Pues se logró una primera condena para los torturadores de Macri. Fue la aplicada ayer, con penas de ocho a diez años y medio de prisión por torturar y realizar simulacros de fusilamiento a dos jóvenes de la Villa 21-24 de Barracas. Los condenados fueron seis integrantes de la Prefectura Nacional. Se trata de la primera a miembros de fuerzas de seguridad por delitos represivos cometidos en el gobierno de Cambiemos.
“Los dos chicos (víctimas), Iván Navarro y Ezequiel Villanueva Moya, salieron llevados en andas por la puerta del Palacio de Tribunales que da a la calle Tucumán, mientras centenares de personas que los esperaban fuera del recinto coreaban: ‘Olé, olé, a nuestros chicos no les pegan nunca más, Patricia Bullrich vos tenés que renunciar. Las abogadas querellantes, Agustina Lloret, del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y Gabriela Carpinetti, por La Poderosa, coincidieron en que fue ‘un fallo histórico’ porque el accionar represivo fue calificado como “torturas, tal como corresponde” y la decisión del Tribunal Oral 9 ‘debe servir para poner freno a un accionar de las fuerzas de seguridad que es sistemático’. Así consigna este sábado en Página 12 el colega Carlos Rodríguez.
Los prefectos Leandro Antúnez, Orlando Benítez y Osvaldo Ertel fueron condenados a 10 años y seis meses de prisión, mientras que sus coimputados Eduardo Sandoval, Ramón Falcón y Yamil Marsilli, recibieron penas de 8 años y once meses de cárcel, además de la inhabilitación absoluta y perpetua para volver a ejercer cargos públicos. En todos los casos, la calificación del hecho fue “Privación ilegítima de la libertad, torturas, lesiones leves, en concurso real con robo agravado en poblado y en banda, con el agravante de haber sido cometido por miembros de las fuerzas de seguridad”. Además de los golpes, la tortura psicológica y las amenazas de muerte, los prefectos se quedaron con un celular y efectos personales de uno de los dos chicos. Los fundamentos del fallo se conocerán el 22 de octubre.
Nora Cortiñas, de Madres Línea Fundadora, le dijo a Página 12: “lo que hicieron los prefectos fue una parodia, una mentira que nada tiene que ver con lo que hicieron”. Precisó que “al pedir perdón, lo único que hicieron fue reconocer el delito que habían cometido”. Criticó además que hayan hablado “del dolor de sus familias, de sus hijos, porque ellos están presos, sin tener en cuenta el dolor que le causaron ello a los dos chicos torturados y a sus familias, que luego sufrieron amenazas y persecución”. Sobre el fallo condenatorio, consideró que se ha dado “un paso importante, pero hay que seguir luchando para que haya justicia en otros muchos casos similares que ocurren en las villas y que siguen impunes, como Kevin (Molina) y como tantos otros”.