No invierten en reparaciones estratégicas ni toman medidas necesarias, y todo para procurarse beneficios extraordinarios. El gobierno mira para otro lado, millones de personas sin energía eléctrica, la Seguridad y la Defensa como Tarzán, en bolas, sin documentos y a los gritos. Una sociedad a la intemperie, y con tarifas estrambóticas; un sistema de poder que hace al país y a la convivencia inviables. ¿Es posible replicar a niveles nacionales y/o de grandes concentraciones urbanas la experiencia del pueblo cordobés Ticino, y con las correcciones o adaptaciones del caso? ¿O todo está perdido sin una verdadera conmoción cultural, económica, social y política, como parece indicar un texto del sitio Socompa?
Una breve nota del diario Página 12 que pasamos a reproducir formula el siguiente cuadro de situación, confirmado por otras fuentes. Un informe de Cammesa revela que desde el 18 de abril está desconectada una de las tres líneas de Yacyretá, lo que aumenta mucho el riesgo en caso de falla. Ni el Gobierno ni la empresa tomaron recaudos especiales para evitar un incidente como el que ocurrió. Por el contrario, recargaron ese corredor por los menores costos que les implicaba.
Desde el gobierno reiteran que aún no tienen precisiones sobre cuál fue la causa que el domingo dejó sin luz a unas 50 millones de personas en Argentina y partes de Brasil, Uruguay y Chile. Lo único seguro es que la falla inicial se produjo en el corredor litoral que estaba trayendo energía de Yacyretá, Salto Grande y el sur de Brasil. Como informó PáginaI12 el lunes, dos líneas de 500 kilovoltios salieron de servicio casi simultáneamente poco después de las 7 de la mañana. Si la situación hubiera sido normal, nada hubiese pasado porque habitualmente son tres las líneas que transportan energía por ese corredor pero, según reconoció Cammesa en un informe preliminar, la tercera línea estaba desconectada desde el 18 de abril. Pese a ello, el gobierno incrementó las compras de energía hidroeléctrica para reducir costos sobrecargando un corredor que ya venía debilitado. Por lo tanto, cuando se produjo la falla, el corredor se desestabilizó rápidamente y fue el factor desencadenante que terminó con el apagón.
Las autoridades oficiales y de Transener explicaron ayer que no existen posibilidades de que el hecho se repita, ya que ahora limitarán la intensidad del uso de esas líneas a un nivel que podría ser absorbido por el sistema nacional en caso de otra falla. Lo harán a pesar de que esa decisión representará mayores costos. Resulta evidente que si hubiesen tenido esa misma precaución dos días antes, el apagón no se hubiera producido.
El subsecretario de Energía Eléctrica, Juan Luchilo, fue el encargado de confirmar que reducirán los envíos de energía provenientes del corredor litoral. “Se va a bajar la potencia máxima transmitida para reducir el riesgo de que ante una falla se produzca un evento de características similares. Eso se va mantener hasta tanto se tenga certeza de cuál fue el origen de la falla”, aseguró Luchilo en un encuentro con periodistas realizado ayer por la mañana en la secretaría de Energía. Esta medida fue la que llevó al secretario de Energía, Gustavo Lopetegui, a asegurar que hay cero posibilidades de que el apagón se repita.
La energía hidroeléctrica que deje de llegar del litoral será reemplazada por Gas Natural Licuado, que tiene un costo significativamente mayor. Luchilo aclaró que el costo de producción de energía con GNL para un ciclo combinado está en el orden de 50 dólares por megavatio-hora (MWh), mientras que la energía de Brasil era de costo cero, pero con obligación de devolución en primavera. “El costo neto de una generación de ese estilo hubiera sido del orden de 30 dólares por megavatio-hora. Eso introduce un mayor costo de 20 dólares por megavatio-hora de sobrecosto por cada megavatio que dejamos de traer de Brasil o de Yacyretá porque son valores relativamente parecidos”, aseguró. El funcionario estimó que esas medidas precautorias, consistentes en reemplazar la energía hidroeléctrica por GNL, supondrán un costo adicional de 3,5 millones de dólares. En el caso de los usuarios residenciales y comerciales, que tienen precios regulados, ese mayor costo repercutirá en un incremento de subsidios, mientras que para los grandes usuarios que pagan el costo real de la energía supondrá una suba de tarifas.
–¿Entonces para los grandes usuarios la falla va a repercutir en mayores costos? -le preguntaron a Luchilo.
–No lo expresaría así porque en realidad estábamos aprovechando recursos que reducir el costo respecto de lo planificado. La programación de mediano plazo no incluía la oportunidad de contar con ofertas excedentarias hidroeléctricas en la zona del litoral. Hace un mes que estábamos importando energía a costo muy bajo. Ese beneficio deja de estar disponible por estos 15 días.
–¿Son 15 días de reducción de la potencia del corredor del litoral?
–Hasta que vuelva a entrar en servicio la torre 412 (desconectada el 18 de abril) y permita normalizar…Bueno, no diría normalizar sino estar en condiciones. Es decir, que todos los equipos instalados en el Litoral estén disponibles.
Luchilo recibió a los periodistas junto a Juan Garade, secretario de Recursos Renovables y Mercado Eléctrico; Carlos García Pereira, gerente general de Transener y Jorge Ruiz Soto, subgerente general de Cammesa.
Transener, controlada por Pampa Energía y la estatal Ieasa, está puesta en la mira luego del apagón, porque es la firma encargada de controlar la transmisión eléctrica. Pese a ello, García Pereira estuvo a cargo de dar la mayoría de las explicaciones sobre lo ocurrido como si fuera un funcionario más. Primero aseguró que el apagón fue “un evento extraordinario que se originó por una falla simple”. En sintonía con el informe de Cammesa confirmó que dos líneas salieron de servicio por un problema registrado a las 7:06 horas del domingo y luego confirmó que la tercera línea de transporte (Colonia Elía-Nueva Campana) no está disponible desde el 18 de abril por un problema en una torre a la que identificó con el número 412. “Hay una obra en construcción para desplazar una torre de 120 metros que está emplazada en medio del río Paraná y que se ve cuando se cruza el puente Zárate-Brazo Largo. Tiene riesgo de colapso y está en un proceso de corrimiento hacia tierra firme. La torre nueva ya está levantada pero ese tramo de línea estaba fuera de servicio”, disparó.
Luego sorprendió al afirmar que “todo el sistema funcionó correctamente”. “Esto lo termina de mostrar la recomposición del sistema. La línea que salió de servicio fue una de las primeras que se recuperó. Ahí mostraba que no había una falla franca, no había roturas, no había nada que impidiera que esa línea pudiera estar en servicio”, sostuvo un día después de que 50 millones de personas se quedaron a oscuras.
Acerca de una radiografía deTransener se puede añadir: es la compañía líder argentina en el transporte de energía eléctrica de alta tensión. Posee la red nacional de transporte de energía eléctrica de alta tensión, que comprende casi 8.800 km de líneas. Otros 5.500 km de la red de distribución pertenecen a su compañía filial TRANSBA S.A. (Empresa de transporte de energía eléctrica por distribución troncal de la Provincia de Buenos Aires S.A.). La empresa adquirió la red de distribución de energía eléctrica de la compañía estatal Compañía de Transporte de Energía en Alta Tensión (que había sido creada para ser privatizada, fusionando a las empresas estatales HIDRONOR, AyEE y al área de Muy Alta Tensión de SEGBA), en la privatización de 1993. Transener opera el 95% de las líneas de alta tensión en Argentina, y es subsidiaria de Pampa Energía, la mayor compañía eléctrica privada del país. Controlada por el conglomerado industrial local Pérez Companc hasta 2003, Pampa Energía obtuvo participación de la compañía en 2004, cuando adquirió el porcentaje perteneciente a la compañía brasileña de energía Petrobras. Posteriormente en 2006, entraron a la sociedad Enarsa y ELECTROINGENIERÍA, a través de la adquisición del paquete accionario de la compañía, que hasta ese momento pertenecía a NATIONAL GRID de Reino Unido. El resto del paquete accionario cotiza en la bolsa de Buenos Aires desde enero de 2011 en el índice de referencia, Merval. En 2018 el gobierno intento vender acciones del Estado en la empresa transportadora de energía eléctrica Transener a una firma vinculada con el primo del Presidente Mauricio Macri, por lo que Mauricio Macri, su jefe de gabinete Marcos Peña y el ministro de Energía, Juan José Aranguren, fueron denunciados por “asociación ilícita” por su intento de vender las acciones que tenía el Estado Nacional en Transener a una firma vinculada con Marcelo Mindlin y Angelo Calcaterra, primo del Presidente.
La Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa) es una empresa privada argentina, en teoría sin fines de lucro, aunque un 80% de su composición accionaria está representada por empresas vinculadas al sector, es decir generadoras y transportistas, mientras que el 20% restante está en manos del Estado nacional, representado por el Ministerio de Energía de la Nación. Entre diciembre de 2015 y marzo 2019, el costo de la energía que aumentó un 1.300%.
Si bien su función es la de coordinar despachos de energía en el mercado eléctrico, a través del Sistema Argentino de Interconexión (SADI), entre sus facultades se cuenta también “la gestión de las operaciones de facturación, cobro y finanzas de los fondos de mercado”, según informa el sitio especializado BNamericasStore.
Quienes conocen el sistema, añaden que en definitiva la administradora representa el interés de los generadores, transportistas y grandes distribuidores, por lo que en la práctica responde al objetivo mayoritariamente privado, pese a la participación del Estado nacional en forma minoritaria, actuando como un ente recaudador del producto de la energía.
Volvemos a Página 12 para reproducir el siguiente texto del colega Carlos Rodríguez, que mucho dice acerca del título de esta nota, aunque habría que señalar el siguiente interrogante, a los expertos no a los periodistas; ¿es posible replicar a niveles nacionales y/o de grandes concentraciones urbanas la experiencia del pueblo cordobés Ticino, y con las correcciones o adaptaciones del caso?
Ese pueblo cordobés de 2188 habitantes fue uno de los pocos, en Argentina, que zafó del corte de energía eléctrica que oscureció el Día del Padre. El pueblo se autoabastece de electricidad mediante un sistema de biomasa, alimentado por la utilización de la cáscara de maní como materia prima. La energía renovable, menospreciada por los grandes emprendimientos de las grandes urbes, es producida en Ticino por la empresa Lorenzati Ruetsch y Compañía. Hasta le sobra paño, porque puede abastecer de energía eléctrica a unas ocho mil viviendas, muchas más de las que el domingo no sufrieron el corte.
La potencia que les sobra podría sumarse al sistema interconectado nacional, pero en Ticino, la modestia es su principal virtud. La intendenta local, Liliana Ruetsch, en declaraciones a la prensa de Córdoba, explicó que tienen su propio sistema desde agosto del año pasado y que si bien están interconectados, ante cualquier emergencia como la vivida el fin de semana, “tenemos la posibilidad de aislarnos y brindar el servicio normal a nuestro pueblo”. El secreto es la cáscara de maní, una materia prima accesible para la provincia, dado que es la que abastece de ese producto a casi todo el país.
Una explicación sencilla dice que la cáscara de maní –entre otros desechos de la producción agrícola– se acopia en celdas y luego se traslada a una caldera para la quema y de esa manera se transforma en energía potencial de vapor de agua. Eso se traslada a la turbina de vapor y se convierte en energía mecánica de rotación. Luego se acople al generador y se transforma en energía eléctrica.
De esa forma artesanal, Ticino no se quedó a oscuras como el resto del país, salvo Tierra del Fuego. Para completar el cuadro de autoabastecimiento, la caldera que utilizan fue fabricada en el país. A diferencia de las fuentes basadas en combustibles fósiles, este tipo de generación, denominada de “ciclo cerrado”, no emite gases de efecto invernadero, de manera que contribuyen a mitigar el cambio climático.
Ticino es una localidad ubicada en el departamento General San Martín. Según el censo de 2010, tiene 2188 habitantes. Está situada sobre la ruta provincial 6, a 190 kilómetros de la ciudad de Córdoba. La localidad fue fundada en 1911 por dos ítalo-suizos, Ricardo Simonini y Juan Thiele. El nombre fue elegido basándose por un lado en el río Tesino (Ticino en italiano), que recorre la Suiza meridional y el norte de Italia.
Y para abundar sobre la última proposición de nuestro primer párrafo, el texto completo de Colapso, de Bruno Carpimetti, en el sitio amigo Socompa.
El domingo pasado, a consecuencia de la pérdida total del suministro eléctrico en gran parte del Cono Sur de Sudamérica, se vio claramente la fragilidad de un sistema cada vez más complejo y dependiente de una tecnología incomprensible para el común de los ciudadanos y en manos de corporaciones mafiosas. ¿Qué podemos hacer?
“Así pues, tanto las sociedades como los grupos humanos más pequeños pueden tomar decisiones catastróficas por toda una serie secuenciada de razones: la imposibilidad de prever un problema, la imposibilidad de percibirlo una vez que se ha producido, la incapacidad para disponerse a resolverlo una vez que se ha percibido y el fracaso en las tentativas de resolverlos“. Jared Diamnond – “Colapso: Por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen”.
Hace tiempo que nos venimos preparando. En mi casa hay mochilas de supervivencia listas, armas y municiones siempre preparadas, rutas de escape de la ciudad planeadas, puntos de encuentro pactados, vehículos siempre aprontados para la huida. Todos mis hijos han escuchado hablar del tema, y con sus distintas edades y responsabilidades saben más o menos como actuar en una situación de ese tipo. La inundación del 2013 en La Plata fue el punto de inflexión donde comenzamos a prepararnos para el colapso. Durante esa fatídica jornada, y durante los días subsiguientes, ninguna institución estatal se hizo presente en el caótico escenario, y solo la reciproca solidaridad entre los vecinos logró que las consecuencias de la tragedia no fueran aun más graves.
La idea de los sobrevivencialistas o “preppers” se popularizo en los EEUU de la Guerra Fría, donde importantes sectores de la población comenzaron a prepararse para el apocalipsis nuclear y el caos que sobrevendría a posteriori. Durante los años 60´s y 70´s, muchos estadounidenses asustados, construyeron refugios anti–bombas en los patios de las casas, almacenaron comida y agua en cantidades industriales y se entrenaron en todo tipo de técnicas de supervivencia. Aquí, las ideas “prepper” llegaron ya en el siglo XXI, de la mano del caos social y económico del 2001 y de las amenazas del cambio climático.
El domingo pasado, a consecuencia de la pérdida total del suministro eléctrico en gran parte del Cono Sur de Sudamérica, se vio claramente la fragilidad de un sistema cada vez más complejo y dependiente de una tecnología incomprensible para el común de los ciudadanos y en manos de corporaciones mafiosas. Lo más disparatado de la situación, es que frente a la evidente precariedad en la que vivimos y al desamparo que plantea el derrumbe repentino del sistema, la gran mayoría de la gente confía la resolución de la crisis a entelequias impotentes como “Edesur” o “el gobierno”, y no en la propia capacidad de organización.
Vivimos en una época en la que la crisis civilizatoria se cocina a fuego lento y de manera progresiva. En este sentido, los cientos de noticias que se comparten día a día sobre el constante deterioro de las condiciones de vida de la gran mayoría de la humanidad, la consolidación de sistemas de poder cada vez más injustos y despóticos, la acumulación de inimaginables riquezas en manos de unos pocos mientras miles de millones de personas no alcanzan a las condiciones materiales básicas de supervivencia, y desde las últimas décadas, los cambios profundos de origen antrópico que se han producido en el funcionamiento del clima del planeta, no encuentran una respuesta en el imaginario social de la humanidad que impugnen el orden actual y a la vez promuevan una utopía superadora.
La falta de capacidad de respuesta de nuestras sociedades a las amenazas crecientes para su supervivencia hace obvia la analogía con la parábola de la “rana hervida”. Esta puede resumirse así: Si ponemos una rana en una olla de agua hirviente, inmediatamente intenta salir. Pero si ponemos la rana en agua a la temperatura ambiente, se queda tranquila. Si elevamos la temperatura gradualmente, la rana no atina a reaccionar. A medida que la temperatura aumenta, la rana está cada vez más atontada, sabe que algo va mal, se intranquiliza, pero no hace nada para salir inmediatamente de la olla. Aunque nada se lo impide, la rana se queda ahí y muere.
Como parte de una generación que llegó a fines del siglo XX, cuando la modernidad daba sus últimos estertores, siempre sentí la obligación de aportar a la construcción de soluciones a los problemas de nuestra sociedad. En ese entonces, los que pensaban que las cosas estaban mal en el mundo, depositaban sus esperanzas en algo que llamaban “la revolución”, y que, luego de la toma del poder estatal, iba a lograr reencaminar el sistema hacia la construcción de un mundo ideal. Hoy, en pleno siglo XXI, creo que la tarea política de aquellos que aun sueñan con construir una sociedad donde la calidad de los vínculos (de producción, educativos, fraternos, amorosos, familiares, etc.) hagan que la gente viva más feliz, es crear, aquí y ahora, espacios de sociabilidad como los que decimos desear, para que el próximo colapso nos encuentre listos para sobrevivir, y para que una vez que la anomia y el caos se expandan, puedan servir como modelos para la reconstrucción de una humanidad más digna.