La OMS pide a los Estados más ricos detener la vacunación pero no habla de la responsabilidad compartida entre esos países y los laboratorios. La solicitud la hizo pública la portavoz de esa organización, Margaret Harris, para que detengan sus programas vacunatorios contra la COVID-19 una vez que los grupos vulnerables y los trabajadores de la salud hayan recibido sus inyecciones, con la intención, afirma el organismo internacional, de garantizar una distribución global equitativa del fármaco. La demanda suena a justa; sin embargo poco y nada informó la funcionaria de de la OMS respecto de las conductas cómplices entre esos Estados poderosos y las corporaciones farmacológicas. Pfizer / Argentina, un caso testigo.
Por Víctor Ego Ducrot (*) / Con toda precisión se señala al Reino Unido, a Israel y a Emiratos Árabes Unidos, que, hasta hoy, han logrado las coberturas vacunarías más altas de todo el orbe. Sin embargo, muy poco o nada reporta la prensa mundial dominante acerca de la responsabilidad compartida entre esos y otros países, como es el caso de Estados Unidos, con las corporaciones farmacológicas titulares de patentes y fabricantes de las vacunas.
Los laboratorios recibieron sumas miles de veces millonarias en dólares y euros para financiar las investigaciones que llevaron hasta las vacunas y sus posteriores fabricaciones, o bien – y en muchos casos también – concretaron compras y precompras por volúmenes inalcanzables para otras naciones, a precios nunca transparentados.
En este comportamiento perverso, por otra parte una especialidad histórica de los grandes laboratorios, son esas empresas y los Estados socios y sus respectivas economía centrales las grandes beneficiarias, mientras que miles de millones de personas en todo el orbe y los países con menores posibilidades económicas y científicas, en especial los del Tercer Mundo, los grandes afectados, pues se quedan sin los mejores recursos para enfrentar la pandemia.
Un caso que ejemplifica lo afirmado es lo acontecido entre nuestro país y el laboratorio Pfizer. El gobierno nacional trazó un acuerdo con la empresa durante la etapa de pruebas de las vacuna anti COVID 19, puso a su disposición las instalaciones del Hospital Militar y convocó a miles de argentinos como voluntarios a ser inoculados, a cambio de una supuesta prioridad a la hora de la distribución vacunatoria. Finalmente, el laboratorio incumplió con sus anunciados compromisos de entrega.
El año pasado, la dirección de Pfizer se entrevistó con el presidente Alberto Fernández y los responsables técnicos de la pruebas en el país deambularon cual superhéroes durante horas por todos los canales de TV.
Luego, cuando el acuerdo de entregas no se cumplió, el gobierno informó que el mismo se vio entorpecido por una serie de exigencias que el laboratorio planteó respecto de las leyes nacionales y los contratos, consideradas inaceptables por parte de la Casa Rosada, sin que aún se hayan logrado más precisiones al respecto.
En diciembre pasado, Amnesty International reportaba lo siguiente:
Un grupo de organizaciones de campañas ha advertido hoy de que casi 70 países pobres sólo podrán vacunar a una de cada diez personas contra la COVID-19 el año que viene si los gobiernos y la industria farmacéutica no toman medidas urgentes para garantizar la producción de dosis suficientes.
En cambio, las naciones más ricas han comprado dosis suficientes para vacunar casi tres veces a toda su población antes del final de 2021 si se aprueba el uso de las vacunas que están actualmente en la fase de ensayos clínicos. Canadá encabeza la lista con vacunas suficientes para vacunar cinco veces a cada canadiense. Los datos actualizados muestran que los países ricos, que representan sólo el 14% de la población mundial, han comprado hasta el 53% de las vacunas más prometedoras hasta la fecha.
Las organizaciones —Amnistía Internacional, Frontline AIDS, Global Justice Now y Oxfam—, que forman parte de una alianza que reclama una “vacuna del pueblo”, utilizaron datos recopilados por la empresa de información y análisis científicos Airfinity para analizar los acuerdos alcanzados entre países y las ocho primeras vacunas candidatas y hallaron que 67 países de ingresos bajos y medianos bajos podrían quedarse atrás mientras los países ricos avanzan hacia la salida de esta pandemia. De estos 67, cinco –Kenia, Myanmar, Nigeria, Pakistán y Ucrania– han notificado en total casi 1,5 millones de casos.
Anna Marriott, responsable de políticas de salud de Oxfam, declaró: “Nadie debería quedarse sin una vacuna que salva vidas por el país en el que vive o por la cantidad de dinero que tiene en el bolsillo. Pero, a menos que algo cambie radicalmente, miles de millones de personas en todo el mundo no recibirán una vacuna segura y efectiva contra la COVID-19 en los próximos años”.
Volvamos a la OMS. «Estamos pidiendo a los países que, una vez que hayan vacunado a esos grupos de alto riesgo y trabajadores de la salud, garanticen que el suministro al que tienen acceso se proporcione a otros», señalaba el sábado pasado Margaret Harris, de la OMS, durante una aparición en el programa BBC Breakfast. Sobre ellos informaron este domingo el sitio Cuba Debate y otros medios, en distintos países
«Si bien eso es claramente lo correcto desde una perspectiva moral, también es lo correcto económicamente», dijo la vocera. «Estamos pidiendo a todos los países en esas circunstancias que lo hagan. […] También hacemos un llamamiento a toda la gente del Reino Unido: ustedes pueden esperar», declaró Harris.
La portavoz también advirtió que una serie de análisis muestran que «simplemente vacunar a su propio país y luego quedarse sentado y decir ‘estamos bien’ no funcionará económicamente».
El Reino Unido tiene actualmente uno de los niveles más altos de cobertura de vacunas, junto con Israel y los Emiratos Árabes Unidos. De acuerdo con los últimos datos de las autoridades sanitarias, hasta ahora el 12,34 % de la población del país ha recibido una vacuna contra el coronavirus.
Previamente, el primer ministro británico, Boris Johnson, indicó que el Reino Unido está en camino de alcanzar su objetivo de vacunar a los más vulnerables antes del próximo 15 de febrero. El mandatario, además, dijo que su objetivo es ofrecer a todos los adultos del país una primera dosis de la vacuna para el otoño.
Sin embargo, la OMS señaló que los países desarrollados deberían esforzarse para lograr que se distribuyan las dosis de manera justa en todo el mundo. El mecanismo Covax, impulsado por la ONU, tiene como objetivo entregar 1.300 millones de dosis de vacunas aprobadas a países de ingresos bajos y medianos en 2021.
A mediados de enero, el secretario general de la ONU, António Guterres, había declaro que los Gobiernos tienen la responsabilidad de proteger a su pueblo, pero el “nacionalismo de vacunas” es «contraproducente y retrasará la recuperación global».
«Las vacunas están llegando rápidamente a los países de ingresos altos, mientras que los más pobres del mundo no tienen ninguna», lamentó el alto funcionario de una organización que habla mucho pero hace muy poco, y cuando lo hace, desde el más antidemocrático y obsoleto de los foros, su Consejo de Seguridad, casi siempre – por no decir siempre -, resulta contraria la soberanía y la vida más allá de la metrópolis hegemónicas.
(*) El autor es periodista, escritor, profesor universitario y director de esta página. Doctor en Comunicación por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Profesor titular de Historia del Siglo XX (Cátedra II) en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la misma UNLP. Tiene a su la cátedra Análisis y Producción Crítica de Narrativas sobre Delito y Violencia, en la maestría Comunicación y Criminología Mediática, en la cual integra el Consejo Académico.