“Tal cual es, Occidente no subsistirá indefinidamente: se prepara para su fin, no sin conocer un período de sorpresas… Pensemos en lo que ocurrió entre los siglos V y X. Una crisis mucho más grave le espera…” (“La tentación de existir”: E.M. Cioran, Taurus, Madrid, 1989, p. 33). Resumiendo, en un solo párrafo lo planteado en la primera parte de este artículo, me permito resaltar el hecho innegable que constata el ascenso cuasi global del fascismo del siglo XXI, manifestado como un proceso gradual y sistémico puesto en marcha desde hace varias décadas, a partir de la dinamización generada por la imparable financierización especulativa y el “keynesianismo militar pentagonista”.
Por Sergio Barrios Escalante (*) / Pareciera ahora que las condiciones COVID y Post-COVID (plagadas de pánico viral, hambre, pobreza y desempleo rampante por extensas regiones del mundo), no hacen más que intensificar y acelerar tal proceso, de modo que ahora mismo se torna en moda en muchas latitudes los desplantes despóticos y autoritarios de muchos regímenes.
Lo que estamos viendo desde ya es solo el preámbulo de lo que muy probablemente será la “nueva normalidad”. Arbitrariedad estatal e institucional, abuso policial y militar por doquier (1). Desde ya se ha implantado en muchos lugares un “Estado de hecho” en suplantación de uno de “Derecho”, lo cual nos recuerda que en el fondo, capitalismo y democracia son antagónicos.
En medio del caos general desatado por la actual pandemia, el propio Secretario General de la ONU ha denunciado esta alarmante situación, sin que al parecer su voz reciba mucha atención (2).
De momento, son los sectores y grupos sociales más vulnerables los que están enfrentando la primera oleada represiva de la “nueva normalidad”: migrantes varados en fronteras terrestres sin más ley que la fuerza bruta; muchos otros tratados como parias, varados en fronteras inexistentes (confinamiento marítimo en “barcos malditos” que ningún gobierno quiere recibir en sus puertos); refugiados abandonados a su suerte guardando cuarentena en pleno desierto o en ambientes descampados, sin agua ni comida (3); migrantes irregulares y población carcelaria local hacinada en centros de detención sin ningún protocolo serio de seguridad sanitaria; “entierros exprés” o sepelios en secreto de víctimas del COVID, realizados por autoridades sanitarias opacas y fuerzas represivas semi-clandestinas, como está sucediendo ahora mismo en Nicaragua (4).
Mientras tanto, las condiciones básicas para implementar una nueva generación de mecanismos y herramientas de control y represión social ya están dadas. Masiva vigilancia e intromisión cibernética (cada vez más descarada en el caso de seguimiento a periodistas y activistas sociales), monitoreo digital en tiempo real de poblaciones enteras, aplicación directa y remota de artilugios de biocontrol y bioseguridad a individuos y en escala masiva.
Como se sabe, todas estas herramientas y muchas otras con fines similares tienen como base la inteligencia artificial y la llamada “minería de datos”. La aplicación cada más generalizada del teletrabajo, la desmovilización y fragmentación social presente desde tiempos pre-COVID, se torna ahora aún más profunda, aunque nada garantiza que esa “pausa” del ejercicio ciudadano activo y de calle sea permanente (de hecho, desde hace algunas semanas en muchas ciudades de Brasil, España, Chile y Ecuador, por ejemplo, ya se han presentado protestas ciudadanas, aún en condiciones de confinamiento domiciliar y de restricción de reuniones masivas en calles y ámbitos abiertos).
El retorno de la confrontación Este-Oeste
Nadie duda que el escenario post-Covid-19 estará plagado de malestar y revueltas populares (de las cuales ya vemos algunos conatos preliminares). Se escalará en muchos lugares la lucha de clases a niveles candentes, incluyendo a los Estados Unidos, donde desde el año 2018 se viene gestando un poderoso movimiento popular y anti-sistémico en torno a diversas demandas sociales y sectoriales (raciales, de género, laborales, étnicas, medioambientales, de vivienda entre otras), que se irradian a otras regiones y continentes.
Sin embargo, de sucederse estas convulsiones, apenas si serán meros eventos episódicos en comparación con el preocupante escalamiento del nuevo e inevitable choque Este-Oeste.
En tal sentido, al menos de momento, en esta confrontación Occidente ha perdido ritmo y contundencia. Por ahora, el escenario confrontativo principal es económico. Los 9 trillones de dólares que hasta hoy el Banco de la Reserva Federal de los EEUU (la FED) ha inyectado en el sistema financiero del capitalismo norteamericano (5), como respuesta a la presente crisis, solo son un paliativo de mediano alcance, a pesar de lo monumental y astronómico de estos montos.
A diferencia de la crisis del 2008-2009, estas fabulosas cantidades de dinero que se orientan al rescate del sector financiero tendrán efectos menos duraderos. El sistema financiero y bancario de EEUU y de Europa en general, tienen ahora un menor margen de maniobra (esta crisis es mucho más profunda y estructural que todas las anteriores), con el agravante de que estamos ante la presencia de un colapso generalizado de importantes segmentos de la economía real, en magnitudes nunca vistas en muchas décadas.
Esos datos empíricos que no necesitan demostración alguna (la profundidad, extensión y complejidad de la presente crisis), en general sitúan a Occidente en una situación de desventaja y debilidad frente a su rival civilizatorio.
China, por su lado, está enfrentando la crisis con mucho mayor éxito. Lo ilustra muy bien el hecho de que ha empezado a acelerar y a profundizar el proceso de desdolarización de su economía interna y externa, con la reciente y gradual implementación de su nueva Cyber Moneda “e-RMB” (6).
Y aunque eso sea motivo de legítima alegría para quienes no simpatizamos con la hegemonía unipolar de los EEUU, por desgracia no es una buena noticia para la relativa y precaria “paz mundial”.
Desde su nacimiento, desarrollo y expansión, el capitalismo transpira violencia. Y nada parece indicar que sus belicosas élites vayan a ceder su rol protagónico a través de un tranquilo suspiro.
Notas:
E. Sader nos recuerda algo de esto en su reciente artículo “El neoliberalismo necesita militarización”: Emir Sader, Alainet, 18/02/20.
“Secretario de la ONU advierte que gobiernos autoritarios están militarizando la pandemia para quebrantar Derechos Humanos”: Democracia Ahora, 23/04/2020. https://www.democracynow.org/es/2020/4/23/titulares
Ver datos tomados de fuentes oficiales en: “Desplazados internos en la pandemia del COVID 19”: Guillermo Castillo Ramírez, Alainet, 20/05/2020.
https://www.alainet.org/es/articulo/206691 y en la nota periodística de Reuters; “Migrantes atrapados entre el terror a la pandemia y la amenaza de deportación en EU”: Redacción Sin Fronteras: https://www.jornada.com.mx/sin-fronteras/2020/05/15/migrantes-atrapados-entre-el-terror-a-la-pandemia-y-la-amenaza-de-deportacion-en-eu-8225.html
“Del hospital al panteón: Relato de un entierro exprés en Masaya”: Juan Carlos Bow:
https://confidencial.com.ni/del-hospital-al-panteon-relato-de-un-entierro-expres-en-masaya/
“The FED´s historic gamble: Pre-Bailing Out the Banking System”: Dr. Jack Rasmus, Global Research, May 10, 2020.
The Fed’s Historic Gamble: Pre-Bailing Out the Banking System
“China´s new cyber-money, e-RMB (Ren Min Bi, meaning People´s Money), or Yuan, is currently being tested in several Chinese cities, including Shenzhen, Suzhou, Chengdu and Xiong´an. In these cities it has almost universal acceptance, i.e. for salary payments, public transportation, food and most retail shopping”. “China´s New Crypto-Currency – First Step to full dedollarization?; Peter Koening, Global Research, May 17, 2020.
China’s New Crypto-Currency – First Step to Full Dedollarization?
(*) Texto tomado del sitio Alainnet. Sergio Barrios Escalante es científico social e investigador nicaraguense. Editor de la Revista virtual RafTulum.