El pasado 25 de marzo, en Comodoro Rivadavia, un menor de 12 años fue violado. El hecho desencadenó una pueblada y un vecino, José Oviedo, fue linchado y asesinado porque erróneamente se difundió que el agresor sexual era su hijo. Esta semana se dieron a conocer detalles de la investigación y se confirmó que el autor de la violación ya había sido identificado. No se trataba del hijo de Oviedo sino de un menor de 15 años, que también participado de la pueblada.
Por Vicky Castiglia / El caso de Oviedo vuelve a poner sobre la mesa la problemática de los linchamientos, con el brutal agregado de su asesinato en manos de los vecinos del barrio Fracción 14. Este tipo de accionar cristaliza en cierta medida la lógica de la “justicia por mano propia” que atraviesa a todos los sectores de la sociedad y que ha sido profundizado por los discursos punitivistas del aparato hegemónico comunicacional (como la condena mediático a los sectores más vulnerables en relación con el delito por el sólo hecho de ser pobres) y las políticas, en sintonía con la mano dura, del actual gobierno de la Alianza Cambiemos (como la Doctrina Chocobar o los casos de represión policial)
“Que (la de los Oviedo) “era una familia problemática”, que “robaban a los vecinos”, que practicaba “ritos umbanda”, que tenían “antecedentes de abusos sexuales”. Cuando los vecinos y vecinas se juntaron para protestar motivados, en principio, por el abuso de un nene de la zona, o pedir mayor presencia policial o que haya más frecuencias de la única línea de colectivos que transita por el lugar, rápidamente afloraron los enconos personales (colectivos) contra la familia Oviedo”, explica el periodista Sebastián Premici en Página12 sobre los motivos que desencadenaron el linchamiento.
A este escenario, se suma el de la tardanza por parte de la Policía en comunicar el hecho de violación y la manifestación vecinal al Ministerio Público Fiscal, según señalaron los mismos vecinos. Por el momento, los policías Víctor Farcy y Juan Cruz Campos fueron separados de sus cargos, puesto que ellos se encontraban junto a José Oviedo cuando se inició el linchamiento.
Premici agrega: “Existen otros elementos de contexto que contribuyen a entender, quizás, el clima de violencia que se vivió (y vive) en esa ciudad, cuyos índices delictuales la colocan en segundo lugar después de Rosario, según los datos que manejan en el MPF: la pobreza creció un 61 por ciento entre el segundo semestre de 2017 y el mismo período de 2018; el año pasado, la inflación en la Patagonia fue del 50 por ciento y la pérdida de puestos de trabajo directos del sector petrolero en Chubut (Comodoro Rivadavia es la ciudad central de la Cuenca del Golfo San Jorge) ascendió a más de 2100 personas entre diciembre de 2015 a junio del año pasado, y llegan a más de 4000 si se cuentan los puestos indirectos”.
Ya en 2014, en un comunicado denominado “Cristales Rotos” la facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata, se había pronunciado en torno a los linchamientos. Allí había advertido que “diariamente miles de pibes de nuestras barriadas empobrecidas padecen diferentes versiones de violencia institucional o social sin que las omnipresentes narrativas mediáticas lo señalen en absoluto. Junto a otros actores e instituciones, los medios de comunicación constituyen en la actualidad uno de los principales orientadores del fluir social. Sus relatos son configuradores de prácticas y sentidos que establecen lo legítimo y lo ilegítimo en una sociedad.Al referirse a los sujetos sociales, muchas de estas narrativas profesan un doble estándar que diferencia a ciudadanos de primera y segunda categoría, justificando y promoviendo actos de violencia como los que estamos refiriendo. Como se ha señalado tantas veces, los varones jóvenes pobres constituyen la síntesis de un entramado complejo y diverso de construcción de otredades, que los convierte en enemigos principales de la sociedad, portadores de una peligrosidad intrínseca, y por tanto merecedores del mayor de los castigos. Basta con la adecuación al estereotipo estigmatizante para que un joven sea declarado ‘delincuente’, violando sistemáticamente el principio de inocencia hasta tanto se demuestre lo contrario.”
En sintonía, en una columna publicada por esta agencia a fines del año pasado, el doctor en Comunicación, Víctor Ego Ducrot había señalado: “La frase ´si matamos a los malos sólo quedaríamos los asesinos´, suena contundente pues nos lleva a una sociedad en la que sólo sobrevivirían los asesinos, que lo serían aunque sus víctimas hubiesen sido “malas personas”, delincuentes. Y todo ello podría acontecer si se impusiese esa tendencia punitivista, casi de linchamiento, creciente en nuestras sociedades, la que explica a Bolsonaro en Brasil, por ejemplo, y a Mauricio Macri en Argentina, quien en medio de la debacle que su gobierno provocó en todos los capítulos del denominado desarrollo social, ya planifica su postulación a un segundo mandato y pretende asegurar el núcleo duro de sus votantes -un tercio del electorado argentino – desde discursos y decisiones de Estado de mano dura y represión policial”.
Por lo pronto, por el linchamiento de Oviedo fueron detenidas varias personas y se esperan más detenciones, ya que se calcula que fueron más de 20 los que participaron del hecho, según consignaron diversos medios de prensa.