Daniela Bertoletti, la fiscal del caso que investiga el asesinato de Navila Garay, declaró que “por el momento el hecho no tiene vinculación con ninguna red de prostitución, aunque falta ahondar en el tema y profundizar”. Sin embargo, vecinos, familiares y amigos se han manifestado en los últimos días alegando que podría tratarse de un caso vinculado a prostitución infantil. La fiscal pareciera mantenerse firme en la línea de investigación en torno a que se trató de un caso particular, pero la concatenación de hechos abre un nuevo interrogante: de ser factible la hipótesis que involucra una red de abusos de menores, ¿hay elementos que permitan pensar en connivencia policial?
Por Vicky Castiglia / Chascomús es una pequeña y tranquila ciudad de poco más de 30 mil habitantes, ubicada a unos 120 kilómetros al sureste de la Ciudad de Buenos Aires. Es conocida por su laguna y sus calles de piedra y resulta atractiva para el turismo por su tranquilidad y sus paisajes naturales. Allí, en una casa quinta en la calle Mercedes al 700 apareció enterrado el cuerpo de la joven de 15 años y según los investigadores, se presume que en ese mismo lugar fue asesinada unos días antes.
Según la fiscal Bertoletti «está acreditado» que el pasado martes 10 Navila llegó en un remís a la casa Néstor Garay, de 51 años, actualmente imputado y detenido por el crimen. Este martes, se difundieron imágenes de las cámaras del Centro de Monitoreo de Chascomús, que registraron el momento en que éste llevaría a la joven al lugar donde fue encontrada sin vida y enterrada. Con el lugar, se pudo dar porque el sospechoso le habría solicitado a la dueña permiso para enterrar un animal muerto. La mujer, que no se encontraba en ese momento, aceptó y según publicaron varios medios de prensa, fue quien habría dado aviso a la Policía una vez llegó a su casa y notó que la excavación era demasiado grande.
Una vez conocida la noticia de la aparición del cuerpo de Navila y la imputación a Garay, la primera señal de alerta sobre las implicancias detrás del caso se encendió cuando Débora, la mamá de la joven, afirmó en los medios que la policía no le informó sobre el hallazgo del cuerpo de su hija. “Yo me enteré por otro lado, porque no vino la policía a decirme que mi hija estaba muerta. Nadie apareció de la policía, nadie”, dijo la mujer. Además, según El Fuerte Diario de Chascomús, la mujer se mostró indignada con las fuerzas de seguridad y dijo que le mintieron: “Mientras yo hacía una marcha, mi hija ya estaba muerta”.
Este lunes, familiares, amigos y vecinos se manifestaron frente a la comisaría para pedir justicia y exigir que se investiguen posibles vinculaciones entre la policía y el mundo de la prostitución. De hecho, uno de los tíos de la joven denunció ante las cámaras que el sospechoso “regenteaba mujeres” y que “la policía lo sabía y no hacía nada para frenar eso”, según publicó el portal Sin Mordaza. También refirió que hay más personas involucradas en el caso. La protesta, terminó siendo reprimida por las fuerzas de seguridad, que tiró gases lacrimógenos. Según se circuló en los medios de comunicación, mujeres que encabezaron la marcha señalaron que todo se desmadró cuando apareció un grupo de encapuchados que no formaban parte de la organización y comenzaron a provocar a la policía.
A la tardanza en el aviso a la mamá de la menor tras el hallazgo del cuerpo y la represión policial se le suma otro dato que no es menor: el acusado sería empleado del Círculo de Suboficiales de la Policía Federal. Además, según familiares y vecinos, uno de los primos de Garay “estaría involucrado con el tema de los prostíbulos”.
En esa línea, el portal lavaca.org publicó una nota en la que la familia de Navila denuncia que detrás del femicidio se esconde una trama más compleja: “Los vecinos salieron a decir que este tipo recibía chicas en la casa. Y el primer día que fuimos a hacer la denuncia, amigas de Navi, nenas de 12 y 13 años, declararon que les ofrecía celulares y comprarles ropa a cambio de favores sexuales”. La sospecha sobre la complicidad policial y los rumores de pueblo que empieza a convertirse en un infierno, advierte ese medio. La familia relata que la policía se comportó de manera sospechosa desde el principio: “Cuando denunciamos al tipo, los policías no nos tomaban en serio, se reían. Mientras mi familia estaba desprotegida, el señor este tenía una custodia en la casa de su novia. El miércoles, el día que desaparece Navi, le toman declaración y lo dejan libre. Cuando nos dimos cuenta de que ese tipo le había hecho algo, se lo llevaron a Dolores como si nosotros lo fuésemos a atacar. Es todo muy raro”, señalaron.
La cuñada de Navila apuntó al núcleo que hace visible el asesinato de la joven: “Cuando pasó esto, los vecinos salieron a decir que este tipo recibía chicas en la casa. Lo tenían callado. No sabíamos nada. Pero el primer día que fuimos a hacer la denuncia, amigas de Navi, nenas de 12 y 13 años, declararon que este tipo les ofrecía celulares y comprarles ropa a cambio de favores sexuales. Acá hay un montón de cosas que están escondidas y ocultas. No es sólo que a Navi la mató un tipo: Navi murió para que se destape la red de mayores de edad que en Chascomús abusan de nenes y nenas”, dijo a ese portal.
Por su parte, Soledad Borge integrante del movimiento de mujeres 8M de Chascomús, en la misma nota publicada por la vaca.org manifestó que “desde el barrio se puede ver cómo no hay instituciones del Estado que trabajen la niñez como corresponde. Y acá hay un entramado detrás que es la maldita policía: los terrenos de los costados de la quinta donde estaba enterrada son de la Policía. Uno es el Camping, y el otro es el Círculo de Suboficiales”. Desde el 8M de Chascomús dicen: “Hay un ovillo muy sucio. Si está metida la policía, hay un negocio”.
Frente a las denuncias por parte de la familia, los vecinos y el movimiento de Mujeres, llama la atención la firme postura a la que se ata la fiscal. En declaraciones a los medios ha dejado entrever que pareciera tener el caso resuelto con la detención de Néstor Garay. Entrevista por el canal TN noticias, y consultada sobre la posibilidad de contar con cómplices, sostuvo que el imputado “por sus conocimiento de jardinería y de manejo de herramientas” podría haber llevado adelante el asesinato por sí mismo sin contar ayuda externa, aunque no descartó que la haya recibido previa o posteriormente.
En tanto, consultada por la implicancia de una red de prostitución, proxenetismo o abuso de menores, si bien aclaró que “falta ahondar en el tema”, negó que el hecho tenga vinculación con ninguna red de prostitución” y en cierta medida apuntó contra la familia alegando que, en base a testimonios, es posible constatar que la joven iba a la casa de este hombre «con fines sexuales requeridos por él en términos abusivos» y que existía entre ellos un vínculo conocido por sus familiares. De esta manera, la fiscal echa por tierra cualquier hipótesis que involucre a terceros. Con el culpable del crimen aprendido y la mayoría de las pruebas que demostrarían su autoría el caso parecería resuelto. Incluso, en esa misma entrevista televisiva, Bertoletti le restó importancia al hallazgo del móvil del asesinato.
Frente a este escenario, se cristaliza un escenario en torno al tratamiento de la investigación que ya ha sido visto en otros casos, como el de Candela Sol Rodríguez y Melina Romero, en los que se pone el foco en el seno familiar y las necesidades económicas, y no se ahonda en otro tipo de líneas investigativas que permitirían echar luz sobre las complicidades del Estado, de elementos de los poderes Judicial y Policial.