Racismo, desigualdad y terrorismo institucional, Ese es el origen de los levantamientos populares. Durante la jornada del viernes 29 de mayo fue arrestado Derek Chauvin, el policía de Mineápolis (Minnesota, Estados Unidos) que fue visto en un video presionando con la rodilla el cuello de George Floyd, así lo informó el comisionado de Seguridad Pública, John Harrington.
Chauvin había sido despedido junto con otros tres oficiales involucrados en la detención y homicidio de Floyd y se desconoce cuáles son los cargos que podrían enfrentar.
El asesinato de Floyd, ciudadano afroamericano, ocurrió luego de que fuera detenido el pasado lunes 25 por presunto “fraude en curso”. Durante el arresto, Chauvin presionó el cuello del detenido con la rodilla durante al menos ocho minutos, a pesar de que Floyd estaba esposado en el piso y se quejaba de que no podía respirar. Poco después fue declarado muerto en un hospital.
El agente policial Derek Chauvin estrangula con su rodilla a George Floyd hasta matarlo. Foto: Twitter
El hecho fue registrado por un testigo en un video que fue difundido en las redes sociales y desató una ola de indignación inmediata.
Los agentes involucrados fueron despedidos, y el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) pasó a ocuparse del asunto ante una posible violación de derechos civiles. El hecho de que Chauvin haya sido despedido y no arrestado provocó violentas protestas y disturbios en Mineápolis y otras ciudades estadounidenses.
El fiscal del condado de Hennepin, Mike Freeman, había anunciado que no tenía intención “de imputar cargos ni de detener” a este ex agente debido a que “Hay otras pruebas que no respaldan un cargo penal. Necesitamos sopesar todas esas pruebas para llegar a una decisión coherente, y lo estamos haciendo lo mejor que podemos”.
Sin embargo, se encontró que el policía era culpable de homicidio en tercer grado, es decir, no voluntario, lo que aumentó la indignación de la población afroamericana en Estados Unidos.
Terrorismo racial, muertes producto de la “causalidad”
Una extensa historia de segregación racial sobrevive en un país que, aunque se abroga el derecho a imponer democracia en otros países, no logra superar la impunidad del “Verano Rojo” de 1919. En un lapso de 10 meses más de 250 afroamericanos fueron asesinados en al menos 25 disturbios en Estados Unidos por turbas blancas que nunca enfrentaron un castigo.
Se considera que la era del Verano Rojo comenzó con la muerte de más de dos docenas de afroamericanos en East St. Louis, Illinois, en 1917 y se extendió hasta la Masacre de Rosewood en 1923, cuando un pueblo negro en la Florida fue destruido.
En total, al menos 1 mil 122 estadounidenses fueron asesinados por violencia racial durante esos seis años, según el recuento de William Tuttle, profesor retirado de estudios estadounidenses en la Universidad de Kansas y autor de Race Riot: Chicago in the Red Summer de 1919.
Un estudio publicado en 2015 por Equal Justice Initiative, una organización de defensa de derechos humanos, con sede en Alabama, informó que cerca de 4 mil negros fueron linchados entre 1877 y 1950 (más de uno por semana) en el sur de Estados Unidos, donde la esclavitud y la segregación fueron más persistentes, lo que es considerado “terrorismo racial”.
Por ello más de seis millones de estadounidenses negros debieron huir de los estados del sur entre 1910 y 1970, y se refugiaron en guetos urbanos en las ciudades del norte y del oeste de Estados Unidos.
Algunas cifras
Las “muertes” de estadounidenses que involucran a cuerpos de seguridad casi no han variado desde 2013, pero el sitio web mappingpoliceviolence.org muestra patrones estadísticos particulares:
Hubo solo 27 días no continuos de 2019 en los que la policía no asesinó a alguien.
Entre 2013 y 2019 fueron asesinados 6,6 personas negras por millón de habitantes, 3,8 hispanos-latinos por millón y 2,5 blancos.
El porcentaje de ciudadanos negros desarmados asesinados por la policía fue 1,3 veces mayor que el de blancos.
Los niveles de criminalidad violenta en las ciudades de Estados Unidos no determinan los índices de violencia policial contra los ciudadanos. Ciudades como Buffalo (New York) y Orlando (Florida) poseen porcentajes de gente negra, población y niveles de violencia similares y sus cifras difieren ampliamente (0 vs 13 personas asesinadas por la policía).
El 99% de los asesinatos por parte de la policía entre 2013 y 2019 no han dado lugar a que se acuse a los agentes de un delito.
Según datos de la Oficina de Estadísticas Judiciales en 2014, casi el 3% de la población masculina negra estadounidense estaba en prisión, en comparación con el 0,5% de los blancos.
Los negros fueron el 24% de los muertos a pesar de ser solo el 13% de la población. El perfil es casi similar: hombres, muchos menores de 30 años, de barrios marginales, asesinados por policías blancos y los casos suelen quedar en total impunidad.
Es diferente cuando los roles se invierten. Mumia Abu-Jamal, periodista y ex Pantera Negra, fue acusado de matar a un policía blanco y condenado a cadena perpetua. Los mismos policías que lo acusaron, lo persiguieron durante sus días de activista por la liberación negra en Estados Unidos.
Casos más, culpables menos
Aunque son muchos más, algunos casos tuvieron gran resonancia:
Eric Garner, de 43 años, padre de seis niños, murió asfixiado el 17 de julio de 2014, en Staten Island, Nueva York, luego de que policías lo arrestaron porque sospecharon que vendía cigarrillos en la calle de forma ilegal. En un video del incidente se escucha a Garner gritar “¡No puedo respirar!” mientras es sometido.
Michael Brown, de 18 años, fue abatido en agosto de 2014 por el policía Darren Wilson. Aunque el hecho provocó fuertes protestas tanto en las afueras de Saint Louis, donde la mayoría de la población es negra, como en otras ciudades, un gran jurado (formado por nueve blancos y tres negros) decidió no presentar cargos contra Wilson al considerar que no existieron suficientes pruebas para procesarle al policía.
Ezell Ford, de 25 años y con problemas psiquiátricos, falleció en agosto de 2014 a causa de varios disparos en la espalda, brazo y abdomen a manos de agentes de la policía cuando caminaba cerca de su casa en Los Ángeles. Una comisión investigadora concluyó en 2015 que los oficiales violaron las normas del departamento y que no había razón válida para abatir al joven, pero que el tirador tuvo razón en usar su arma cuando vio que Ford se peleaba con su compañero.
Tamir Rice, de 12 años, portaba un arma de juguete en 2014, lo que causó que un agente de policía disparara en dos ocasiones contra el niño, quien falleció. Un gran jurado se negó a acusar debido a que Rice estaba sacando de su cintura lo que parecía ser un arma de fuego real cuando llegó la policía. Su familia estableció una demanda contra la ciudad de Cleveland que fue resuelta por 6 millones de dólares.
Freddie Gray sufrió una lesión fatal en la espina dorsal en 2015 mientras se encontraba en custodia policial. Durante el trayecto a la comisaría, que duró unos 30 minutos, el auto policial se paró y los agentes le esposaron las piernas porque según la versión policial el arrestado enfureció. Más tarde fue trasladado a un hospital local donde entró en coma y murió una semana más tarde. Un juez absolvió a otros tres agentes, entre ellos el conductor de la furgoneta a quien los fiscales consideraban como el mayor responsable de la muerte.
Con el asesinato de Gray, en Baltimore, miles de personas salieron a las calles a manifestar su hartazgo contra el racismo y la segregación racial en Estados Unidos. En Nueva York, las calles se abarrotaron de indignación y rabia, sin embargo la policía de esta ciudad, conocida por ser una de las más violentas del país, arrestó a más de cien personas por obstaculizar el tránsito.
Posiciones encontradas… en el mismo lugar
En esta semana que concluye, Mineápolis fue escenario de protestas pacíficas contra la brutalidad policial pero pronto derivaron en enfrentamientos directos y violentos con la policía, registrándose actos de saqueo y vandalismo. Los disturbios se extendieron rápidamente a otras ciudades estadounidenses.
Entretanto el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que previamente había prometido justicia por la muerte de Floyd, instó al alcalde de Mineápolis a retomar el control de la ciudad sacudida por los disturbios, y aseveró que, de lo contrario, enviará a la Guardia Nacional para “hacer bien el trabajo”, etiquetando a los manifestantes de “matones”.
Tomado del sitio Cuba Debate.