Sobre los significados, la significancias y las insignificancias del reciente paso glamoroso de unos 20 garcas de todo garcaje por este ispa que a veces parece disolverse como risa y mueca de payaso viejo y sin jubilación, qué más podemos aportarles, al menos desde los dolores torvos de los cada uno de nosotros que todas las putas mañanas pelamos lo que queda de la Sube desflecada para encararla de jeta al yugo. Por suerte nos asiste el poeta justiciero, el de los sonetos injuriosos, Guillermo Saavedra, hombre de Letras él, académico de la UBA. He aquí uno de sus más recientes textos. ¡Vivan Quevedo, la prosa de Borges y las runflas choriplaneras!
UN FESTIVAL DE GAGS Y DEPENDENCIA
En la ciudad sitiada por un pato,
tuneada en modo Disney con esmero,
con los rotosos y choriplaneros
gritando desde lejos “¡Macri Gato!”,
se juntaron sin gracia los pesados
a repartirse el mundo a dentelladas.
Fue un festival brutal de astracanadas
con Mauri y la Michetti diplomados
en boludez supina y obsecuencia:
la vice farfullando en frangentino,
y el Gato en claro orsai ante los chinos,
pidiendo a gritos guita y dependencia.
Frutilla para el postre fue su llanto:
no lloró por amor, fue por espanto.