Uno de los temas de agenda más importante de los últimos tiempos en la agenda internacional es la guerra comercial entre China y Estados Unidos y sus potenciales repercusiones en todo el mundo. Fue en Buenos Aires, en la Cumbre del G20, cuando el presidente estadounidense Donald Trump y su par chino, Xi Jinping fijaron un plazo límite para llegar a un acuerdo arancelario: el 1° de marzo. De no alcanzar un arreglo, el Fondo Monetario Internacional, ya advirtió sobre las consecuencias que puede acarrear este estado de situación para la economía mundial.
Por Vicky Castiglia / En un contexto en el que mucho se habla sobre la importancia del multilateralismo, quizás uno de los temores más grandes en torno a una eventual falta de acuerdo entre China y EE.UU. sea un regreso a un escenario de situación similar al de la guerra fría, salvando las grandísimas distancias de un siglo a otro. En este sentido, hay autores, como la periodista Alicia González, corresponsal de economía internacional del diario El País, que se atreven incluso a afirmar que la guerra fría de este siglo será tecnológica. No es de extrañar, puesto que la cuarta revolución industrial, marcada por la convergencia de tecnologías digitales, físicas y biológicas, está aquí.
Ahora bien, el principal trasfondo de la guerra comercial es la modificación de las reglas de comercio y cómo afectará a los países de todo el globo.
En este escenario de desconcierto a nivel internacional, ¿cómo se posiciona la Argentina? Recientemente un diario de tirada nacional, hizo referencia a una estación de observación lunar china en la Provincia de Neuquén en la que –advirtió- “podrían estar llevándose a cabo operaciones de inteligencia”. Es que fuentes norteamericanas citadas en la nota sostienen que esa base “sirve para monitorear blancos estadounidenses”. El medio expresó las preocupaciones de Estados Unidos al respecto, país con el que la gestión de Mauricio Macri siempre ha estado en sintonía.
Sin embargo, y a pesar del interés del diario en remarcar que la estación de observación nace producto de un acuerdo entre Xi Jinping y la gestión de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, lo cierto es que Argentina mantiene fuertes relaciones con el país asiático al día de hoy, incluso le gana a Estados Unidos como socio comercial.
Según datos del INDEC del 2018, La República Popular China se ubicó como segundo socio comercial, después de Brasil, siendo Estados Unidos quien se ubica en el tercer lugar. El intercambio con China registró, en diciembre, un saldo comercial negativo de 209 millones de dólares. Las exportaciones sumaron 549 millones de dólares, con un alza de 144,0% (324 millones de dólares) respecto a igual mes del año anterior, debido principalmente a un aumento de ventas de productos primarios y manufacturas de origen agropecuario. El 59,6% de las exportaciones de ese mes se concentró en un solo producto: porotos de soja excluidos para siembra.
“Las importaciones desde China totalizaron en diciembre 758 millones de dólares. Decrecieron 23,1% con respecto a igual mes del año anterior (-228 millones de dólares) debido a menores compras de todos los usos económicos excepto combustibles y lubricantes, que no tuvieron variación. Los productos máquinas, aparatos y material eléctrico y sus partes; aparatos de grabación o reproducción de sonido, aparatos de grabación o reproducción de imagen y sonido en televisión y las partes y accesorios de estos aparatos; reactores nucleares, calderas, máquinas, aparatos y artefactos mecánicos; partes de estas máquinas o aparatos y productos químicos orgánicos, totalizaron 472 millones de dólares que equivalieron a 62,3% del total importado desde China”, señala el informe y agrega que en diciembre, “el comercio con China implicó 9,1% de las exportaciones totales y 19,7% de las importaciones totales”.
Además, actualmente, Argentina ocupa el puesto 13° entre los proveedores a China, según datos de 2017. Pero la relación no es sólo comercial. En el marco del G20, a fines del año pasado, Macri firmó una serie de acuerdos con ese país, con el objetivo de ampliar la cooperación en todos los planos de la relación bilateral.
El Plan de Acción Conjunta abarca temas relacionados con inversiones, infraestructura, agricultura, minería, energía, asuntos financieros, transporte, turismo, cultura, educación, ciencia y tecnología, salud, asuntos espaciales y deportes, entre otros. Asimismo, se firmó una ampliación del intercambio de monedas (Swap) por más de 10.000 millones de dólares.
La nómina de 30 acuerdos incluye, asimismo, convenios en materia de bienes culturales, reconocimiento de títulos superiores, cooperación cultural, ciencias sociales, cooperación en materia de lucha contra la corrupción, medio ambiente, medios públicos, seguridad y capacitación pública.
Según consignó por esos días el diario Ámbito financiero, en la esfera del comercio se firmaron acuerdos para la adquisición de granos y aceites de soja, creación de un fondo de capital de trabajo por 1.000 millones de dólares y de comercio electrónico y de servicios. También se rubricaron acuerdos de inversión para proyectos de Participación Pública y Privada (PPP) en rutas y energía y sobre apertura de mercados para carne ovina y equinos en pie. Se destacan, además, los acuerdos referidos a infraestructura energética para la provincia de Jujuy y para la recuperación del ferrocarril San Martín Cargas. De hecho, uno de los acuerdos ya se implementó: a principios de este mes se enviaron 15 toneladas de cerezas desde Los Antiguos (Chubut), que llegarán en marzo a Hong Kong.
Está probado que China es, y ha sido, un aliado estratégico para el país. Sin embargo, hay un tema controversial que deberá resolverse para marzo y que pone en jaque al gobierno de Macri respecto a su relación con Trump y Xi Jinping, y es la construcción de la central nuclear Atucha III. La misma se había dado de baja a mediados del año pasado. Es que el proyecto la construcción de una central nuclear del tipo Power Hualong, (sistema de agua liviana y uranio enriquecido), que los chinos quieren construir y financiar, generó ciertas inquietudes en los Estados Unidos. Ámbito reportó que el mismo Macri rindió explicaciones ante Trump durante el G20 por este tema y luego, prometió a China definirlo antes de marzo, al igual que el acuerdo para la construcción de la represa Condor Cliff-La Barrancosa, inversión que también está dispuesto a realizar el gigante asiático en la Argentina.
Habrá que esperar para ver si Macri cumple su promesa con Xi Jinping, al menos hasta el 1° de marzo, cuando haya más definiciones sobre el futuro del comercio internacional. Por lo pronto, el buque a Hong Kong mantiene su rumbo.