El presidente Donald Trump parece haber dado un paso atrás en su decisión de cerrar la frontera sur estadounidense con México, bombardeado por las presiones del poder empresarial, políticos de ambos partidos y sus propios asesores, preocupados no por los migrantes centroamericanos sino porque la medida podría afectar sus bolsillos.
Gerardo Villagrán del Corral (*) / Tras haber amenazado al Congreso la semana anterior, el pretexto usado ahora es que el gobierno mexicano ha respondido a su exigencia de adoptar medidas más severas para frenar el flujo migratorio procedente de Centroamérica. Pero en esta demoledora máquina de ir hacia adelante y hacia atrás, la decisión final de Trump aún está por verse.
Tras sus sucesivos fracasos en diferentes escenarios geopolíticos, desde Corea hasta Venezuela, pasando por el Golán, Trump trató de desviar la atención hacia la frontera sur y las decenas de miles de migrantes centroamericanos que buscan en EEUU el trabajo que las políticas neoliberales impuestas por Washington le niegan en sus propios países.
AMLO: No caer en provocaciones
La respuesta del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador fue serena: estamos decididos a mantener una relación de amistad, cooperación, ayuda mutua”, “que no haya pleitos, que podamos entendernos”. “No vamos a caer en ninguna provocación”.
Señaló que se busca alcanzar un acuerdo regional para resolver el problema migratorio, para lo cual ya se reunió con integrantes del congreso estadounidense y mantiene contactos con autoridades de Guatemala, Honduras y El Salvador, y señaló que una visita suya a Washington dependerá de que se logre dicho acuerdo: “si no, no hay otro tema. No vamos a ser candil de la calle y oscuridad de la casa”.
Datos oficiales indican que sólo el 16 por ciento de las deportaciones desde EEUU corresponden a indocumentados de origen mexicano; el resto proviene de diversos países de Centroamérica, que migran porque tienen necesidad de trabajar. Hay que resolver este problema abriendo más opciones laborales, indicó.
López Obrador reconoció que debe haber mayor control sobre la venta de armas. “Hay datos de que se están vendiendo más armas en las armerías de EEUU. Mucho tráfico de armas”, por lo que se buscarán alternativas para reducir este tráfico, señaló.
Trump, para justificar su marcha atrás, dijo el martes a la prensa que México, “como saben, a partir de ayer ha empezado a detener mucha gente en su frontera sur que llegaba de Honduras, Guatemala y El Salvador; realmente están deteniendo a miles de personas. Ellos (México) dicen que los van a frenar. Veremos. Tienen el poder para frenarlos, tienen las leyes para frenarlos”, añadió.
Ante las permanentes amenazas de Trump,, el canciller mexicano Marcelo Ebrard dejó en claro que no habrá un cierre en la frontera entre México y Estados Unidos y que la política mexicana no va a modificarse: “es una política regulatoria, una política de respeto a los derechos humanos pero también es una política… que se basa sobre un elemento: el respeto a las normas mexicanas”, dijo.
Con mi negocio no te metas
“Como un esquizofrénico al borde de un precipicio, el mandatario estadounidense siguió amenazando con el cierre completo, no sólo si México no hace más, sino si su propio Congreso no llega a un acuerdo sobre la emergencia nacional en la frontera”, señaló David Brooks en La Jornada.
Trump afirmó estar consciente de que una clausura de la frontera tendría un impacto negativo sobre la economía estadounidense al señalar que México es un socio comercial muy grande, pero aunque “para mí el comercio es muy importante… la seguridad es lo más importante”. Y agregó que “si no llegamos a un acuerdo con el Congreso, las fronteras serán cerradas al ciento por ciento”.Resultado de imagen para eeuu automotrices
El poder fáctico no estuvo de acuerdo esta vez con Trump: asociaciones empresariales y connotados economistas han expresado su alarma ante una clausura de la frontera. La Cámara de Comercio habló de una debacle económica, la Asociación Nacional de Manufactureros advirtió que un millón de empleos estadounidenses podrían estar en riesgo.
Dirigentes de trasnacionales como General Motors, Ford y Fiat Chrysler emitieron un comunicado en el cual afirman que cualquier acción que frene el comercio en la frontera será dañina para la economía estadounidense, en particular para la industria automotriz. Un cierre completo de frontera podría congelar la producción de automóviles en EEUU en una semana.
Larry Kudlow, jefe del Consejo Nacional Económico de Trump, dijo que estaba explorando la manera de cerrar la frontera a la inmigración y mantenerla abierta al comercio: “Estamos… buscando maneras de permitir el pasaje de carga”, es posible frenar la inmigración indocumentada y no tener daño económico al permitir el flujo del comercio, agregó.
Asimismo, el sector agrario ha indicado que millones de dólares en vegetales, frutas, lácteos y granos pasan por la frontera en ambas direcciones cada día, mientras que comerciantes tanto en la zona limítrofe como a escala nacional señalaron que un cierre tendría impactos severos para el sector.
¿Una emergencia fabricada?
Hay muchos preocupados por la “esquizofrenia”. El líder republicano del Senado, Mitch McConnnell, dijo que un cierre de la frontera tendría un impacto económico potencialmente catastrófico sobre EEUU: “yo esperaría que no hagamos ese tipo de cosas”, añadió. La presidenta de la cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, manifestó su deseo de “que haya algún nivel de madurez en la Casa Blanca acerca de la noción de un cierre”.
El traslado ordenado por Trump de cientos de agentes de Aduanas y Protección Fronteriza para asistir con el procesamiento de familias centroamericanas que llegan en números elevados a la frontera, de nuevo ocasionó demoras para camiones de carga y otros vehículos en puntos de cruce desde Brownsville hasta San Diego.
Entre fake-news, amenazas, fracasos y actos esquizofrénicos, pocas cosas sorprenden ya del inquilino de la casa Blanca (dicen que él cree ser el propietario). Y hablando de mentiras, en medio de los mensajes sobre la frontera, Trump declaró ante las cámaras: “Mi padre es alemán, era alemán, nació en un lugar maravilloso en Alemania”. Sin embargo, Fred Trump, el padre del presidente, nació en Nueva York en 1905.
Trump ha hecho en promedio 22 declaraciones falsas o engañosas cada día, para sumar un total de 9.473 fake-news lo largo de los 802 días de su presidencia, de acuerdo con cálculos de The Washington Post. Duro de creer, lo de Trump.
(*) Antropólogo y economista mexicano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE), sitio del cual se tomó este texto.