Las necesidades y las ansiedades globales y justificadas por un vacuna frente a la pandemia de COVID 19 están funcionando como caldo de cultivo para la circulación de otro virus, también letal: la Infodemia (propalación hasta el infinito e irresponsable de información no verificada y muchas veces consecuencia de operaciones políticas o económicas) y la “Bobo News”, la nueva cara de las tan vapuleadas “fake news”, que no expresan otra cosa que un nuevo nombre para algo tan antiguo como lo son las falsas noticias, están haciendo estragos. El caso de la vacuna rusa puede funcionar como testigo.
Bastó que Rusia lanzara los primeros anuncios sobre “registros” y pruebas de su vacuna contra el COVID 19 para que diversos medios de comunicación – en el mundo, aunque pondremos el acento en lo que viene sucediendo en Argentina, que ya agobia de por sí – se lanzaron al dislate infodémico, aprovechando la lógica comunicacional del presidente Vladimir Putin, para afirmar que Rusia ya tiene el antídoto (para no repetir la palabra vacuna); y por supuesto se sumaron en masa los entusiastas opinadores infundados sobre casi todo, como así también los talibanes de la lectura política, de todas las naturalezas y corrientes, que el asilamiento social antipandémico hizo que se multiplicaran a ritmo súper exponencial en las redes sociales, sobre todo en FB y en la del pajarito.
Al día de la fecha, y más allá de los efectos especiales comunicacionales, la vacuna rusa, que al igual que otras ojalá pronto esté disponible en forma gratuita para la humanidad toda, viene atravesando la misma “fase 3” que atraviesan otros proyectos.
Al respecto reproducimos informaciones distribuidas en las últimas horas por la agencias Telam, Bloomberg y Alainet, y por los diarios Página 12 e Infobae, un aporte con diversas miradas contra la Infodemia y las “Bobo News”.
Página 12
Tras el anuncio del presidente ruso Vladimir Putin de que ya fue registrada la vacuna desarrollada en ese país contra el coronavirus, se informó oficialmente que fue bautizada como “Sputnik V” (V de vacuna). Es en homenaje al satélite soviético que fue el primero en ser lanzado al espacio en la historia en 1957, en lo que significó una gran victoria para la URSS en su carrera espacial frente a Estados Unidos.
«Más de 1.000 millones de dosis» fueron encargas por 20 países extranjeros, afirmó Kirill Dmitriev, presidente del fondo soberano implicado en la creación del fármaco. Anunció que la fase 3 de los ensayos comenzará el miércoles y que el inicio de la producción industrial está previsto para septiembre.
Rusia desarrolló la «primera» vacuna contra el coronavirus, que otorga una «inmunidad duradera», declaró el presidente ruso Vladimir Putin durante una videoconferencia con miembros del gobierno retransmitida por la televisión. La vacuna fue bautizada «Sputnik» en honor al satélite artificial lanzado al espacio en 1957 por la Unión Soviética, el primero en la historia.
«Esta mañana, por primera vez en el mundo, se ha registrado una vacuna contra el nuevo coronavirus», dijo Putin. «Sé que es bastante eficaz, que otorga una inmunidad duradera», agregó.
El líder ruso afirmó incluso que una de sus hijas fue inoculada con la vacuna. «Una de mis hijas se aplicó esta vacuna. Creo que participó en los experimentos», dijo Putin, según la agencia Interfax, agregando que tuvo un poco de fiebre «y nada más».
«Espero que en breve podamos comenzar a producir en masa este remedio», señaló el presidente ruso durante la reunión. Agregó que la vacunación será voluntaria, para que «lo hagan los que así lo desean».
La vacuna será distribuida el 1 de enero de 2021, según el registro nacional de medicamentos del ministerio de Salud, consultado por las agencias de prensa rusas.
Las autoridades rusas informaron que los trabajadores médicos, maestros y otros grupos de riesgo serán los primeros en ser vacunados, mientras la viceprimera ministra, Tatyana Golikova, dijo que la vacunación de los médicos podría comenzar antes de que finalice este mes.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recibió con cautela la noticia de que Rusia registró la primera vacuna del mundo contra la covid-19. «Acelerar los progresos no debe significar poner en compromiso la seguridad», señaló en rueda de prensa el portavoz Tarik Jasarevic, quien añadió que la organización está en contacto con las autoridades rusas y de otros países para analizar los progresos de las distintas investigaciones de vacunas.
Jasarevic subrayó que la organización está entusiasmada «por la rapidez en que se están desarrollando las vacunas» y espera que algunas de ellas «se muestren seguras y eficientes».
La vacuna rusa anunciada por Putin no figuraba entre las seis que según señaló la OMS la semana pasada estaban más avanzadas. El organismo con sede en Ginebra citó entre esas seis a tres candidatas a vacunas desarrolladas por laboratorios chinos, dos estadounidenses (de las farmacéuticas Pfizer y Moderna) y la británica desarrollada por AstraZeneca en colaboración con la Universidad de Oxford.
Telam
El director del Hospital Militar Central, Sergio Maldonado, confirmó que hoy comenzó allí la vacunación de voluntarios que participan de la última etapa de experimentación de la vacuna contra el coronavirus que desarrollaron conjuntamente las empresas Pfizer y Biontech, y se está testeando también en Brasil, Estados Unidos y Alemania.
«Como Hospital Militar Central firmamos un convenio hace unas semanas y a partir de ahí empezamos a trabajar con el investigador principal Fernando Polack y su equipo, y también con los representantes del Laboratorio Pzifer, que es el que va a producir la vacuna», dijo Maldonado a Radio Rivadavia.
En virtud de ese acuerdo, el Hospital se comprometió a aportar «la infraestructura, parte del equipamiento y del personal especializado», un total de 70 personas, entre «médicos y vacunadores» que «participan como investigadores».
Además, hizo falta comenzar con «una etapa de preparación y capacitación que pudimos cumplimentar muy bien», por eso «a partir de esta semana empezamos la vacunación de los voluntarios».
Maldonado explicó que «son más de 25.000 los voluntarios» anotados para el testeo de 4.500 personas en Argentina que, «a diferencia de los otros tres lugares» donde se está realizando esta tercera fase, centraliza la vacunación de voluntarios «en el Hospital Militar» como único punto, «lo que es un desafío para los investigadores y para nosotros como hospital».
«Los voluntarios que se van a vacunar forman parte de una base de datos que aporta la misma Pfizer, no depende de nosotros», explicó
«Los seleccionados van siendo citados por los mismos investigadores y a medida que van llegando se los somete a un circuito que incluye entrevistas, un consentimiento informado y algunos estudios», dijo.
Es decir que previo a la aplicación hay «toda una seria de pasos previos que necesariamente tienen que ser cumplimentados».
A fines de julio, Pfizer afirmó que proyecta tener la vacuna contra el coronavirus lista para fin de año, aunque advirtió, en coincidencia con otras empresas que entran en la última fase de experimentación de sus productos, que la disponibilidad dependerá de las entidades regulatorias y capacidad de logística de cada país.
«Estamos viviendo momentos muy difíciles, creemos que la foto de los primeros adultos vacunándose antes de fin de año nos dará mucha esperanza», aseguró en ese momento Graciela Montes, jefa de Asuntos Científicos y Médicos para Mercados Emergentes de la División de Vacunas de Pfizer.
La representante de Pfizer señaló que la compañía se encuentra produciendo las dosis para que, una vez finalizados los ensayos clínicos, si éstos son positivos «la disponibilidad sea inmediata».
Las otras vacunas
Según lo último reportado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay otras cuatro vacunas en Fase 3: la de AstraZeneca, la de Moderna y el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos (NIAID); dos de Sinopharm (una con el Instituto de Productos Biológicos de Wuhan y la otra con el Instituto de Productos Biológicos de Beijing), y la de Sinovac.
Además, otras 20 se encuentran en distintas fases de ensayos clínicos y unas 139 en estudios preclínicos, es decir que todavía no fueron probadas en humanos.
Alainet
La carrera por la vacuna (texto de la venezolana Pasqualina Curcio).
Es esperanzador saber que más de 160 proyectos de investigación compiten aceleradamente por hallar la vacuna contra el COVID-19, exactamente 164 según el último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Dicen los expertos que es impresionante el ritmo de desarrollo y avance en los ensayos clínicos. Afirman que lo que en otros casos hubiese llevado años, ahora solo ha requerido meses. Hay quienes dicen que a finales de 2020 la humanidad dispondrá de la tan anhelada vacuna.
Los proyectos de investigación de cualquier tipo de medicamento deben cumplir, por protocolo, tres fases de ensayos clínicos. Según el último informe de la OMS publicado el 31 de julio, de los 164 proyectos, 26 se encuentran en fase clínica. De éstos, 6 van de primeros en esta carrera, ya están en la fase 3. Son 1) el de la Universidad de Oxford conjuntamente con la empresa farmacéutica AstraZeneca; 2) la empresa China Sinovac; 3) el Instituto de Estudios Biológicos de Wuhan con Sinopharm (Grupo farmacéutico nacional de China); 4) el Instituto de Productos Biológicos de Beijing también con el Grupo Sinopharm; 5) la empresa estadounidense Moderna conjuntamente con el Instituto de Enfermedades Alérgicas e Infecciosas de EEUU; 6) la empresa farmacéutica estadounidense Pfizer con la alemana BioNTech y la china Fosun Pharma.
¿Por qué una vacuna, por qué la carrera?
No debe sorprendernos esta carrera de velocidad para hallar la vacuna. El COVID-19 a diferencia de otras enfermedades presenta unas particularidades que son grandes incentivos para que el complejo farmacéutico industrial y financiero invierta importantes recursos en la investigación y desarrollo de una vacuna.
En primer lugar, y a diferencia por ejemplo de la diabetes, el COVID-19 es contagioso. A pesar de que la diabetes es la séptima causa de muerte en el mundo, alrededor de 422 millones de personas la padecen anualmente y mueren por causa directa 1,6 millones al año, aún no contamos con una cura ni tratamiento preventivo.
La tasa de contagio del COVID-19, según los recientes estudios, se ubica en 5,7. Una persona con la enfermedad puede contagiar hasta 6 personas más. Enfermedades como por ejemplo el sarampión, altamente contagiosa (de 12 a 18) cuenta con su vacuna preventiva, igualmente la viruela, ya erradicada por la vacuna, cuya tasa de contagio era de 3 a 6. En cuanto a la influenza, que también dispone de vacuna, la tasa es 2,8.
En segundo lugar, el COVID-19 es una enfermedad relativamente letal, la tasa asciende a 3,83%, es decir, por cada 100 personas contagiadas, fallecen 4 en promedio a nivel mundial. La letalidad de la influenza es 0,01% y del sarampión 1,1%. En el caso de la viruela, la letalidad llegó a ser del 30% y en los casos hemorrágicos el 95%.
Hay un tercer factor que para los velocistas de la industria farmacéutica tiene mayor peso en esta carrera por la vacuna y es que el COVID-19 no se puede cronificar. La investigación está orientada a una vacuna para prevenir el contagio y no un tratamiento paliativo para mantener a la persona dependiente del medicamento por el resto de su vida como ha sido el caso de la diabetes o del VIH/SIDA. En estos dos casos, la industria invierte en la investigación de medicamentos no para curar, mucho menos para prevenir, sino solo para paliar los síntomas de la enfermedad.
La OMS estima que 38 millones de personas padecen de VIH/SIDA, 33 millones han fallecido por esta enfermedad. Solo en 2019 murieron 690.000 personas y se enfermaron 1,7 millones. La enfermedad ha sido cronificada y de hallarse la vacuna, la industria farmacéutica dejaría de ganar por lo menos US$ 250.000 millones de aquí al 2050. Es un asunto de negocios.
En el caso del COVID-19 se suma un cuarto factor y es la afectación de la economía mundial debido al confinamiento. Según estimaciones del Banco Mundial, la economía se contraerá 5,2% en 2020, la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, el comercio mundial entre 13% y 32% y el turismo podría disminuir entre 60% y 80%. Esta situación también afecta el bolsillo de los capitales (bueno de algunos, porque otros como por ejemplo Bezos, están haciendo su agosto con la pandemia) situación que repercute sobre los negocios.
El negocio de la vacuna
Para impulsar el desarrollo de la vacuna contra el Covid-19 y financiar la investigación, tanto la CEPI (Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias) como GAVI (La Alianza para la Vacunación) y la OMS crearon la iniciativa COVAX. Casualidad o no, la CEPI se creó en 2017 en el Foro Económico Mundial en Davos, el de los grandes empresarios del mundo. La fuente de financiamiento son fondos públicos y privados filantrópicos, incluyendo los del Banco Mundial. Lo que mueve a este grupo es lo que se lee en su portal web “la introducción de una vacuna evitará la pérdida de US$ 375 mil millones a la economía global cada mes”.
Para que todo quede en casa, la CEPI es la que está financiando a la empresa estadounidense Moderna, la misma que listamos antes que se encuentra en la fase 3. Le dio US$ 2.000 millones de dólares para cubrir el proyecto. No solo eso, esta empresa forma para del Instituto Nacional de Enfermedades Alérgicas e Infecciosas de EEUU dirigido por Anthony Fauci. Además, a pesar de que ha adelantado la investigación con donaciones, ya anunció que, una vez desarrollada la vacuna, esta tendrá un precio de 30US$ cada dosis, son dos dosis, o sea, 60US$.
La Universidad de Oxford y AstraZeneca, también en fase 3, han informado que el precio de su vacuna solo cubrirá los costos, alrededor de 2,5 euros cada dosis, solo proponen 1 dosis. Saquemos cuentas de las ganancias de Moderna/EEUU en este negocio de la vacuna. ¿Dónde habrá quedado la filantropía de CEPI, GAVI y COVAX?
Los chinos, con 2 proyectos en fase 3 de evaluación clínica, han anunciado que, una vez desarrollada la vacuna, esta será de acceso universal y gratuito. Lo propio han dicho los rusos. Al respecto, de acuerdo con el último informe de la OMS, el proyecto del Instituto de Investigaciones Gamaleya de Rusia aún se encuentra en la fase 1 de ensayos clínicos.
En todo caso, la vacuna debe ser de acceso universal y gratuito. No hay derecho de propiedad intelectual ni patente que valga en este caso.
En la reunión de la OMC realizada en Doha en 2001 se acordó “afirmamos que dicho Acuerdo (el de las patentes) puede y deberá ser interpretado y aplicado de una manera que apoye el derecho de proteger la salud pública y, en particular, de promover el acceso a los medicamentos para todos. A este respecto, reafirmamos el derecho de los Miembros de la OMC de utilizar, al máximo, las disposiciones del Acuerdo sobre los ADPIC, que prevén flexibilidad a este efecto”.
Qué mayor necesidad de proteger la salud pública y garantizar el acceso de medicamentos para todos, que esta emergencia sanitaria mundial declarada oficialmente por la OMS desde enero de este año y ya convertida en pandemia.
(Pasqualina Curcio es Profesora Titular, Departamento de Ciencias Económicas y Administrativas, Universidad Simón Bolívar-Venezuela).
Infobae/Bloomberg
El presidente Vladimir Putin anunció que Rusia había aprobado la primera vacuna que servirá para combatir la pandemia del coronavirus. En la misma conferencia, también dijo que una de sus hijas -no especificó cuál de ellas- ya había sido inoculada, para intentar demostrar la seguridad de la dosis desarrollada por el Instituto Gamaleya. También aclaró que había tenido un “poco de fiebre”, un síntoma que puede ser común luego de la aplicación.
Pero las advertencias sobre su posible eficacia y su seguridad comenzaron a dar vueltas desde hace semanas. La carrera de Rusia para permitir el uso en civiles de una vacuna contra el coronavirus antes de que se completen los ensayos clínicos podría poner a las personas en riesgo, según una asociación local de laboratorios farmacéuticos multinacionales. Hoy, la Organización Mundial de la Salud (OSM), también advirtió que la aceleración de los procesos no debían poner en riesgo la seguridad de las personas.
El Gobierno planea otorgó un registro condicional a la vacuna desarrollada por el Instituto Gamaleya de Moscú, lo que abriría la puerta a su uso en civiles. Sin embargo, hasta principios de agosto, menos de 100 personas habían recibido oficialmente la vacuna contra la epidemia y su uso generalizado podría ser peligroso, señaló la Asociación de Organizaciones de Ensayos Clínicos en una carta enviada el lunes al ministro de Salud del país, Mikhail Murashko.
“¿Por qué todas las compañías cumplen las normativas, pero las rusas no? Las normativas para realizar ensayos clínicos están escritas con sangre. No se pueden violar”, dijo por teléfono la directora ejecutiva de la organización, Svetlana Zavidova. “Esta es una caja de Pandora y no sabemos qué les ocurrirá a las personas que hayan recibido una vacuna no probada”.
La vacuna de Gamaleya, que se está desarrollando junto con el Fondo de Inversión Directa de Rusia, comenzó la semana pasada las pruebas de fase 3. El primer ministro ruso, Mikhail Mishustin, había dicho el lunes que esperaba que se registrara “pronto” dicha vacuna, mientras que uno de sus adjuntos ha dicho que es probable que la producción comience el próximo mes, y el Ministerio de Salud informó que las vacunaciones masivas podrían comenzar en octubre.
Christian Lindmeier, portavoz de la OMS, había dicho la semana pasada a la prensa en Ginebra que las vacunas deben pasar por todas las etapas de prueba antes de obtener la licencia.
Comportamiento competitivo
“Consideramos que esto forma parte del comportamiento competitivo de algunas compañías farmacéuticas occidentales que quieren dominar el mercado de las vacunas y no quieren tener competencia”, dijo el director del Fondo Ruso de Inversión Directa, Kirill Dmitriev. “El Ministerio de Salud de Rusia seguirá todos los procedimientos requeridos para su aprobación, no se tomarán atajos”.
Muchas personas de la élite empresarial y política de Rusia tuvieron acceso a la vacuna experimental ya en abril, según personas con conocimiento de la situación. Voluntarios militares completaron en julio los ensayos de fase 2, según el Ministerio de Defensa. Los resultados no se han publicado en ninguna revista que sea revisada por pares.
Investigadores y compañías farmacéuticas en otros países, como Estados Unidos, el Reino Unido, Japón y China también están compitiendo por el desarrollo de vacunas. AstraZeneca Plc, Moderna Inc. y Pfizer Inc. han comenzado las pruebas de fase final para las vacunas contra el COVID-19, y los resultados iniciales de algunos de sus ensayos en humanos se esperan ya para octubre.
La Asociación de Organizaciones de Ensayos Clínicos representa a un grupo de empresas multinacionales que realizan ensayos clínicos en Rusia, como Pfizer, AstraZeneca y Novartis AG.
Rusia registró más de 27.000 muertes relacionadas con el coronavirus en el segundo trimestre, según datos del Servicio Federal de Estadísticas. Tiene el cuarto mayor número de casos confirmados en el mundo, con casi 900.000 personas diagnosticadas.
“No han publicado nada”, dijo Zavidova sobre los esfuerzos rusos. “Esto va en contra del resto del mundo. Existe un estándar para publicar datos incluso de estudios fallidos”.
El anuncio
“Esta mañana, por primera vez en el mundo, se ha registrado una vacuna contra el nuevo coronavirus”, dijo Putin. “Sé que es bastante eficaz, que otorga una inmunidad duradera”, agregó.
También, informó su hija está entre las primeras personas inoculadas por la fórmula, desarrollada por el instituto Gamaleya, con sede en Moscú. “Una de mis hijas se aplicó esta vacuna. Creo que participó en los experimentos”, dijo Putin, según la agencia Interfax, unos minutos después de haber anunciado la homologación.
Agregó que tuvo un poco de fiebre “y nada más”. Según detalló, su hija tuvo una temperatura de 38°C (100,4 Fahrenheit) en el día de la primera inyección, que bajaron a 37 grados al día siguiente. Tras la segunda inyección volvió a tener una leve subida de la temperatura, pero eso fue todo. “Se siente bien y tiene un alto número de anticuerpos”, añadió Putin. No especificó cuál de sus dos hijas -Maria o Katerina- se había vacunado.
La advertencia de la OMS
Por su parte, la OMS recibió con cautela la noticia de que Rusia ha registrado la primera vacuna del mundo contra la COVID-19, señalando que ésta, como el resto, deberán seguir los trámites de precalificación y revisión que marca el organismo.
“Acelerar los progresos no debe significar poner en compromiso la seguridad”, señaló en rueda de prensa el portavoz de la OMS Tarik Jasarevic, quien añadió que la organización está en contacto con las autoridades rusas y de otros países para analizar los progresos de las distintas investigaciones de vacunas.
El portavoz subrayó que la organización se siente animada “por la rapidez en que se están desarrollando las vacunas” y espera que algunas de ellas “se muestren seguras y eficientes”.