El líder del movimiento Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, considerado un referente del ascenso de las fuerzas progresistas europeas hace dos años –cuando conquistó un histórico 20 por ciento del voto, 17 millones de electores– hoy declara que no puede ser optimista ante el panorama político de su país, ni el del continente entero. Un texto tomado del diario mexicano La Jornada.
“Así que –declara con un gran suspiro, apoyando ambas manos en la mesa de la sala de juntas de La Jornada, primera escala de su gira a esta ciudad– vengo a México a respirar, a conocer a este señor AMLO (así llama al presidente Andrés Manuel López Obrador) que tanto me llama la atención, a aprender de este proceso mexicano, que seguramente va a dar un nuevo impulso a América Latina y a Europa. Vengo a buscar inspiración y un poco de optimismo.”
Insiste en darle la vuelta al argumento que se repite en muchos círculos intelectuales, en el sentido de que el ciclo progresista de América Latina de los últimos 15 años se está agotando: “Ahora está México, un hecho nuevo, un proceso que tiene características destituyentes muy fuertes. Con la Cuarta Transformación propone un proceso típicamente de revolución ciudadana, es decir, de recuperación del poder por la gente.
Es importante para nosotros, los europeos, entender lo que está pasando aquí. Ya pasó el tiempo de que llegábamos con el catequismo bajo el brazo para decirles qué hacer; ahora nos toca aprender.
Lo que quizá más le sorprende es la novedad de que nadie pensaba que México, tan cerca de Estados Unidos, pudiera empezar algo tan distinto, que pudiera echar abajo lo que han hecho el PRI y el PAN. Me parece que AMLO tiene una visión muy clara de lo que se puede hacer estando tan cerca de Estados Unidos y por eso es tan cuidadoso.
Cuando habla del viejo continente parece dejar sobre la mesa un pesado fardo: “En Europa no queda ya ninguna fuerza política capaz de proponer una salida a la crisis que tome en cuenta la vida digna de sus ciudadanos y sin guerra. De los partidos progresistas que construimos en mi generación no queda ya nada. Y en Francia, en el campo político hay que reconstruir todo, todo. Con la polarización que atravesamos esto puede terminar muy mal. ¿Dónde se ha visto una insurrección popular como la que vemos cada sábado, desde hace ya 35 semanas, con los chalecos amarillos? ¿Dónde? Reconstruir una alianza de clases medias, clase obrera y clases empobrecidas es hoy en día un desafío enorme”.
Un francés latinoamericano
Admite: “Vengo derrotado. Nuestro movimiento perdió mucho en las elecciones parlamentarias. Pagamos cash, y muy caro, el apoyo que le dimos al movimiento popular de los chalecos amarillos, que fue abandonado a su suerte por la clase política, las clases medias, los intelectuales e incluso el movimiento sindical. Los vieron como bárbaros y violentos”.
En efecto, el golpe que sufrió Francia Insumisa en las recientes elecciones parlamentarias de mayo fue demoledor para la figura de Mélenchon. Del 19.5 por ciento que conquistó en las presidenciales de 2017, apenas alcanzó el 6.5 por ciento.
Mélenchon, a sus 67 años, militó por más de 30 años en el Partido Socialista y después formó un partido que llamo Izquierda. Pero hoy renuncia a esa etiqueta. Eso se los aprendí a Hugo Chávez (ex presidente, ya difunto, de Venezuela) y a Rafael Correa (ex presidente de Ecuador, exiliado). ¡Y a AMLO! Ellos hicieron sus campañas apelando a los ciudadanos, no a la razón de ser de izquierda.
Desde los años 90, este político que se define como francés latinoa-mericano y como un intelectual que por accidente encabeza un movimiento de masas busca aprendizajes e inspiración en los procesos que generaron en Sudamérica el llamado ciclo progresista. Insiste en que el eje de su programa político debe ser una revolución ciudadana y una planificación ecológica.
Clasificado por la prensa comercial europea como parte de la izquierda dura junto con el español Pablo Iglesias de Podemos y el griego Alexis Tsipras de la Coalición de la Izquierda Radical (Syriza), Mélenchon es un convencido de que hay que abrir una nueva vía con una agenda antineoliberal y anticapitalista.
Europa y sus reacomodos
No hay atenuantes en el diagnóstico de Mélenchon sobre el estado actual del viejo continente: “Tal y como está ahora Europa, no es capaz de proponer algo para la vida digna de sus ciudadanos, para salir de la crisis sin pasar por una guerra. Se ha convertido en un espacio donde domina la dictadura intelectual del neoliberalismo, abocado a reducir los presupuestos de los servicios sociales.
Ahora mismo, ¿cuál es la principal preocupación de los gobiernos europeos? La defensa, es decir, la guerra. Se imaginan una confrontación con los rusos, apoyándose en lo que dicen países que guardan profundos rencores contra Rusia (sin que les falte razón) como Estonia, Lituania y Letonia, Polonia o Ucrania. Ahí se cristaliza hoy toda la locura del viejo continente. Es un país donde dicen se levanta la primera bandera del capitalismo, donde los gobernantes de Europa son capaces de apoyar a políticos profundamente corruptos e incluso a funcionarios nazis. ¡Nazis en la Europa del siglo XXI! Es una realidad.