A todos nos apasionan las historias enigmáticas, aquellas que saben hacernos cosquillas en el intelecto. Nos fascina sentir el terror y la incertidumbre. Nos deleitamos con un buen chapuzón de secretos de esos mundos inexplorados. Y es que hemos tenido grandes maestros en la literatura que han sembrado la semilla de lo fantástico y lo sublime, me refiero a Poe, Verne y Lovecraft.
Por Alfredo Daniel Copado (*) / Como si fueran los eslabones de una cadena tenebrosa, estos maestros se apoyaron uno sobre otro logrando crear una duda fantástica sobre lo que se oculta más allá del polo sur de nuestro planeta. Todo comenzó con Edgar Allan Poe y su novela “Las aventuras de Arthur Gordon Pym” (1938), seguido por Julio Verne y “La esfinge de los hielos” (1897), y culminando con la que es considerada una de las historias más impactantes de Lovecraft, “En las montañas de la locura” (1936).
Aunque por mucho tiempo se ha considerado que esta trilogía está envuelta en los más grandes misterios literarios, sea llegado a afirmar que los tres maestros tuvieron grandes influencias hasta ahora desconocidas que hicieron germinar una atmósfera siniestra alrededor de la Antártida.
¿Cuáles fueron sus fuentes? ¿Por qué los autores se enfocaron con tanto esmero en las regiones de la Antártida? Aunque suene descabellado, esta región del mundo es una de las más inexploradas a pesar de nuestros avances tecnológicos. Y si bien las historias fantásticas nos estimulan la imaginación al respecto de lo que desconocemos, el legado de Poe, Verne y Lovecraft con respecto a la Antártida ha despertado la atención de los lectores y creadores por igual. Quizá algún día podamos vislumbrar, aunque sea un poco, aquello que se oculta tras la superficie de la ficción aparente.
Es momento de acercarnos a estas obras magníficas y desconcertantes para desentrañar sus celosos misterios.
Las aventuras de Arthur Gordon Pym (Edgar Allan Poe)
Todo surge con Poe y Las aventuras de Arhtur Gordon Pym, las cuales se expresan como un suceso real que llegó a manos de Poe. Debe mencionarse que esta fue la única novela que escribió el autor en toda su vida. La obra retrata las aventuras náuticas de Arthur, un joven sediento de aventuras que se ve envuelto en desgracias, tormentos, desesperanza y locura a través del Círculo Polar Antártico. Mayormente en la obra proliferan los pasajes crudos y siniestros, y se puede considerar que la novela se divide en dos partes: la primera tiene un tono realista, mientras que en la segunda se plasman elementos fantásticos.
En resumen, la historia trata de cómo el joven Arthur se enreda en aventuras trágicas, primero en el barco del padre de su amigo y luego en la Jane, embarcación cuyo propósito es explorar el Círculo Polar Antártico, conociendo tierras exóticas, misteriosos habitantes oscuros cuyo pavor al color blanco es demencial, obteniendo un final enloquecedor y abierto.
A lo largo de la novela surgen escalofriantes descripciones del entorno, y la que más llama la atención es de la isla Tsalal, en donde se encuentran los extraños nativos negros que le temen al color blanco. Esta isla fantástica tiene elementos vegetales, minerales y animales exóticos.
Así se expresa en la historia el suceso:
A cada paso que dábamos en el país se afirmaba nuestra convicción de que nos encontrábamos en una tierra que difería de todas las visitadas hasta entonces, visitadas por los hombres civilizados. Nada de lo que veíamos nos era familiar. Los árboles no se parecían a los de las zonas tórrida, templada o fría del Norte; las rocas eran diferentes por su masa y su estratificación (1982, p. 295)
Al final de la emocionante historia, Arthur y Peters experimentan condiciones extrañas, incluyendo a las aves gigantes que gritan “Tekeli-li”, una misteriosa palabra que repercutirá en las obras de Verne y Lovecraft posteriormente. Al final del viaje son sorprendidos por una extraña visión: Entre una cortina de neblina aparece un humano gigante de color blanco, lo cual narra Arthur: Pero surgió a nuestro paso una figura humana de proporciones mucho mayores que las que ningún habitante de la tierra con el rostro velado. Y la piel de aquella figura tenía la blancura purísima de la nieve (1982, p.318).
Ante esta aparición termina la novela, dejando un final abierto ante los pasmados espectadores.
La esfinge de los hielos (Julio Verne)
Julio Verne, visionario y maestro de la ciencia ficción, se apasionó de tal manera con la novela de Poe que escribió una continuación directa. Esta novela llevó por título “La esfinge de los hielos” (1897). En esta aventura se reúnen algunos de los personajes de Poe junto a otros nuevos de Verne que de una forma u otra se relacionan en un viaje a la Antártida.
La historia está llena de los detalles científicos que Verne acostumbra plasmar en sus obras. Sin embargo, con esta novela el autor intenta dar un cierre a la obra que Poe dejó con un final abierto años atrás y donde se puede conocer el destino de los personajes principales.
El protagonista de la aventura es un sujeto que yace en una de las regiones del sur en espera de un barco que lo sacase de ahí. Un día llega la embarcación Halbrane, cuyo líder es el hermano de capitán de la Jane (de la aventura Arthur Gordon Pym el cual se cree muerto en la novela de Poe), a quien convence para que sea admitido en la tripulación como pasajero. Dentro de la historia de Verne, las aventuras de Arthur Gordon Pym es considerada una mera novela. Solo el capitán y su tripulación saben que es real ya que están relacionados con los marineros de la Jane. A la trama se une un personaje misterioso que resulta ser el mismo Peters de Poe, el cual sobrevivió, y cuyo objetivo es regresar a las regiones de la Antártida para ayudar al pobre Pym. Así se da a conocer de forma fantástica cuál fue el desenlace que tuvieron los protagonistas de Poe. Después de sortear emocionantes peligros, volvemos a encontrar la extraña isla Tslalal que apareció en la obra de Poe, pero ahora envuelta en un misterio desastroso.
Así describen la isla Tsalal en la novela:
Desde aquella distancia dominaba la isla en toda su extensión. Nueve o diez millas de circunferencia -detalle no mencionado por Arthur Gordon Pym-, costa abrupta y de difícil acceso, extensas planicies áridas y negruzcas, entre colinas de regular altura; tal es el aspecto que presentaba Tsalal (2017, p. 188).
Después de tempestades, choques, pérdidas y hasta motines, el protagonista, el capitán Guy, Peters y algunos marinos fieles logran sobrevivir por obra de la providencia y descubrir el destino de la tripulación de la Jane.
El momento más excitante de la historia, cerrando de una manera majestuosa la historia, es cuando llegan hasta una región extraña donde se encuentran una inmensa figura parecía a una esfinge, la cual resulta ser un inmenso imán que atrae todos los metales con furia. Todos los artículos de metal de los tripulantes son arrancados de sus manos y van a parar a la esfinge. ¿Qué hace un símbolo como aquel en medio de las tierras heladas?
La impactante esfinge es descrita por Verne de la siguiente manera:
Y entonces, a un cuarto de milla, dibujose una masa que dominaba la planicie en una extensión de 50 toesas sobre una circunferencia de 200 a 300. Por su extraña forma, aquel macizo parecía una enorme esfinge, con el torso erguido, las patas extendidas, acurrucada, en la actitud del monstruo alado que la mitología griega ha colocado en el camino de Tebas (2017, p. 366).
Finalmente, a los pies de la esfinge también encuentran el cadáver de Pym, conociendo su destino último. Al saber el destino de Pym, Peters muere de la pena. La historia termina cuando la tripulación se despide de los restos de los personajes de Poe, después siguen su viaje hasta que son rescatados. Un hermoso desenlace que demuestra la fraternidad protegida por el secreto de los crueles parajes antárticos.
En las montañas de la locura (H. P. Lovecraft)
Así arribamos a la última historia de la trilogía: “En las montañas de la locura” de Lovecraft. Esta historia es considerada como la favorita por parte de algunos fanáticos del autor del terror cósmico. Sin duda, Lovecraft fue influenciado por los escritos de Poe y Verne y de alguna forma plasmó una continuación a su ruta antártica llena de terror, revelaciones y despertando miedos inconmensurables en los lectores. En esta novela se abarcan sucesos increíbles y misterios de la Antártida, mencionando diversos términos geológicos y ubicaciones reales de montañas, y ciertos abismos donde duermen antiguos seres de una vieja civilización.
Todo inicia con la carta de un geólogo que habla sobre una expedición que salió mal. Los eventos le sucedieron a un grupo de veinte hombres experimentados y bien equipados con perros, aeroplanos y modernas máquinas para taladrar. El objetivo era obtener muestras de tierra. Al llegar a la Antártida, comienzan a taladrar y descubren un fósil complejo de mil millones de años de antigüedad, lo que resulta ser algo desconcertante, porque su antigüedad se remonta a la época en que no existía la vida celular en el mundo.
El ambiente de la historia es descrito como insano y caótico, resaltando una cordillera de picos retorcidos de color negro, con ángulos rectos y muchas ruinas alrededor. Había extrañas montañas y formaciones que resultaban más altas que el Everest hechas de material extraño. Los fósiles son un elemento atrayente en la trama: son inmensos, con apéndices rojos, rechonchos, de cabeza extraña, con forma de estrella, alados y con ojos amarillos. A estas criaturas las relacionan con los seres mencionados en el Necronomicon.
También aparecen extrañas ruinas de una ciudad monstruosa comparable con Machu Picchu, las ciudades sumerias y la Atlántida. Así describe Lovecraft las ruinas:
La ciudad se extendía hasta donde alcanzaba la vista, a la derecha y a la izquierda, y a lo largo de los bajos contrafuertes que la separaban de las montañas, sin cambiar de tamaño. Sólo advertimos una interrupción un poco a la derecha del paso. Nos encontrábamos, por azar, ante una parte de algo de incalculable extensión (2008, p. 74).
Después de esto la historia da un giro fantástico y horripilante. Dentro de un recinto arcano descubren dibujos, escritura y mapas del cielo y la tierra que cuentan la historia de aquella civilización llamada Los Antiguos que bajaron al mundo cuando no había nada vivo. Ellos crearon a los Soggoth, materia gelatinosa sin inteligencia, y a los primeros homínidos como alimento y diversión. Dentro de esta historia también se mencionan los conflictos con las huestes de Cthulhu, la extraña raza de Plutón.
Además, en un punto climático, los supervivientes encuentran una inmensa criatura gelatinosa que destroza a Los Antiguos y que emite ruidos extraños: “Tekeli-li”, tal y como en las aventuras de Arthur Gordo Pym y La esfinge de los hielos.
Lovecraft plasmó de la siguiente manera la atmósfera alrededor de la misteriosa palabra Tekeli-li mencionada por primera vez por Poe:
Naturalmente, nuestra interpretación tenía lecturas comunes como base, pero Danforth había sugerido una vez que Poe había debido recurrir a unas fuentes muy poco conocidas cuando estaba escribiendo Las aventuras de Arthur Gordon Pym. Se recordará que en esa fantástica narración hay una palabra de significado desconocido, pero prodigiosa y terrible, y que gritan las aves gigantes, blancas como espectros, de aquellas malignas regiones antárticas: ¡Tekeli-li! ¡Tekeli-li! (2008, p.147).
Es importante mencionar que el puente con las novelas anteriores es ese extraño silbido de la criatura gelatinosa” Tekeli-li”. Sin duda esa palabra encierra un significado poderoso que conecta a Poe, Verne y Lovecraft, quienes lograron desentrañar y que atribuyen directamente a los secretos de la Antártida.
Para comprender a fondo las semejanzas entre las tres obras de los maestros, no basta una lectura ligera ni superficial de lo que ahí se menciona. Cabe destacar el hecho de que Poe, Verne y Lovecraft son autores que expresan un enfoque científico en sus historias, de manera que en esta trilogía encontramos muchos detalles acertados al respecto de condiciones atmosféricas, minerales, de ubicación y hasta de descripción de complejos fenómenos naturales, de manera que es evidente que estos autores partieron de bases sólidas que envuelven sus obras en un velo de misterio desconcertante.
Aún tenemos pendiente desentrañar a qué se refería Poe con su Gigante Blanco, a la misteriosa y magnética Esfinge de Verne y a la antigua raza que habitó en las regiones ocultas de la Antártida de Lovecraft. Aún no se ha dicho la última palabra al respecto de los misterios que envuelven a las enigmáticas regiones de la Antártida.
Fuente consultadas
-Lovecraft. H. P. (2008). En las montañas de la locura. Grupo Editorial TOMO. México.
-Poe. Edgar, Allan. (1982). Narraciones extraordinarias. Editorial Porrúa, S.A. México
-Verne. Julio. (2017). La esfinge de los hielos. RBA Colecciones, S.A.U. España.
(*) Tomado del sitio El Camaleón Revista.