Este miércoles, en la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), tuvo lugar la despedida de la joven de La Plata que había desaparecido en 2017 y cuyos restos fueron hallados en Berisso. Participaron la la ministra de Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual bonaerense Estela Díaz; la madre de Miguel Bru, Rosa Schonfeld; y la titular del Consejo Interuniversitario, Florencia Saintout.
Por Vicky Castiglia / Bajo la consigna “Despedimos a Johana, abrazamos a Marta”, el velorio realizado en la CPM permitió también visibilizar y acompañar la lucha de Marta, la madre de Johana Ramallo. “Mi alma te la llevás vos, hija. Sólo quedará de mí el cuerpo para seguir luchando contra lo que venga. Con vos te llevás mis miedos y me dejás las fuerzas y el coraje para seguir luchando contra el mundo cruel, contra un sistema judicial misógino patriarcal que se llevó tu vida», dijo la mujer en las redes sociales.
Del velorio participaron jóvenes, representantes de organismos de derechos humanos, la ministra de Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual bonaerense Estela Díaz; la madre de Miguel Bru, Rosa Schonfeld; y la titular del Consejo Interuniversitario, Florencia Saintout, según reportó InfoCielo. Allí, Díaz señaló que Díaz resaltó que la madre de Johana «luchó con enorme silencio desde el Estado y señaló: “claro que movimientos sociales y de mujeres han acompañado, pero el Estado tiene que estar».
Marta Ramallo debió esperar unos siete meses desde la confirmación de que los restos hallados a mediados de 2018 a unos 30 kilómetros de Berisso eran de Johana, para poder enterrarla. “Le pido al médico forense López Ramos que haga lo imposible por certificar el certificado de defunción de Johana para que yo pueda acceder a los restos de mi hija. Estamos reclamando nuestro derecho al duelo», había reclamado recientemente la mujer en declaraciones Diario Contexto.
En aquella ocasión, Marta también había apuntado contra elementos del poder policial y judicial. Es que la principal hipótesis de la querella es que Johana fue desaparecida por una red de trata que opera en la zona roja de La Plata.
Tal como informó la periodista Daiana Giménez en Contexto, en agosto del año pasado, pescadores de la zona encontraron restos humanos en las playas de Palo Blanco (Berisso), por los que se abrió una investigación en la Justicia bonaerense. Mientras tanto, en el ámbito federal y con una desaparición investigada como presunto delito de trata, la familia de Johana seguía pidiendo su aparición con vida.
Las causas se cruzaron recién este año y en mayo se confirmó que los restos pertenecían a Johana a partir de una pericia realizada por el cuerpo médico forense de la Corte Suprema de la Nación. Allí también se confirmó que la joven había sido descuartizada y que su muerte habría ocurrido entre septiembre de 2017 y enero de 2018, es decir algunos meses después de su desaparición.
Cabe recordar que Johana salió de su casa de La Plata el 26 de julio de 2017, tras decirle a su mamá que volvería «entre las 20.30 y las 21″. Nunca regresó. El último registro de ella es a partir de las imágenes de las cámaras de seguridad de una estación de servicio ubicada en la avenida 1 y la calle 63, en plena zona roja de la capital bonaerense.
Desde el momento de su desaparición, familiares y amigos comenzaron a movilizarse para exigir su aparición con vida. Organismos de Derechos Humanos y movimientos sociales se sumaron al reclamo que devino, tras la confirmación del hallazgo, en un pedido de justicia.
“Desde hace 28 meses a hoy, la justicia nos sigue agachando la mirada y sin darnos la respuesta concreta que le venimos pidiendo: qué pasó con Johana, qué están ocultando, a quiénes está encubriendo el Poder Judicial misógino», reclamó Marta Ramallo en declaraciones a Télam.
“La familia de Johana, que ha aportado nombres y datos concretos en la causa, reclama que la investigación avance y que haya justicia”, advertía la periodista Giménez el pasado noviembre en la nota en la que Marta Ramallo explicaba que “no hay ningún imputado” y que “a veintiocho meses de que llevaron a Johana, siguen los mismos proxenetas, conocidos como ‘El Cabezón’, ‘El Tatuador’ y Novarini, que es uno de los proxenetas que incentiva a las pibas al consumo y después a la prostitución, dejándolas en un estado de consumo muy grande y le sigue agregando la venta de los cuerpos de nuestras pibas. Son los mismos personajes que veo yo hoy tomándome un colectivo y pasando por la zona que desapareció Johana. Siguen desapareciendo a nuestras pibas”.