Rusia y China ratificaron su respaldo al gobierno de Nicolás Maduro. Por su parte, México y Uruguay, en un intento de mediación, llamaron al diálogo en Venezuela. En tanto, la UE mantiene su respaldo a la Asamblea Nacional presidida por el autoproclamado presidente Juan Guaidó, sin llegar no obstante a reconocerlo como el nuevo jefe del Estado.
Vladimir Putin habló por teléfono con el presidente venezolano para hacerle llegar la solidaridad del Kremlin. “Le decía a Putin que hay que tener nervios de acero, calma y cordura, y máxima conciencia”, dijo Maduro ante el Tribunal Supremo de Justicia en la apertura del año judicial. “Todo el mundo a trabajar y el país sigue su marcha”, exhortó el mandatario caribeño al repasar su conversación con su colega ruso. En tanto la cancillería china destacó que “apoya los esfuerzos del Gobierno de Venezuela para mantener su soberanía, independencia y estabilidad”.
En la conversación, Putin se mostró “a favor de encontrar soluciones en el marco del campo constitucional, y superar los desacuerdos en la sociedad venezolana a través del diálogo pacífico”, según informó el Kremlin. Más temprano, Moscú había expresado su apoyo, a través de un comunicado, “a las autoridades legítimas de Venezuela en las condiciones de agravamiento de una crisis política provocada desde el exterior”.
El comunicado del gobierno ruso denunció, además, que “la destructiva injerencia exterior pisotea burdamente las normas universalmente aceptadas del derecho internacional”; y advirtió acerca del peligro de un “baño de sangre” en el país si la escalada continuaba, según Página12.
Por su parte, Maduro describió “el peligroso desarrollo de los acontecimientos en el país” en los últimos días y “agradeció a Rusia” su congruente postura. Además, ambos mandatarios expresaron su deseo de continuar promoviendo la cooperación bilateral en todos los ámbitos, después de que en diciembre Maduro anunciara acuerdos con Rusia por valor de más de 6.000 millones de dólares.
El primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, lamentó ayer que varios líderes mundiales apoyaran lo que llamó “cuasi golpe de Estado” en Venezuela y aseguró que “nadie” tiene derecho a derrocar a un dirigente por medios ilegales. “Hemos sido testigos cómo, una vez más, en una plaza ‘se elige’, saltándose la Constitución, a otro jefe de Estado. Por cierto, este cuasi golpe de Estado fue apoyado por los líderes de varios países. Muy rápido. Como si estuvieran siguiendo una orden”, escribió Medvédev en su cuenta de Twitter.
Medvédev subrayó que “nadie tiene derecho a derrocar con métodos ilegales a un jefe de Estado que ganó hace poco tiempo las elecciones (independientemente de que esa persona guste o no a algunos países y a ciertas fuerzas políticas)”.
Previamente, durante un viaje a Argelia, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, aseguró que el hecho de que EEUU y varios países reconocieran al “autoproclamado presidente”, el líder del Parlamento opositor, Juan Guaidó, es indicador de que participaron directamente en el estallido de la crisis en el país latinoamericano. “Eso es injerencia en los asuntos internos de otro país y, como ustedes saben, ya hubo un intento de apartar a Nicolás Maduro del poder, inclusive a través del asesinato”, comentó. En su opinión, la existencia de dos líderes en un país conducirá “al caos y a la inestabilidad” y llamó a “renunciar categóricamente” a cualquier plan de “interferencia militar” en Venezuela.
En tanto China siguió los pasos de Rusia. El gobierno de Xi Jinping mostró su apoyo al gobierno presidido por Maduro y censuró la “intrusión en asuntos internos” por parte de EE.UU. en el país sudamericano. “China apoya los esfuerzos del Gobierno de Venezuela para mantener su soberanía, independencia y estabilidad”, afirmó ayer en la rueda de prensa diaria la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China Hua Chunying.
“El 10 de enero, China y muchos otros países y organizaciones internacionales enviaron representantes a la ceremonia de toma de posesión del presidente Maduro”, agregó la portavoz de la cancillería, en respuesta a una pregunta sobre si Beijing sigue apoyando al citado mandatario. Además, Hua destacó que su país se opone a la interferencia en los asuntos internos de Venezuela y deseó que la comunidad internacional haga “esfuerzos en este sentido” para poner fin a la misma.
Por su parte, México y Uruguay, en un intento de mediación, llamaron al diálogo en Venezuela. El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador se diferenció de los gobiernos de la región que siguieron la decisión del estadounidense Donald Trump –incluido Mauricio Macri en la Argentina– de reconocer al opositor Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela. Obrador, en cambio, ratificó su postura de reconocer a Nicolás Maduro como el jefe de Estado legítimo y explicó que esa decisión se basa en lo que establece la Constitución de México. El gobierno uruguayo de Tabaré Vázquez se sumó a la postura de su par mexicano y entre ambos divulgaron ayer una declaración conjunta exigiendo una solución pacífica, publicó Página12.
“No queremos pleito, queremos llevar una relación de amistad con todos los pueblos y todos los gobiernos del mundo”, enfatizó Obrador en su tradicional conferencia de prensa matutina. La política exterior mexicana, prosiguió el mandatario, estará regida por cuatro principios establecidos en la Constitución: no intervención, autodeterminación de los pueblos, solución pacífica de las controversias y respeto a los derechos humanos. “No es que estemos a favor o en contra, estamos por el cumplimiento de los principios constitucionales”, concluyó.
México evitó firmar una declaración del Grupo de Lima a inicios de año que pedía a Maduro no asumir un nuevo mandato el pasado 10 de enero. Ese grupo está integrado por Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú, Guyana y Santa Lucía, además de México. El pasado 1 de diciembre, cuando López Obrador asumió el poder, Maduro asistió a una comida para celebrar la investidura de mandatario mexicano en medio de expresiones de hostilidad de legisladores conservadores.
Desde el sur del continente, el presidente de Uruguay Tabaré Vázquez hizo explícito su apoyo a Maduro no bien tomó estado público la autoproclamación de Guaidó. En una declaración junto a su par mexicano, Vázquez llamó a dialogar a todas las partes involucradas en el conflicto en un intento de reducir las tensiones en el país caribeño. Asimismo, en el texto señala que ambos países proponen un nuevo proceso de negociación incluyente y creíble, con pleno respeto al Estado de Derecho y los derechos humanos. “Los Gobiernos uruguayo y mexicano, en sintonía con las declaraciones de la Organización de Naciones Unidas y la Unión Europea, así como de los Gobiernos de España y Portugal, manifiestan su completo apoyo, compromiso y disposición para trabajar conjuntamente en favor de la estabilidad, el bienestar y la paz del pueblo venezolano”, concluye.
Por otra parte, la Unión Europea está al borde de la explosión debido a los desacuerdos arraigados en torno de Venezuela, según una nota del periodista Eduardo Febbro en Página12. Es que los 28 miembros de la Unión Europea no han seguido los pasos del presidente norteamericano Donald Trump y del selecto club de admiradores que tiene en varios países de América Latina. La sensatez y el perfil negociador han prevalecido hasta ahora con muchas dificultades. Trump les ha destruido el plan.
La Unión, de hecho, está al borde de la explosión debido a los desacuerdos arraigados en torno a Venezuela, reportó el periodista, pero aún no adoptó medidas drásticas contra el gobierno del presidente venezolano Nicolás Maduro.
En bloque, la UE mantuvo su respaldo a la Asamblea Nacional presidida por el autoproclamado presidente Juan Guaidó, sin llegar no obstante a reconocerlo como el nuevo jefe del Estado. El Viejo Continente lo promovió como el encargado de liderar el proceso de transición pero no lo legitima para ocupar el sillón presidencial. Los europeos mantienen la línea definida por la Alta Representante de la UE para la Política Exterior, Federica Mogherini, quien optó por la convocatoria de elecciones como solución “idónea y natural”. Se trata de uno esos típicos y cínicos ejercicios de equilibrismo de opereta tan corriente en el seno de la UE. No es sí, pero tampoco no. No reconoce a Juan Guaidó como Jefe del Estado al tiempo que tampoco le resta legitimidad y ofrece un respaldo completo a la Asamblea. “El 23 de enero, el pueblo de Venezuela pidió masivamente democracia y la posibilidad de determinar libremente su propio destino. Estas voces no pueden ser ignoradas”, dice el comunicado de la UE donde luego exige “un proceso político inmediato que conduzca a elecciones libres y verosímiles”. Según la Unión Europea, los poderes de la Asamblea “deben ser restaurados y respetados”.
Europa parece tener una pasión democrática con América Latina, sobre todo cuando se trata de Cuba o Venezuela. Ya dieron sobradas pruebas de que, para ellos, los valores retóricos que defienden dependen en mucho de los intereses que están en juego, por ello castigan a algunos y son condescendientes con otros. Las petrodictaduras como la de los países del Golfo Pérsico, regímenes capaces de asesinar y descuartizar a periodistas en su propio consulado como lo hizo Arabia Saudita en Turquía con el periodista Jamal Khashoggi, o autocracias criminales como la egipcia han sido tratadas con una benevolencia de santos proporcional a los contratos millonarios que Europa firma con esos países. Allí, los reclamos de democracia, soberanía del pueblo, libertad y Derechos Humanos no existen. Europa pisotea sus presuntos valores sobre la misma alfombra roja que pone bajo los pies de los dirigentes de esos países cuando visitan las capitales europeas llenos de petrodólares para comprar armas y tecnología. A nadie le importa que Arabia Saudita haya lanzado en Yemen una guerra que ha dejado decenas de miles de muertos y cientos de miles de desplazados, ni tampoco que el régimen egipcio del general Abdulfatah Said Husein Jalil al Sisi, surgido de la contra revolución conservadora que decapitó la revolución de la Plaza Tahrir, encarcele, torture y haga desparecer a cientos de personas. En cambio, en América Latina, la democracia es sagrada. Ese escenario impúdico se repite hoy con Caracas como antes se extendió con Cuba en los años en que existía la famosa “posición común” de la UE frente a La Habana promovida por otro patético peón de Washington, el ex presidente del gobierno español José María Aznar. Hoy, el problema radica en que nadie estaba preparado para el giro repentino de los acontecimientos. El gringo-intervencionismo los tomó en ayunas. Hace una semanas, había en Caracas una misión de la UE encargada de estructurar una solución negociada entre la Asamblea Nacional y la presidencia. Más aún, el lunes 21 de enero, Federica Mogherini llegó a evocar una agenda de trabajo que debía iniciarse en febrero con el Grupo de Contacto Internacional activado por la UE para encauzar el diálogo. La irrupción Juan Gauidó y la posterior intromisión de exaltado Trump derribó el edificio europeo.
Dentro de la Unión hay países como Grecia, España, Suecia o Portugal que se niegan a plegarse a soluciones de fuerza o reconocimientos unilaterales. Apuestan más bien por un proceso antes que por un golpe. Por ahora, hasta que se pongan de acuerdo, están ganando tiempo mientras la derecha europea muestras sus filosos dientes. Los conservadores agrupados en el PPE, Partido Popular Europeo, se apresta a presentar en el Parlamento Europeo una resolución donde exigirán a los gobiernos el reconocimiento de Guaidó. El alemán Manfred Weber, jefe del PPE, ya reconoció a Guaidó “como presidente interino de Venezuela”. Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo y el más acérrimo adversario de Nicolás Maduro en el Viejo Continente, aclaró que “Guaidó sí tiene legitimidad democrática”. Cabe recordar que el Parlamento Europeo ya aprobó un montón de resoluciones de condena contra Maduro así como sanciones económicas y un embargo de armas y de cualquier material que pueda ser usado en la represión. A Egipto le siguen vendiendo barcos de guerra, aviones, cañones y material represivo.
Europa busca todavía en qué lugar situarse dentro del escenario forzado que se plasmó en Venezuela. Estaba a favor de una solución “estándar”, es decir, con todas los mecanismos del dialogo institucional en marcha, pero Guaidó, Trump y las demás capitales latinoamericanas que respaldaron el golpe les empañaron la fórmula. La sinfonía de twitts emitidos individualmente por cada líder europeo, las declaraciones y las posturas han sido un poco más explícitas. En Francia, el presidente Emmanuel Macron siguió la línea europea pero, en un twitt, dijo: “Después de la elección ilegítima de Nicolás Maduro en mayo de 2018, Europa apoya la restauración de la democracia. Aclamo la valentía de centenas de miles de Venezolanos que caminan por su libertad”. El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, aplaudió el “coraje” de Guaidó. Prueba de que Caracas ha sembrado un profuso malestar fue la reacción del jefe de la diplomacia española, Josep Borrell. Cuando le preguntaron sobre la postura de Macron, el canciller dijo: “Hay algunos que quieren tener un protagonismo… ¡Pues que lo tenga! ¿Qué quiere, que digamos lo mismo ?”. La derecha europea prepara su arsenal de patrañas para librar una nueva cruzada. Hay pocas dudas de lo que ocurrirá en las próximas semanas. Se pondrán bajo el amparo de Trump y de los irresponsables latinoamericanos que, una vez más, ceden la soberanía de sus soluciones regionales a la versión más improvisada, salvaje y grosera de la política exterior norteamericana.