Otra de las aguafuertes en tiempo de pandemia. Así lo viven en esta página, que escribe.
Por Vicky Castiglia/ Aprovechemos la cuarentena para discutir el final de Game of Thrones. Para mí la batalla de Invernalia fue mejor que la de los bastardos y el personaje de Jon Snow me terminó agotando. Hablemos. Hablemos de todas esas series que duraron un montón y que luego nos desilusionaron, como todo mundo me dice que le pasó con Lost.
Tengamos la valentía de asumir que no queremos dejar de creer en los finales felices. Hablemos del contenido popular en Netflix, de Hollywood y la industria norteamericana, del maravilloso mundo de Disney, de los reality show, la última gala del MET y los Oscars. Hablemos del mindfulness, de las rutinas de ejercicio que podemos hacer en casa, de las dietas keto y de las ventajas y desventajas del último Iphone. Hablemos de todas las frivolidades propias de nuestra condición de clase, porque esto pinta para largo.
Y cuando llegue el momento, no tengamos miedo de hablar de las cosas en las que no estamos de acuerdo. Hablemos de religión, del crecimiento exponencial de los evangélicos en América Latina, de la mirada occidental sobre el mundo árabe-musulmán, del supuesto progresismo del Papa Francisco.
Y ya que estamos hablemos también del aborto, a ver por qué un número tan grande de la sociedad se opone a su despenalización. Tengamos una acalorada discusión sobre las creencias y los dogmas. Desarmemos las verdades absolutas y tratemos de ver el mundo con otros ojos. ¿Qué es el segregacionismo? ¿Para qué sirve? ¿Se vende por Mercado Libre?
Hablemos de política, de historia argentina, que no hay mejor momento que éste para hablar de la Patria. Arranquemos por las invasiones inglesas, de ahí para adelante. Si quieren antes. El genocidio aborigen, la organización nacional, el fusilamiento de Lavalle, la divisa punzó, la excursión de Mansilla a los ranqueles, la generación del ´80 y la llegada de los italianos y los españoles. Lo que se les venga a la cabeza. Y así encendimos como estamos entrémosle con todo al siglo XX. Hablemos de los golpes de Estado y las dictaduras y tengamos una acalorada discusión sobre el peronismo y las derechas, sobre Alfonsín y los radicales, sobre Cristina y Maurio Macri.
Hablemos de la agenda de la actualidad antes de la llegada de la pandemia, del mercado y la caída de la bolsa, de pobreza, de la renegociación de la deuda con el Fondo, de Venezuela, de Trump y los mexicanos, de los muros que se levantan, de la llegada al poder de tipos como Bolsonaro y Lacalle Pou, del golpe en Bolivia, de los levantamientos en Chile y en Puerto Rico, de las guerras en Medio Oriente, del Brexit, de los rusos y de los chinos. Escuchemos a los liberales, a ver qué tienen para decir y nosotros para contra argumentar.
Hablemos acerca de todas las diferencias y discrepancias sobre nuestros modos de ver el mundo y después enfoquémonos en los puntos de acuerdo. Que aquí todavía tenemos que pasar una pandemia, ver qué hacemos con el Fondo, cómo acomodamos la economía y cómo usamos los recursos naturales. Todavía tenemos que salvar a los más viejos y cuidar a nuestros pibes, cantar el himno y recuperar las Malvinas. Capaz nos viene bien este tiempo de encierro para pensar la Argentina que queremos. Porque yo también me niego a dejar de creer en los finales felices.