¿Qué transformaciones trae consigo el cambio tecnológico? ¿Cuál es el papel de la comunicación y de los comunicadores en este escenario? ¿Qué se entiende por cultura y ciudadanía digitales? ¿Es el ciberactivismo una nueva realidad?
Por Alejandra García Elizalde (*) / Estos interrogantes centraron la conferencia magistral de Francisco Sierra Caballero, catedrático de Teoría de la Comunicación de la Universidad de Sevilla, durante el evento Martí comunicador, organizado por la Asociación de Comunicadores de Cuba (ACC).
Las tecnologías han transformado el mundo y la visión que se tiene de él. Desde un punto de vista optimista, puede decirse que llegaron para desplazar la concepción de que el pueblo es una masa inerte, acrítica, incapaz de lograr un cambio radical en su entorno.
El escenario de hoy difiere de antaño. «Ya no estamos en tiempos de la industria masiva de comunicación hegemónica, de un modelo unilateral, unidireccional, centralizado, basado en la división del trabajo, en el que no tomamos en cuenta al receptor», dijo Francisco Sierra, en su conferencia en el Memorial José Martí de La Habana, en enero último.
Hoy cualquier ciudadano, teniendo como única herramienta un celular en sus manos, es capaz de reflejar su realidad más cercana. «Algunos teóricos insisten en un discurso pesimista, que afirma que el periodismo ha muerto con el auge de las tecnologías y el impulso de las redes sociales. No es cierto. El periodismo está más vivo que nunca», afirmó Sierra, quien forma parte del Instituto Andaluz de Investigación en Comunicación y Cultura, y es Presidente de la Unión Latina de Economía Política de la Comunicación.
¿Qué transformaciones trae consigo el acceso masivo a las Tecnologías de la Información y la Comunicación? ¿Qué uso está haciendo la gente común de los símbolos, cómo construyen su experiencia a través de las redes? ¿Cómo la gente se encuentra, se solidariza, se intercambia y organiza?
La reciente oleada de protestas en América Latina, Europa y Asia es un claro ejemplo. Situó en el eje del debate el papel de las redes sociales desde el punto de vista del activismo digital, los movimientos en red, la construcción de la tecnopolítica o del ciberactivismo como una nueva realidad.
Existen casos como el 15m, en España; los Chalecos Amarillos, en Francia; el movimiento Yo soy 132, en México; la Revolución de los Pingüinos, en Chile, o los sucesos contrarrevolucionarios que tuvieron lugar durante la elección del referendo constitucional de Bolivia, en 2016, enumeró el académico.
«Estos ejemplos evidencian que en las redes sociales se está construyendo un espacio público distinto», dijo Sierra. «Desde una perspectiva materialista, lo podríamos considerar como una nueva alternativa a la comunicación de los canales institucionales clásicos, o medios convencionales», pecisó.
En cada caso lo importante ha sido la ocupación del espacio público, como fue el caso del movimiento 15m en España. No era tan relevante generar una movilización en las redes sociales, sino ocupar la plaza física, en este caso la Puerta del Sol, en Madrid. «La interpenetración entre lo físico y lo virtual es una de las características del nuevo entorno virtual», argumentó.
Por otro lado, el activismo digital implica un debate sobre cómo se construyen hoy esos frentes digitales, terreno que no se aborda en profundidad en nuestras universidades.
«En España actualmente no hay ningún estudio, ni un grupo de investigación en nuestro campo, que aborde el uso por los jóvenes de las nuevas tecnologías. Si no están viendo televisión, ni leyendo la prensa, como se ha comprobado, ¿qué hacen? No conocemos qué sucede, tanto en el ámbito doméstico, como en las organizaciones».
Francisco Sierra alertó sobre otros retos que deben asumir nuestras universidades. Entre ellos, señaló que «las fuerzas de progreso, como académicos e intelectuales, deben empezar a pensar que las transformaciones que están por venir en el mundo dependerán de las nuevas tecnologías, altísimamente concentrada en unos pocos territorios y empresas. Unos pocos están estableciendo protocolos normativos. Es un espacio que han colonizado».
No es casual que las nuevas generaciones estén cada vez más despolitizadas, se lamentó.
Por último, Francisco Sierra instó a «aprender de esos movimientos antes mencionados. Son prueba de que hay un nuevo imaginario de la emancipación y una nueva era de la cultura política. Estudiemos estos fenómenos, fortalezcamos los lazos transformadores de la gente que se ha apropiado de las tecnologías».
El catedrático español Francisco Sierra afirma que el periodismo está más vivo que nunca y que los principales difusores de falsas noticias son las grandes agencias.
Preceptos abordados por Francisco Sierra
Donald Trump ha empezado por una zona de influencia, pero la ciberguerra no inicia, ni es algo novedoso ahora en América Latina; es un proceso que se ha ensayado dentro del propio territorio de Estados Unidos, que se está ensayando, si hablamos de ciberguerra, como principal eje de disputa, en el conflicto con China, aunque todos apunten a Rusia.
En Bolivia funcionó y hay que recordar que funcionó no solo ahora con el golpe de Estado, sino con el referendo de 2016. Los medios, al unísono y en alianza con las redes, tuvieron un relato sobre la falsa paternidad de Evo Morales, sobre corrupción no demostrada.
Hoy, con las redes sociales, funciona aún más la Ley de la espiral de silencio (aquellas opiniones más sobrerrepresentadas tienden a imponerse aunque sean minoritarias), porque también existe el efecto burbuja, es decir, el aislamiento sicológico y social de los individuos, que suelen conectarse con amigos o redes con los que comparten una única visión.
La doctrina de los golpes blandos se inició, justamente, en América Latina, en los años 80, cuando la ultraderecha estadounidense decidió elaborar una nueva estrategia política de intervención, que se experimentó en Centroamérica y en Nicaragua con la guerra sucia contra la revolución sandinista, y que se ha ido perfeccionando hasta hoy.
Facebook, Twitter, las grandes empresas como lo han sido Microsoft, Apple, como lo fue ibm en el golpe de Salvador Allende, siempre han colaborado con el Pentágono y el Departamento de Defensa. Eso no ha variado.
Hoy, con las nuevas empresas, el llamado capitalismo de las plataformas digitales es efusivo colaborador del gobierno de EE.UU. Esa colaboración se manifiesta en que el flujo no circula, tal como ha sucedido en Ecuador con el caso de Julián Assange, en el que Facebook y Twitter han procurado eliminar cuentas de las fuerzas progresistas para evitar el intercambio.
Los youtubers son, en general, un fenómeno de una nueva cultura digital, que coincide con un discurso neoliberal de lo que se llama el emprendedorismo; ser un empresario de sí mismo es la máxima utopía liberal-conservadora.
Las nuevas generaciones, por lo menos en Europa y en Estados Unidos, ya no consumen los medios periodísticos tradicionales.
La posición de los actuales medios de comunicación masiva ha sido acusar que en las redes solo circulan las falsas noticias, pero lo cierto es que los principales difusores de las falsas noticias son las grandes agencias.
(*) Tomado del diario Granma, de Cuba.