La declaración del presidente estadounidense, Donald Trump, de que apoyaría verificaciones de antecedentes más amplias para los compradores de armas de fuego, choca con las advertencias de la Asociación Nacional del Rifle (NRA).
Por Martha Andrés Román (*) / Luego de los tiroteos de los días 3 y 4 de agosto en El Paso, Texas, y Dayton, Ohio, los cuales dejaron en total un saldo de 31 muertos y 51 heridos, el gobernante republicano trató de desviar la atención de medidas que pudieran llevar a un mayor control de esos artefactos. Desde masacres anteriores, muchos grupos y sectores del país demandan acciones como prohibir que los civiles posean armas de asalto y elevar a 21 años la edad mínima para adquirir armamento de fuego, ninguna de las cuales ha tenido respaldo del jefe de Estado.
En su declaración pública del 5 de agosto en la Casa Blanca, el mandatario vinculó los tiroteos masivos con los ‘rincones oscuros de Internet’, las redes sociales, los videojuegos y las enfermedades mentales, al tiempo que habló de algunas medidas posibles sobre esas áreas específicas.
Con una sola frase Trump se encargó de desvincular los tiroteos masivos de las armas de fuego: ‘La enfermedad mental y el odio aprietan el gatillo, no las armas’, lo cual parece ser una especie de mantra de las personas que se oponen a regulaciones más rigurosas para la portación de esos artefactos.
Aunque no lo mencionó en el discurso, en un tuit publicado ese mismo día el presidente se pronunció a favor de ampliar las verificaciones de antecedentes y, sin dar detalles, sugirió vincular el tema a una reforma migratoria que no ha tenido avance en el Congreso.
El 7 de agosto, al salir de la Casa Blanca para realizar visitas a Dayton y El Paso, declaró a reporteros que existe un gran apetito por la verificación de antecedentes, aunque dijo dudar que vaya a haber un movimiento para prohibir las armas de asalto como las utilizadas en muchas masacres que han tenido lugar en el país.
De acuerdo con el diario The Washington Post, Trump ha dicho repetidamente a legisladores y ayudantes en conversaciones privadas que está dispuesto a respaldar extensas verificaciones de antecedentes, lo que provocó una advertencia de la NRA.
Las declaraciones anteriores de Trump de apoyo a controles de armas más estrictos, incluso después del tiroteo mortal en Parkland, Florida, en febrero de 2018, fracasaron sin un impulso sostenido del gobernante y sin el apoyo del principal grupo de presión de las armas o los legisladores republicanos.
Según el Post, el presidente ejecutivo de la NRA, Wayne LaPierre, habló con Trump el 6 de agosto para decirle que las verificaciones de antecedentes no serían populares entre sus partidarios.
Funcionarios dijeron al periódico bajo condición de anonimato que LaPierre también argumentó en contra de los méritos del proyecto de ley sobre el tema promovido por el senador republicano Patrick Toomey y el demócrata Joe Manchin, el cual ampliaría las verificaciones para abarcar casi todas las ventas de armas de fuego.
La televisora NBC News reportó que la NRA gastó 1,6 millones de dólares durante la primera mitad del año en presionar al Congreso contra leyes que promulgarían verificaciones de antecedentes más estrictas.
Uno de los proyectos contra los que apunta el grupo de cabildeo es el H.R.8, una propuesta bipartidista que fue aprobada en febrero por la Cámara de Representantes, controlada por los demócratas, aún no votada en el Senado de mayoría republicana.
Ello demuestra una vez más los muchos hilos movidos por el gran lobby de armas para evitar cualquier medida que pueda afectar la comercialización de esos artefactos, y explica por qué, tras cada tiroteo masivo, los llamados al control incluyen también fuertes condenas contra la NRA.
Candidatos presidenciales demócratas en los últimos días hacen fuertes demandas de reformas que incluyan verificaciones universales de antecedentes, y prohibiciones de rifles de asalto y municiones de alta capacidad, mientras critican la influencia de la NRA sobre los republicanos.
En respuesta, el lobby emitió un comunicado en el que acusó a los aspirantes de la fuerza azul a la Casa Blanca de politizar la tragedia y demonizar a la asociación y sus cinco millones de miembros.
Mediante esa declaración, el grupo de cabildeo ratificó su rechazo a expandir las verificaciones de antecedentes, al decir que debe haber evidencia real de peligro para evitar el acceso de una persona a las armas, ‘y no podemos sacrificar los derechos constitucionales de nadie sin el debido proceso’.
El panorama de los grupos que apoyan el control de armas en 2019 es diferente y más favorable al que enfrentaron tras otros tiroteos masivos, dado que cuentan con una mayor organización y respaldo, mientras la NRA lidia con problemas internos.
A decir del diario The New York Times, las principales organizaciones de control de armas, impulsadas por fondos de partidarios como el exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg y redes de base en todo el país, han ayudado a promulgar nuevas leyes, principalmente en estados controlados por los demócratas.
Pero las ventajas estructurales del lobby de armas, construidas durante décadas y defendidas por Trump y los republicanos del Congreso, siguen vigentes, incluido un presupuesto de la NRA que eclipsa lo gastado por Bloomberg, advirtió el medio.
Además, la mayoría republicana en el Senado ignora los intentos de avalar una legislación en la materia, y la base de votantes primarios de la fuerza roja siguen prestando atención a los candidatos apoyados por la NRA para darles su aprobación.
Tal escenario vuelve a generar escepticismo acerca de si es posible aprobar medidas concretas contra la violencia armada en un país donde han existido 255 tiroteos masivos en lo que va de año.
(*) Corresponsal de Prensa Latina en EE.UU.