Un grupo de 12 multinacionales aumentaron 40% sus fortunas en plena crisis global por la pandemia durante los primeros seis meses de la propagación mundial virulenta de la Covid-19. Por el otro lado de la situación, la extrema pobreza engrosó sus filas con cien millones de personas durante el mismo periodo, y se suman a los 900 millones de pobres que sobreviven en la precariedad planetaria. Así lo destaca el artículo “Grandes fortunas, la horca del sistema capitalista”, Juan Danell Sánchez y publicado por el sitio Alainet; del cual tomamos algunos párrafos.
Medios de comunicación especializados en informar sobre las fortunas de los hombres más ricos del mundo (Forbes y la agencia EFE), dieron a conocer, en agosto, que 12 de estos conocidos ahora como billionaires, por detentar más de un millón de millones de dólares en conjunto, inventariados en Wall Street, incrementaron sus fortunas en dos dígitos porcentuales en los primeros seis meses de la cuarentena obligada por la pandemia.
Así, por ejemplo, Jeff Bezos, dueño de Amazon, se convirtió en el primer ser humano en acumular una fortuna de 204 mil 600 millones de dólares (mdd) en agosto, cuando en enero de 2020 su patrimonio rondaba los 115 mil millones de dólares, es decir, registró un aumento de unos 89 mil millones de dólares en ocho meses.
El resto de este grupo de afortunados, por aquello del crecimiento vertiginoso de su riqueza, son: Bill Gates, fundador de Microsoft con 114,000 mdd; Mark Zuckerberg, creador de Facebook, 95,500 mdd; Warren Buffet, fundador de Berkshire Hathaway, 80,000 mdd; Elon Musk, dueño de Tesla y SpaceX, 73,000 mdd; Steve Ballmer, exdirector ejecutivo de Microsoft, 71,000 mdd; Larry Ellison, fundador de Oracle, 67,400 mdd; Larry Page, cofundador de Google, 67,400 mdd; Sergey Brin, cofundador de Google, 65,600 mdd; Alice Walton, accionista de Walmart, 62,000 mdd; Jim Walton, accionista de Walmart, 62,000 mdd, y Rob Walton, accionista de Walmart, 62,000 mdd.
En contraparte, como se cita en líneas anteriores, el Banco Mundial (BM) dio a conocer que el coronavirus sumirá a 100 millones de personas en la pobreza extrema, lo cual significa que el número de seres humanos que subsisten con poco menos de dos dólares al día crecerá en esa proporción a nivel mundial y con ello rebasará los mil millones de pobres.
Organismos financieros internacionales como el propio Banco Mundial y grupos de especialistas, el Institute for Policy Studies (IPS) con sede en Washington, precisan que este crecimiento de la riqueza y su concentración en tan pocas manos se vio impulsada por el cambio en los hábitos de consumo obligados por la pandemia. Situación que aparentemente favorece los cambios impuestos por la llamada cuarta revolución industrial, que marca la era digital y de la Inteligencia Artificial (IA).
En una primera lectura, coyunturalmente el mercado, gracias a las tecnologías digitales y la IA, se adaptó rápidamente al inesperado cambio que marcó la pandemia; no así los procesos productivos de manufacturas e industria que se paralizaron por la cuarentena, y sólo se vio favorecido un grupo de empresas del capital mundial, mientras que las otras sufrieron serios estancamientos y caídas por la paralización de las actividades presenciales en las líneas de producción. En este renglón se incluye a las del sector turismo como las cadenas hoteleras, restauranteras y líneas aéreas.
Pero para que el mercado funcione acorde a los principios fundamentales del capital, es decir, mantener la prevalencia del intercambio de mercancías como factor central para la generación de plusvalía, o ganancia de las empresas, deben existir, también, consumidores activos con ingresos suficientes que les permitan permanecer dinámicos en el concierto de bienes y servicios. Y para que esto suceda, los salarios básicos tienen que estar acordes a las tasas medias de los precios, de lo contrario simplemente no hay ventas, y sin éstas la producción entra en crisis y todo entra en crisis porque se paraliza el intercambio.