Es difícil analizar un tablero volátil como el argentino, en medio de rumores e incertidumbres; trama en la que el precio del dólar, desbocado por manipulación oficial o no, inflación, deterioro de los ingresos populares, versiones sobre corridas bancarias, diálogos o no entre candidatos, renuncias, acefalías y tantas otras, están a la orden del día. Pero es necesario el intento. Con períodos de esperanza y más equitativa distribución de la riqueza, como aconteció cada vez que el peronismo llegó al gobierno, salvo la excepción de refundación conservadora de Carlos Menem. Pero en un tiempo los golpes militares y luego con la trama político electoral, mediática y judicial que bajaron en enseñanzas desde la capital del Imperio, Estados Unidos, los atropellos oligárquicos contraatacaron y restablecieron su orden, como en los sepulcros, para saqueos a la producción colectiva y ataduras de dependencia cada vez más profundas, traumáticas. Para muestra sobre una botón, el de la agonía eterna del endeudamiento externo, aunque esa no sea la única mugre que supura e infecta la vida de los ajenos al poder. Si como indican los números, en política siempre elementales e insuficientes, se confirman, el conglomerado de fuerzas y actores en tensión, con epicentro en el peronismo y en el segmento del mismo que se encarna en Cristina, reemplazarían en diciembre al bestialismo enraizado en la razón y en las propias sicopatías de Mauricio Macri y sus cómplices. Pero si ello aconteciere, una vez se tratará de una experiencia “en disputa interna” y con desafíos incontables. En este contexto, el académico de la UNLP Carlos Ciappina, profesor de Historia Latinoamericana y doctor en Comunicación, utilizó una acertada parábola boxística para alertar sobre una realidad que la oposición a Mauricio Macri no debería desatender: “con estos muchachos (los comandados por el presidente) hasta que Tito Lectoure no baje la palanca de la luz del Luna Park, la pelea no terminó…”. Lo que sigue es apenas un ensayo en tanto intento de interrogantes, aunque de a ratos el texto luzca como aseverativo.
Por Víctor Ego Ducrot (*) / Al día siguiente de la formidable elección que concretó el Frente Todos, y tras lectura atenta de comentarios de propios y ajenos, en redes y en vivo – cito por ejemplo uno de hilarante humor negro, perteneciente a Jorge Asís: “al macrismo le quedan dos opciones, nicho o tierra…si lo hubiese espetado un kirchnerista lo fulminaba -, terminé rindiéndome ante la pulsión entre catártica y celebratoria y algo estampé en las redes sociales, en el formato de breves apostillas.
A saber. “Estos hijos de puta están diciéndole a la mayoría de los argentinos que somos los responsables del desmadre económico por votar como se votó. Es una provocación. Como saben que no hay organización popular que conduzca lo que sería una más que justa rebelión popular, quieren provocar el desastre…Si De la Rua dejó más de 30 muertos, estos van por más…Tienen a la mismísima Mossad en el ministerio de la hasta ahora silenciosa Bullrich…¿Qué hacer…? Andar con cuidado…Sus abuelos y padres fueron los genocidas del 16 de junio del ’55 y de la dictadura….Están dispuestos a todo antes que irse por el voto tras haber llegado a la Rosada por el voto también, por primera vez… Cuando era pibe y rompía algo en la casa, culpaba a la mucama. Cuando fue presidente inventó la herencia recibida. Ahora, que el desmadre económico es responsabilidad de quienes votaron al contra él. Qué hacer se interrogaba un gran pelado…Hamlet se pregunta ser o no ser…Nosotros, diván o paredón…¡Paredón!….Pero claro, ojo, la estrategia de estos hijos de puta es pudrirla, pudrirla para irse y decir, ¿ven que el peronismo otra vez impide que un gobierno no peronista termine su mandato….? Estos hijos de puta, descendientes de hijos de puta por varias generaciones, siempre cargan la responsabilidad sobre el otro; no es locura…es la estrategia infinita de la oligarquía y el Imperio….”.
Complejidades
Fueron observaciones insuficientes, hasta quizá en el algún sentido erróneas. El escenario político es muy complejo. A tres días de aquél resultado, es necesario aceptar que las PASO nos dejó como resultado, sí que casi el 70 por ciento rechaza al gobierno y con nombres del frente Todos bien posicionados para ganar las elecciones de verdad, porque lo que sucedió que es se logaron candidaturas consolidadas por lo números de algo así como una encuesta universal, obligatoria y oficial, pero por ahora tan sólo candidaturas.
Por eso, y porque tanto comparto aquella figura boxística de Carlos Ciappina – a la que me le atrevo a parafrasear: mientras el señor del moñito no cuente diez y dé por terminado el combate, éste continúa –, es que planteo la siguiente pregunta. ¿Hasta qué punto puede ser acertado el siguiente comentario de una fuente de altísimo nivel del PJ, al decir de la vieja jerga periodística: “Creo que sí, que van a armar algo (desde el gobierno nacional) para remontar (el resultado de las PASO). Pero también tenés a los de la oposición que no quieren agarrar este quilombo y hay que tener en cuenta que allí también hay internas, aunque disimuladas; claro en el medio la gente cagada de hambre…Estos (el gobierno nacional) saben lo que hacen, nos consta que se escucha a votantes de Todos el domingo que están comprando eso de que la estampida del dólar y de los precios es culpa de quienes votaron así; es grave, terrible, porque, supongamos que un 2 o un 3 por ciento de quienes nos apoyaron en las PASO llegan a pensar, más un 10 o 15 por ciento de nuevos electores, más un porcentaje del voto a Roberto Lavagna con corte de boleta el domingo pasado a favor de a María Eugenia Vidal…y te agrego que los anuncios económicos de este miércoles lanzados por Macri pueden provocarle algunos puntos porcentuales de convencimiento…Ojo, que estos perversos pasan octubre y no sé…Por eso haya seguirla centímetro a centímetro y tener en cuanto que si logramos que Alberto sea presidente, el no va a contar con el Duhalde (Eduardo) previo que le dejó más o menos ordenado el camino a Néstor (Kirchner), por eso si ganamos, Alberto la va a tener complicada, tanto que no ni siquiera por ahora puede decir algo concreto sobre la buscada reforma laboral de los gorilas, apenas si habrá que sentarse con todos los sectores…Por eso tiene razón con eso de que aquí el referí aun no le conto diez a Macri”.
Cuestiones
¿Será así? Los números que arrojaron las urnas pueden ser interpretados como un formidable voto castigo al gobierno y surgieron de un tablero que sus propios ingenieros electorales establecieron como táctica: polarizar las fuerzas, en un maniqueo pero hasta el domingo efectivo planteo para la nefanda experiencia Cambiemos; un “ellos” o “nosotros”, en el que la primer factor de la ecuación está integrado por el demonio populista kirchnerista y el segundo el futuro de una Argentina de mercado, próspera y todo eso que dicen los saqueadores.
Es probable que los cráneos se hayan olvidado que en el universo llamado Comunicación y Política siempre existe el alto riesgo de que se infiltre el sufrimiento de los cuerpos y de las alamas humanas. ¿Creyeron en serio que las fórmulas de laboratorio y mercadeo, enseñoreadas en las nuevas tecnologías son autónomas? ¿Se olvidaron de que los fetiches pueden derrumbarse como en movimientos telúricos? Dicho en semántica peronista, parecería ser que a los cráneos, a lo fetiches y a los salteadores de caminos enquistados en los gobiernos puede llegarles la hora en la que truenan los escarmientos.
¿Es Macri un sicópata? En el sentido de que los tales son sujetos sin empatías con el prójimo y con vocación casi absoluta de manipular a cualquiera sea el otro quien fuere y para satisfacciones propias – un lector con saberes específicos podrá corregirme –, su conducta, sus discursos del pasado y del presente, así lo indicarían. Claro que desde el punto de vista político, a los sicópatas en el poder – qué fueron tantos en la Historia – no se los envía a un sicólogo si no que se los expulsa, se los juzga y se los condena. Por ejemplo, los soviéticos jamás pensaron en darle tratamiento siquiátrico a Hitler: demolieron a bombazos el poder nazi.
¿Condena o salvavidas invisible?
Manuel Buendía fue un periodista enorme. Mexicano. Sus artículos en el diario Excelsior eran reproducidos en cadena. Fue asesinado casi seguro por la CIA el 30 de mayo de 1984. Fue maestro sin conocernos de decenas de periodistas, por los ’70 muy jóvenes: Si tienes dudas, actúa al revés de los que dice y hace tu enemigo.
Lo recordé cuando las voces en algunos casos más fuertes y en otros más lúcidas en corporación mediática del poder criollo salieron a fulminar a Macri, pero sobre todo cuando la pesada de la palabra imperial, como lo son el diario Financial Times y la revista The Economist, entre muchas otras, también lanzaban parecidos rayos y centellas sobre quien hasta apenas horas era ídolo y estrella.
En épocas anteriores al imperio de la comunicación en manos de un puñado de empresas dueñas del algoritmo, por definir de alguna forma no exacta a éstos tiempo de big data, redes, troles y demás yerbas, lo que las centrales operatorias del Imperio desplegaban para disimular sus acciones – las llamada “cover actions” – le daban protagonismo central a los cuerpos a los acontecimientos en sí mismos. En la actualidad esas acciones encubiertas tienden a fundirse en producciones de sentidos, en discursos qué de esa forman alcanzan sus valores u ontologías performativas: son los hechos, los cuerpos mismos.
Lo que sí no se alteró en el ámbito de la “inteligencia” menos artificial que herramienta de manipulación política es aquello que se conoce como “activa”: una señal, un gesto, una orden, una indicación, una carga semántica, que busca provocar el efecto contrario a su enunciado o apariencia.
¿No será que la derecha concentrada, los monjes del dios “mercado” están encubiertos por su acciones y lanzando “activas” a favor de una recuperación en los números electorales del gobierno, y buscan encerrar en esa trampa a las dirigencia de la oposición y a la propia sociedad votante? Para ello contaría además con la mansedumbre del aparato mediático y político que no detecta esas operaciones y le hace el favor de propalarlas. ¿Por idiotas? ¿Por comprados?
¿Atrapados?
Es incuestionable que el frente Todos fue muy exitoso a la hora de su primera prueba electoral.
¿Supo armar las alianzas que le permitieron subir los pisos electorales de Cristina Fernández Kirchner, esos que en sus propias usinas se reconocían como inobjetables aunque insuficientes para imponerse por sí solos sobre Macri?
¿Fue acierto de Cristina reconocerse imprescindible a la vez que problemática al frente de las representaciones electorales contra el oficialismo?
¿Fue Todos acaso la alternativa visualizada por la sociedad que quiso castigar al gobernó como única para lograrlo, constatándose en los hechos la llamada polarización, que tanto azuzaron desde la Rosa, pero ahora deglutida por Macri como medicina propia?
¿Quiénes negociaron y qué se negoció para que, empezando por el candidato a la presidencia, buena parte de la foto dirigencial de Todos exhiba a tantos que hasta ayer mismo jugaron como detractores de Cristina y hasta socios y cómplices políticos de Macri?
¿Es suficiente para la explicación de esa foto la tradicional liturgia del peronismo en torno a su unidad de contradictorias pertenencias?
¿Cuál fue el rol que jugaron los operadores de la Embajada de Estados Unidos en la conformación del actual escenario político y electoral?
¿Se encuentra acaso la Argentina política atrapada entre las redes peligrosas de la denominada gobernabilidad, mientras aún siguen pendientes las elecciones decisivas y por lo tanto cada uno de los candidatos actúa como tale y es ingenuo pedirle a uno y otro que se comporten de diferente manera?
¿Será que el gran Giambattista Vico habita entre nosotros?
En Los principios de una ciencia nueva en torno a la naturaleza común de las naciones (1744) ese pensador italiano de vigencia inamovible explicó la idea de “corsi e ricorsi” de la historia, imprescindible para entendernos a nosotros mismos, para descifrar ciertos acertijos políticos y culturales; y que en elemental síntesis sostiene que la misma (la historia) no avanza en forma lineal, impulsada por el progreso, sino en forma de ciclos que se repiten, como en una espiral en la que todo regresa.
Vuelvo al título y a lo escrito en la parrafada introductoria de este texto.
Aún no se ganó…además: mientras el “hecho maldito” no se convierta en fundacional, viviremos en estado de emergencia…Con períodos de esperanza y más equitativa distribución de la riqueza, como aconteció cada vez que el peronismo llegó al gobierno, salvo la excepción de refundación conservadora de Carlos Menem. Pero en un tiempo los golpes militares y luego con la trama político electoral, mediática y judicial que bajaron en enseñanzas desde la capital del Imperio, Estados Unidos, los atropellos oligárquicos contraatacaron y restablecieron su orden, como en los sepulcros, para saqueos a la producción colectiva y ataduras de dependencia cada vez más profundas, traumáticas. Para muestra sobre una botón, el de la agonía eterna del endeudamiento externo, aunque esa no sea la única mugre que supura e infecta la vida de los ajenos al poder. Si como indican los números, en política siempre elementales e insuficientes, se confirman, el conglomerado de fuerzas y actores en tensión, con epicentro en el peronismo y en el segmento del mismo que se encarna en Cristina, reemplazarían en diciembre al bestialismo enraizado en la razón y en las propias sicopatías de Mauricio Macri y sus cómplices. Pero si ello aconteciere, una vez se tratará de una experiencia “en disputa interna” y con desafíos incontables; y el potencial no es casual.
“El peronismo es el hecho maldito del país burgués”, afirmó hace mucho el intelectual y militante revolucionario John William Cooke. Definición esa que como categoría dinámica explica en gran medida la tragedia de los ciclos oligárquicos que entre nosotros regresan en tanto irresoluciones del “corsi e ricorsi” de Vicco.
Las fuerzas populares no logran refundar la República porque se agotan a sí mismas en sus periodos de gobierno y felicidad popular, pero sin poder superar el estadío distributivo de las riquezas de producción colectiva, políticas esas que encontraron su cabal apelación de última generación en el concepto de “inclusión”.
Desde esa perspectiva no se trataría de “incluir” a las mayorías en el actual sistema de poder, si no de generar un polo que produzca los saberes, las técnicas y los discursos para la creación de instancias poder popular que acaben justamente con el sistema de dominación de una bloque de clases o grupos minoritarios ricos y concentrados, rapiñeros, lúmpenes y dependientes.
Que “los malditos” demuelan los cimientos de ese país burgués.
¿Estamos ante la inminencia de esa posibilidad?
Seguramente no. Las fuerzas de la oposición no han creado, ni por asomo, ese polo de poder insumiso y maldito. Las organizaciones sociales, sindicales y el conjunto de las expresiones de la denominada sociedad civil no han querido o no han sabido hacerlo. Vivimos en estado de precariedad.
Por eso Macri, mejor dicho los actores económicos, financieros, políticos y mediáticos que en él, o en su recambio, se encarnan, manipulan y pueden seguir destruyendo las tramas sociales de los argentinos.
Pese a todas las limitaciones que se pueden observarse, es imprescindible que el resultado de las PASO se confirme a sí mismo en las próximas elecciones de verdad. Después se verá.
(*) El autor es Doctor en Comunicación de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Profesor titular de Historia del Siglo XX (Cátedra II) en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP, donde también tiene a su cargo seminarios de posgrado sobre Intencionalidad Editorial (Un modelo teórico y práctico para la producción y el análisis de contenidos mediáticos); y la cátedra Análisis y Producción Crítica de Narrativas sobre Delito y Violencia, en la maestría Comunicación y Criminología Mediática. Director del sitio AgePeBA.