Hacer zapping entre los canales de noticias de nuestra infame TV. No se salva ninguno. En ese rango se comportaron TN, América, el 26, C5N y Crónica. Fue como viajar entre las tinieblas del entendimiento falopeado.
Por Víctor Ego Ducrot (*) / Horas sin solución de continuidad para más o menos coincidir en que los pobres y los marginales adolecen de memoria afectiva; que los delitos graves, como abuso y homicidio de menores, es casi un atributo entre los sectores más postergados de la sociedad; que esos pobres y marginales no cuentan con la capacidad para reconocer al otro ni saben de empatías.
Para los dizque periodistas, entre conductores y conductoras, presentadores de noticias y especialistas en información policial, en general aunque resultó difícil visualizar excepciones dignas de mención, el crimen “aberrante” está asociado a los ciudadanos y ciudadanas titulares de la Asignación Universal por Hijo (AUF) y otros programas asistenciales del Estado. Y para ellos es relevante ser paraguayo o paraguaya; vivir en barradas pobres y haberse criado entre vecinos de esa calaña, porque de ahí salen los criminales.
Entre esos mismos comunicadores, varones y mujeres, salieron varias voces a definir al “criminal nato”, el de Cesare Lombroso (1836-1090), el “médico alienista señalado como el fundador de la criminología a partir de su obra “El hombre delincuente”, de 1876,”, como bien recuerda Gabriel Ignacio Anitua en su libro “Historia de los pensamientos criminológicos” (Editores del Puerto; Buenos Aires; 2006).
En el capítulo “El positivismo bioantropológico de Lombroso…”, Anitua apunta: “La influencia de… (frenólogos y psicólogos) y de los médicos en general fue muy importante en sus años de formación (de Lombroso) en Viena, donde escribió un trabajo sobre los himenópteros en el cual pretendió demostrar la idea, común entre los burgueses del momento, de que la inteligencia tiene una relación inversa con la prolificidad. El modelo familiar de la moral burguesa tendía a justificarse ‘científicamente’”.
Se trata del mismo Lombroso que afirmaba «en realidad, para los criminales natos – los individuos cuya criminalidad nace con ellos, está en sus genes- adultos no hay muchos remedios: es necesario o bien secuestrarlos para siempre, en los casos de los incorregibles, o suprimirlos, cuando su incorregibilidad los torna demasiado peligrosos».
No es cuestión de juzgar al criminólogo italiano del siglo XIX desde el plexo de reflexiones, conocimientos, constataciones y experiencias actuales. Sí de señalar que los animadores de nuestra TV infame omiten en forma bestial ese plexo para convertir a Lombroso en el sostén teórico del cuerpo de ideas fascista que con todo desparpajo enarbolan desde los micrófonos y las cámaras de televisión.
Pocos ejemplos pueden expresar con tanta claridad la forma en que operan las categorías de producción simbólica, a la hora de generar sentidos unificadores y represivos de control social que venimos analizando, entre docentes y estudiantes, en la materia Análisis y Producción Crítica de Narrativas sobre Delito y Violencia, que dicto en la Maestría Comunicación y Criminología Mediática de la Faculta de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP.
Sobre el caso Sheila, el diario Página 12 referencia este viernes lo siguiente: “El cuerpo de la niña fue hallado en un espacio entre dos viviendas linderas. La hermana del padre y su pareja fueron detenidos. En declaraciones a la policía habrían reconocido el crimen. Los tíos de Sheila Ayala confesaron el asesinato de la niña de diez años que desapareció el domingo pasado cuando jugaba en la puerta de la casa de su papá, en el barrio Trujuy, en la localidad de San Miguel. Según trascendió, la hermana del padre de Sheila, Leonela, y su pareja Fabián González, de 24 años, admitieron que tomaron drogas y alcohol y que no saben cómo llegaron a la situación del crimen. La declaración llegó unas horas después de que se hallara el cadáver de la nena en una bolsa, en un espacio entre dos paredes, en una zona contigua a la casa donde vive la pareja (…). Durante los cuatro días que duró la búsqueda, se barajaron diversas hipótesis, las principales eran un posible abuso o un ajuste de cuentas por drogas. De cualquier modo, la lupa de la justicia siempre estuvo puesta en el círculo familiar, ya que desde un primer momento hubo acusaciones cruzadas entre los padres, que están separados. La trama del caso recordó el caso de Candela Rodríguez, la niña de 11 años que desapareció a pocas cuadras de su casa en Hurlingham, el 22 de agosto de 2011, y cuyo cadáver asfixiado apareció nueve días después, también dentro de una bolsa. Mientras se rastrillaba el predio, que ocupan unas 20 familias, la tía materna de la nena sostuvo, ante un medio periodístico, que Sheila ‘nunca se iría con alguien que no conociera’, y que en la DDI le leyeron la declaración de una testigo que vio a una mujer llamar a la nena por su nombre: ‘ella sale y le dice tía, tía y se va (con ella)’, explicó la mujer. Una versión que a la luz de los hechos parece confirmarse”.
Aproximadamente esos son los hechos conocidos por el periodismo al momento de la redacción de este texto. Sobre ellos, hace más de dos días, los canales de noticias de la TV infame vienen desplegando conjeturas y sobre todo afirmaciones condenatorias y, en genera,l infamantes respecto de los principales sospechoso y sobre el contexto de los acontecimientos.
El periodismo tiene lógicas, procedimientos, responsabilidades y roles diferentes respecto de aquellos que son atributos del Poder Judicial, de los fiscales y de los procedimientos que regulan la capacidad punitiva del Estado.
La prensa puede llegar a conclusiones propias y difundirlas, siempre y cuando encare investigaciones desde y con sus propias herramientas, y en algunos casos puede contribuir al esclarecimiento de ciertos hechos, en particular en tiempos como los nuestros, en que las fuerzas de seguridad, la Justicia, los ministerios públicos, la corporación política y la trama de medios concentrados tejen redes de complicidad que explican por sí solos las tramas del delito y de los despliegues represivos-discriminatorios.
Pero la TV infame se dedica a otra cosa. Es una suerte de Bolsonaro en grajeas, en dosis trasfundidas en noticias como espectáculos macabros.
(*) Doctor en Comunicación por la UNLP, periodista, escritor. Profesor titular de Historia del Siglo XX (Cátedra II) en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP. Profesor titular de Análisis y Producción Crítica de Narrativas sobre Delito y Violencia, en la Maestría Criminología y Medios de Comunicación. Director de AgePeBa.