Sí, sí, el fútbol es corrupto; chocolate por la noticia Messi. Te acordaste cuando te convino, de retirada, con tu culo sentado sobre una parva de millones y con la protección de la familia catalana de la mafia que controla la UEFA, que no es muy diferente respecto de la sudaca aunque inmensamente más rica y poderosa, y por eso te tirás contra ésta, de runflas de por estas comarcas. Dejate de joder, que de ahí saliste.
Por Tania Molotova (*) / Un puñado de partidos de escasa calidad deportiva, tan sólo ráfagas desde lo pies de los mejores, entre ellos el barcelonés de las poses sobreactuadas; también del tan parecido a Martín Karadajián, el Kun Agüero; del uruguayo Cavani; y de los brasileños Arthur, Alves, Everton y el arquero Alisson, Y poco, muy poco más, aunque sin duda alguna mención merecida entre tanta mediocridad debe estar quedándoseme en el tintero.
De lo otro, de aquello que tanto infecta al fútbol desde hace mucho, quizás desde su conversión en show televisivo global, a partir del Mundial México 70, mucho, muchísimo, y esta vez con una villano extra o invitado especial, el tal VAR.
Pero primero lo primero. Manifestar mi desacuerdo con lo afirmado el domingo, durante el partido, por el director de este sitio, Víctor Ego Ducrot, quien en la redes sociales apostilló algo así como “todo bien con Messi”, para después aludir al cadencioso lloriqueo exculpatorio del 10, y no sólo de él, sino de la AFA y de la pléyade de dizque periodistas futboleros de la TV, las excepciones son tan pocas o ninguna que no se notan.
Ducrot se equivoca o quiso evitar polémicas y para eso estamos nosotras, para salir al ruedo sin miramientos: nada de todo bien con Messi.
No hace falta reiterar que es un jugador superdotado, pero lo haré, ¡sí es un jugador superdotado! Bien, pero es un hipócrita: dice que no quiere ser parte de sistema corrupto pero es eslabón privilegiado del mismo; sin ese sistema corrupto, él (y no sólo él), no podría haber amasado la fortuna que amasó, entre paraísos fiscales, operaciones de la lavado de dinero y fraudes fiscales.
Messi, te acordaste de la corrupción –no quedó muy claro si de toda o sólo de la que vos decís que te jodió por los arbitrajes de la Copa América, con ese muñeco mal parido del VAR -, aunque lo hiciste cuando te convino, de retirada –ya no querés que te jodan con esto de la Selección que te expone como un no conquistador de títulos -, con tu culo sentado sobre una parva de millones y con la protección de la familia catalana de la mafia que controla la UEFA, que no es muy diferente a la sudaca aunque inmensamente más rica y poderosa, y por eso te tirás contra ésta, la más de aquí y por la otra cerras el hocico.
Dejate de joder catalán. Fijate que el DT de los peruanos, después de haber perdido frente a los entonces campeones y más allá del VAR del final –no se repara lo suficiente que a Brasil en la final y de local le cobran un penal y una roja en contra -; el DT de los peruanos escribía, “el flaco”, como le dicen a Ricardo Gareca, no sé si adrede, te puso los puntos sobre las íes cuando, tras reconocer que los de Everton fueron justos ganadores, recomendó que no sólo se señale la corrupción futbolera sudamericana sino también a la europea.
Quizá haya que recordar cómo, para reinar, el brasileño Havelange y el nativo Grondona transaron con la UEFA y al final con el suizo Blatter. Cómo ese andamiaje se vino abajo cuando la muerte del último boss, don Julio. Cómo intervienen la (in) Justicia y las (des) Fiscalías de Estados Unidos, país sede de algunas de las más fuertes corporaciones mediáticas, comerciales y financieras que controlan el negocio de la pelota global.
Y subrayar también el papel de la UEFA en todo esto, con sus socios como principales importadores de mano de obra privilegiada, casi siempre de geografías periféricas, y distinguida operadora para empresarios, representantes y lavadores de activos vinculados a los sistemas políticos. ¿O existe ingenuidad tal que pueda entender a Mauricio Macri, Hugo Moyano y al Chiqui Tapia, por citar algunos del barrio propio, como inventos originales?
Un parrafito para Bolsonaro en la Copa América. Es un fascista mal nacido; por las dudas lo aclaro, y sobre su cadáver bailaría en enaguas revoleándose al viento si algún día cayese por justicia popular. Pero de ahí a señalarlo como el perverso utilizador único del fútbol para aviesos objetivos personales, hay un maltrecho camino a recorrer. Bolsonaro es uno más. ¿Qué esperaban?
Y con los tres próximos párrafos ahora sí me despido hasta la próxima.
El fútbol siempre fue un escenario para el despliegue de artes histriónicas, escenarios sobre el que se desenvuelven los más representativos caracteres sicológicos de una obra. Y se trata de una obra – juego concebida y puesta en ejecución por machos, tan simples ellos.
Por eso sobre la cancha y fuera de ella mucho se entienden los bravucones y los llorones, quejosos que pollerudos de sus madres tanto sufren si tienen que crecer. El fútbol es de llorones; veremos si su versión femenina puede hacer algo para sacarlo de esa patética pesadilla.
Y como se lloraba poco a pareció el VAR o lo que es lo mismo, éramos poco y parió la abuela. Un verdadero engendro que va en contra de la naturaleza propia del fútbol, un juego que es misterioso porque encierra a la suya como una “dinámica de lo impensado”, porque le da forma y vida a una de las pocas actividades humanas que se llevan a cabo tan solo – o casi – con los pies, y porque en su propio ser conviven la ley, la fortuna, el error y la malicia, el engaño; con toda la gracia de las malas artes. Elijan ustedes las que prefieran, pero sepamos que encerrarlo en una lógica de morales medibles y cuantificadas siempre implicará una afrenta a la ética como ser.
(*) Tania Molotova nació en Argentina, hija de militantes de izquierda. De muy niña vivió en Moscú. Estudió periodismo. Fue amiga y cómplice de poetas y bebedores, admite; y colaboró en publicaciones subterráneas. Como más o menos una vez afirmara ese enorme escritor inglés que fue John Berger, nuestra colaboradora sostiene: “mientras en el mundo sufra un solo pobre, ser de izquierda es una obligación moral”. Sus padres fueron asesinados por la mafia que tan impunemente actuó en la Rusia del ex presidente Boris Yeltsin. Ella regresó a su país natal. Dice, “escribo y escribo”. Vive con un librero anarquista. No tuvo hijos. Ama el fútbol y el boxeo.