A los 61 de la agencia Prensa Latina, en los textos de AgePeBA.
Por Vicky Castiglia / Podía ver al señor que vendía libros mientras fumaba un cigarro en la puerta de entrada al Habana Libre. Le hice señas y se acercó disculpándose. “Pensé que eras cubana”, me dijo. Era un mediodía soleado de marzo y nosotros habíamos aterrizado en la isla un par de horas antes. Allí nos recibió la noticia de que Bergoglio había sido elegido Papa. En quien ahora es Francisco I pensaba cuando me crucé a ese hombre que, al enterarse cuál era mi país de procedencia, sacó de su bolsa de tela lo que se convertiría para mí en una prueba irrefutable de que las casualidades no existen. Era un libro sobre otro argentino, Jorge Ricardo Masetti, el comandante segundo. Me lo dejó a mitad de precio.
De aquella escena me acordé este martes, cuando me sumé a una exposición virtual que organizó la facultad de Periodismo de la Universidad de La Plata al cumplirse 61 años de la creación de la agencia de noticias cubana, Prensa Latina. Masetti fue uno de sus fundadores y su primer director. Otros dos argentinos también fueron partícipes de esa experiencia que nació al calor de la revolución: Ernesto Che Guevara y Rodolfo Walsh. La historia se remonta a un par de años atrás de la fundación de la agencia, cuando Batista aún no había caído y Fidel Castro y el Che se encontraban en la Sierra Maestra. Como periodista de una radio de Buenos Aires, Masetti partió rumbo a Cuba con el objetivo de entrevistarlos y tratar de comprender y contar en primera persona qué era lo que estaba pasando en Cuba. Esa experiencia dio lugar luego a su libro Los que luchan y los que lloran, que no es sólo una crónica detalla del estado de situación del país por aquel entonces, si no también el inicio de un proceso de involucramiento personal que lo terminaría uniendo para siempre a la revolución y cuya primera etapa estaría vinculada a ese servicio informativo creado por y para Latinoamérica.
De la charla sobre Prensa Latina participaron varios colegas muy queridos, entre ellos Ducrot y mi amiga Gaby. También Santi, a quien llevaba años sin ver. Santiago es nieto de Masetti y fue a su vez, compañero mío en la agencia AgePeBA. Tiene mucho de su abuelo. Participaron además varios periodistas latinoamericanos y la corresponsal de PL en nuestro país, Maylin Vidal, quien recordó las palabras de su fundador que se han constituido como norte para las prácticas contrahemónicas del oficio: “el periodismo tiene que ser objetivo, pero no imparcial, porque no se puede ser imparcial entre el bien y el mal”.
Me quedé pensando bastante después del encuentro en esas palabras. En un momento en el que el mundo atraviesa una pandemia y donde muchos aseguran que la realidad tal como la conocíamos dejó de existir al tiempo que otros aseguran que todo es una gran mentira, la responsabilidad que le cabe a comunicadores y periodistas en relación con la verdad es enorme. Existe un virus y eso es algo que hemos constatado, esa es la objetividad a la que refiere Masetti. En los modos de narrar, de contar y de analizar qué es lo que está pasando en del Covid-19 es donde se ponen en juego nuestras formas de ver el mundo. Y es también donde está la clave para pensar el futuro que queremos.
Quien sería recordado como el Comandante Segundo fue enviado por Castro a una misión a la Argelia del Frente Nacional de Liberación tras un par de años al frente de la dirección de Prensa Latina. Más tarde retornó a Cuba, donde se dedicó aplanear una experiencia foquista en Salta, al norte de nuestro país. Ese sería su destino final. Al respecto, Rodolfo Walsh escribió: “Masetti no aparece nunca. Se ha disuelto en la selva, en la lluvia, en el tiempo. En algún lugar desconocido el cadáver del comandante Segundo empuña un fusil herrumbrado. Tenía al morir 35 años”.