Este martes, Vladimir Putin anunció que Rusia desarrolló la primera vacuna contra el coronavirus a la que bautizaron “Sputnik V”, en homenaje al satélite soviético que en plena Guerra Fría fue lanzado al espacio y que marcó un triunfo en la carrera espacial frente a su gran adversario: Estados Unidos. Es que lejos de haber acabado, las disputas por la hegemonía mundial, con las características propias de este tiempo, se mantienen. La irrupción de una pandemia a escala global y las formas de contenerla, no podrían ser la excepción. El coronavirus SARS-Cov-2 ha marcado un hito en la historia de la humanidad no sólo por la rapidez con la que se ha expandido, sino también por sus consecuencias en materia de salud, de relaciones sociales, políticas y económicas.
Por Vicky Castiglia / «Esta mañana, por primera vez en el mundo, se ha registrado una vacuna contra el nuevo coronavirus», dijo Putin y agregó: «sé que es bastante eficaz, que otorga una inmunidad duradera». Se trata, según un informe del Ministerio de Salud ruso, de un esquema de doble inyección que “muestra que la inmunidad permanece hasta 2 años». Por su parte, el presidente del fondo soberano implicado en la creación del fármaco, Kirill Dmitriev, señaló que ya fueron encargadas «más de 1.000 millones de dosis» por 20 países extranjeros, aunque no especificó cuáles. Por lo pronto, se estipula que el inicio de la producción industrial se lleve a cabo en septiembre y la distribución se inicie a partir del 1° de enero de 2021.
La noticia fue relativizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que pidió cautela frente al anuncio y señaló que los científicos todavía deberán completar las revisiones que exige el organismo. «Acelerar los progresos no debe significar poner en compromiso la seguridad», aseguró en una conferencia de prensa el vocero de la OMS Tarik Jasarevic. En tanto, algunos medios de comunicación como la BBC, que calificó al “desenfreno por encontrar una nueva vacuna contra la covid-19” como “quizás la carrera espacial» del siglo XXI”, retomó las declaraciones del principal experto en enfermedades infecciosas de EE.UU, Anthony Fauci, quien cuestionó si los métodos utilizados en Rusia y China para probar las vacunas fueron correctos por la rapidez con que se completaron.
Es seguro que el país que logre dar con la vacuna que logre inmunizar al virus no sólo detentará un gran prestigio. Pero no es sólo una cuestión de Estados. También en potenciales términos económicos y de negocios para los laboratorios y las farmacéuticas el hallazgo será fundamental. Cuestiones como patentamiento, producción, oferta y demanda, y distribución cobran relevancia si se piensa a la vacuna en términos de mercado.
Por el momento son varios los proyectos de vacuna que están en fase 3 para la OMS, y entre ellas no figura la vacuna rusa. En el caso particular de Argentina, por ejemplo, este lunes comenzó la vacunación en el Hospital Militar Central, en el marco de la última etapa de experimentación del proyecto que desarrollaron conjuntamente las empresas Pfizer (de origen estadounidense) y Biontech (de origen alemán), y para el que nuestro país fue elegido para llevar a cabo la prueba de vacuna. Pero en caso de éxito, el primero en recibir el beneficio será Estados Unidos. Es que estas farmacéuticas firmaron un acuerdo el pasado julio con el gobierno de Donald Trump para proveer a ese país en primer lugar 100 millones de dosis (el equivalente a u$s 1.950 millones) una vez que sea aprobado por la Administración de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos.
De todas maneras, medios de prensa reportaron que Argentina también está vinculada con Rusia en relación con el tratamiento del virus. La semana pasada la agencia RT informó que nuestro país, al igual que Bolivia, Ecuador, Uruguay, Paraguay, Honduras y El Salvador, recibirán Avifavir, el medicamento que se utiliza para tratar a pacientes infectados. La información fue divulgada por el Kremlin y replicada por varios medios de comunicación. El acuerdo sobre las ventas en siete países latinoamericanos fue firmado el 29 de julio entre la empresas Kromis (perteneciente al RDIF) y Sigma Corp S.R.L (empresa boliviana) junto al grupo JimRar, creador del fármaco, según informó Página12. En ese marco, se negoció un suministro mínimo de 150.000 unidades de Avifavir, y el socio boliviano recibirá la tecnología para la parte final del proceso del medicamento ya elaborado. “No se trata de una creación totalmente rusa, ya que el favipiravir ya se utilizaba en Japón desde 2014 para tratar la gripe, pero ahora lo pueden fabricar no solo las compañías que contaban con la patente, sino todas las demás, una circunstancia que ha sido aprovechada por los científicos rusos”, señaló la publicación.
De los proyectos que ya están en fase 3 se destaca también el de AstraZeneca/ Oxford, para el que el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, destinó u$s 356 millones para comprar y eventualmente producir la vacuna. En este caso, la farmacéutica, aspira a reclutar 20.000 participantes en el Reino Unido, Brasil y EEUU y esperan tener una producción a gran escala para 2021, aunque buscan que las primeras dosis estén disponibles para fin de 2020, según un artículo publicado en Ámbito Financiero. También están los casos de las farmacéuticas chinas Sinopharm – que realiza pruebas en Emiratos Árabes Unidos y espera tener lista la vacuna para fin de año- y Sinovac, que se encuentra realizando ensayos en Chile.
Por lo pronto, poco se sabe en detalle sobre la vacuna rusa. “Creada de forma artificial, sin ningún elemento del coronavirus en su composición, la vacuna se presenta en forma liofilizada, como un polvo que se mezcla con un escipiente para disolverlo y luego administrarlo por vía intravenosa. Se basa en el adenovirus humano. Los médicos dieron la investigación por exitosa y concluyeron que la vacuna es segura: al final del proceso «todos los voluntarios tenían inmunidad», reportó RT. En tanto, Yelena Smoliarchuk, directora del Centro de investigación clínica sobre medicamentos de la Universidad Séchenov, afirmó que la protección máxima se alcanza tres semanas después de la inyección, cuando se desencadena la respuesta del sistema inmunológico.
Sin embargo, el impacto del anuncio de Putin es grande en términos políticos. La colega Marisol Spini, en un artículo publicado este martes en Ámbito Financiero señaló que con Sputink V, Rusia “deja en off side” a la administración de Trump, “enfrascada en constantes denuncias de intentos de espionaje de sus investigaciones y en medio de críticas diarias por el manejo de la crisis sanitaria generada por la pandemia”. Trump, quien este año se juega la reelección, se animó recientemente a vaticinar que Estados Unidos tendría la vacuna antes de fin de año. Pero eso fue antes del anuncio de Moscú.