La patria sí, y las luchas que la habitan. Sin remilgos ni blandenguerías perfumadas y con la palabras de un poeta del Conurbano al Sur. Periodista joven, no esquiva y mete la zurda directo a la jeta. Quizá nos recuerde a Néstor Perlongher, a Osvaldo Lamborghini. Se llama Rober Mur y aquí su texto.
Patria o Muerte, fue lo primero que
leyó la abuela al pasar
por la puerta, escrito en una pared
de mi habitación.
Por qué pusiste eso, preguntó ella,
si eso lo escribían
-cincuenta años atrás-
en los buzones de las comisarías,
los tipos que dormían
un par de noches, después de
escarmentar a bastonazos.
Y justamente –le contesté-, ¿no es acaso
esta pieza un pequeño calabozo?
¿No es el mundo una gran comisaría?
«Patria o Muerte»: No, abuela, yo no escribí eso
¡Si yo no conozco a la Patria,
mucho menos a la Muerte, me las
han prohibido ambas al nacer!
Son ellas, en cambio,
las que se han metido
en mi habitación,
que nos vienen a buscar
a este polviento encierro,
a la quietud silenciosa
de mis noches,
mis sueños, mis tristezas
y mis pajas.
¡Patria o Muerte! insistió abuela
y volvió en el tiempo;
viaja, vuelve,
y se trae consigo
a los dormidos
sobre los colchones
en la noche fusiladora.
Ella retrocede, vuelve el reloj atrás
y rejuvenece, en busca
de la Patria y la Muerte.
Yo, en cambio, envejezco
congelado en el presente,
en mi habitación,
en la amnesia de mi cama
y sobre mí,
en la pared descascarada
de mi vida, de mis días
en la humedad de mis sueños pajeros:
Patria o Muerte.
Yo no lo escribí. Nadie fue.
Simplemente aparece pintado cualquier día,
de la nada, cuando
es momento de que aparezcan,
como balazo furtivo
manchando de rojo, una herida
en el blanco y celeste
de la Argentina, ese padre
que ni yo, ni mis hermanitos
conocimos jamás.
la Patria y la Muerte,
que están siempre
atentas, siempre observando,
en las paredes, en las puertas
los pasillos, los andenes.
Siempre nos esperan
mientras los peleles
intentamos inventarnos
la libertad, el amor
y el alma con
alambres y cartón.
Patria o Muerte, como advertencia
porque somos pobres
y morimos como podemos,
como nos alcanza.
Patria o Muerte,
en la precisión de datos
que guardan los ficheros
de la memoria anciana.
La Patria y la Muerte,
como óleo pintado a mano,
sobre el plástico
frío y posmoderno.
Pintadas, la Patria y la Muerte
por la historia, en mi habitación
para recordar que
en esta cárcel
no estamos solos.