En “Carta de amor de un delincuente a otro”, Guillermo Saavedra, el crítico cultural y poeta que elevó a categoría de runflería estética el mismo verso injurioso que tanta gloría le debe a Quevedo e interpretaciones a Borges; Saavedra, anticipábamos hoy dedica sus coplas y minuetos de la palabra cuchillera a un tal Stornelli.
Quiero mudarme a Comodoro Py
para confiarme enteramente a ti,
para que nadie sepa que mentí,
que extorsioné a lo loco y delinquí
como un pirata inglés o magrebí,
y a cuatro manos guita recibí
de mil otarios. Decime que sí,
chichi Ercolini, por favor, decí.
Ya lo tenemos a ese buen gurí,
el fiscal Curi, culo de organdí,
pidiendo a gritos que manden a Py
la causa chota que tienen aquí.
(¡No mandés audios, por favor, tri-trí,
o este Padilla nos pone a parir!).