un consuelo por lo que lloraron por volverse a sus casas tan temprano.
Pero che, nosotros persistimos. Somos vos y yo, ellos y nosotras, amantes de la razón que amaga con la incertidumbre, y seguiremos emocionándonos cada vez que alguno de nuestros esos amores sacude la red por adentro y de un pelotazo. Dándole con chanfles, tres dedos o de puntín. (No confundir con Putin, el ruso).
(*) Tania Molotova nació en Argentina, hija de militantes de izquierda. De muy niña vivió en Moscú. Estudió periodismo. Fue amiga y cómplice de poetas y bebedores, admite; y colaboró en publicaciones subterráneas. Como más o menos una vez afirmara ese enorme escritor inglés que fue John Berger, nuestra colaboradora sostiene: “mientras en el mundo sufra un solo pobre, ser de izquierda es una obligación moral”. Sus padres fueron asesinados por la mafia que tan impunemente actuó en la Rusia del ex presidente Boris Yeltsin. Ella regresó a su país natal. Dice, “escribo y escribo”. Vive con un librero anarquista. No tuvo hijos. Ama el fútbol y el boxeo. Se acercó a AgePeBA con sus textos sobre el Mundial Rusia 2018.