A casi seis años de los hechos, el canciller argentino, Felipe Solá, dio a conocer la noticia de que el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) logró identificar los restos de Christian Alfonso Rodríguez, uno de los estudiantes desaparecidos aquel 27 de septiembre en el vecino municipio de Iguala, cuando los jóvenes regresaban de una protesta contra las autoridades locales.
Por Vicky Castiglia / La Feria Internacional del Libro de Guadalajara es el evento editorial más grande de Iberoamérica y es organizada por la Universidad de esa ciudad, capital del Estado de Jalisco, en México. Si bien los libros y la literatura son importantes, no son los únicos protagonistas, porque la FIL es una verdadera fiesta. Con una intensa agenda de actividades miles de personas se encuentran allí cada año para disfrutar de la diversidad y el intercambio cultural. En 2014, Argentina fue el país invitado de honor y me tocó hacer la corresponsalía para esta agencia, aunque el panorama que me encontré, fue distinto al que me esperaba. La desaparición de 43 estudiantes normalistas del Estado de Guerrero había cubierto con un manto de tristeza y preocupación al evento. Indefectiblemente, la visibilización del caso, los pedidos de respuestas y las demandas de justicia se hicieron presentes durante esos días.
Este martes, a casi seis años de los hechos, el canciller argentino, Felipe Solá, dio a conocer la noticia de que el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) logró identificar los restos de Christian Alfonso Rodríguez, uno de los estudiantes desaparecidos aquel 27 de septiembre en el vecino municipio de Iguala, cuando los jóvenes regresaban de una protesta contra las autoridades locales. Se trata de un hallazgo importante, porque contribuye además a echar por tierra la hipótesis de “la verdad histórica” planteada en 2015 por el entonces procurador general de la República de México, Jesús Mirullo Karam, y sostenida como versión oficial del gobierno del entonces presidente, Enrique Peña Nieto.
Según esa hipótesis, los normalistas fueron detenidos por policías municipales el 26 de septiembre de 2014, señalados de pertenecer al cártel Los Rojos, y fueron entregados a integrantes del bando contrario, Guerreros Unidos, quienes los asesinaron e incineraron sus restos en un basural en Colula. Sin embargo, los recientemente restos de Alfonso Rodríguez, se encontraron en una barranca a más de 800 metros del basural. En ese sentido, hay que señalar que desde diversos frentes se ha alertado que podría tratarse de un caso relacionado con el tráfico de drogas en la región, una hipótesis que no fue investigada por la “verdad histórica”.
Ya en 2016, el EAAF –que viene trabajando en las búsquedas desde 2014- había alertado que no se había podido encontrar evidencia física para sostener la incineración de 43 cuerpos en el basurero de Cocula, tal como sostenía la versión oficial. Estos análisis, junto con las investigaciones del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) creado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y otras organizaciones de derechos humanos, “permitieron a las familias de las víctimas solicitar el redireccionamiento de la búsqueda hacia otras líneas de investigación, y exigir una investigación completa sobre las graves irregularidades ocurridas al inicio de la causa”, según reportó Página12.
La verdad histórica
“Desde octubre de 2014 y hasta enero de 2015 «las autoridades de la ex Procuraduría tomaban los micrófonos, anunciaban a las familias y a la sociedad que se cerraba el caso con la manipulación de la información, la tortura de los posibles responsables, y el control de una mentira, con su historia del basurero y el río San Juan. Con esas acciones negaban a las familias el derecho a la verdad y a la justicia, les decían: dejen de buscar porque ya encontramos”, señaló este martes el fiscal especial para el caso Ayotzinapa, Omar Gómez Trejo, en referencia a la cuestionada hipótesis de la verdad histórica. En ese sentido, agregó: “Hoy les decimos ¡Esto no es así y nunca fue así!”.
Según el diario La Jornada, Gómez Trejo informó que, como resultado de las nuevas investigaciones y el apoyo del presidente Andrés Manuel López Obrador, la unidad especial empezó a recibir información sobre los lugares en los que se podría identificar el paradero de los normalistas. Para ello “se escuchó a cada una de las fuentes que son verídicas” y se acudió a cada uno de los lugares mencionados. Dijo que desde que se inició esta nueva etapa se han realizado más de 20 acciones de investigación y del 21 al 29 de noviembre de 2019 hubo búsqueda “en un punto del municipio de Cocula, conocido como Barranca de La Carnicería” y explicó que “este lugar no es el basurero de Cocula, ya que la barranca se encuentra a más de 800 metros de distancia de donde se crea la narrativa de la verdad histórica”. En ese sentido, subrayó que en el pasado, “dentro del mismo expediente, se recibió información sobre las zonas antes referidas, sin que se agotaran estas líneas de investigación, lo que deberá conducir a una serie de deslindes para la responsabilidad a las que haya lugar”.
En esas últimas diligencias, se recuperaron 15 indicios que fueron analizados como evidencia por el Instituto de Genética de la Universidad de Innsbruck en Viena, de cuyo análisis de desprendió que uno de los fragmentos óseos corresponde al estudiante Rodríguez. El resultado, fue luego analizado por el EAAF, que confirmó el hallazgo. Hace apenas una semana, medios de prensa consignaron que, como muestra de los avances en la investigación, la FGR ordenó la detención de 46 funcionarios del sureño estado de Guerrero por su presunta relación con la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa.
Verdad y Justicia
Hay una suerte de hermandad entre argentinos y mexicanos que es muy palpable. Ese vínculo se tejió al calor del exilio, cuando muchos de los primeros se radicaron en México a raíz de la dictadura del 76. Aquellos días en la Feria, la figura del desaparecido se cristalizaba también en términos semánticos a partir de la dolorosa experiencia histórica argentina. Estela De Carlotto era una de las invitadas. Allí, y quizás como una suerte de recordatorio de la importancia del reclamo inclaudicable de verdad y justicia, le llegó a la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, la confirmación de la noticia de la restitución de la identidad del nieto 116. Seis años pasaron de la desaparición de los normalistas, y este hallazgo contribuye, de alguna manera, a seguir pidiendo llegar al fondo del asunto y dar con los responsables de la masacre.