Dios nos libre y guarde de eso padrecitos misóginos, fachos y por supuesto un tanto psicópatas; y se menciona lo psicópatas porque el lícito preguntarse qué sucedería si cualquiera de nosotros sale un día de la redacción, se instala en Plaza de Mayo, por ejemplo, y dice que habla con el Gran Maestre Kripton y que todos somos descendientes de un cacho de esa piedra verde llamada criptonita, a la cual tanto teme Superman, otro misógino que postergó a Luisa Lane por creerse que vuela y es de acero. Seguro que llaman al SAME psiquiátrico. ¡Ay los “padres”, que así se hacen llamar los curas, de esa Iglesia que, como tal, durante la dictadura genocida fue bestial cómplice! “Este es un tema que no tiene nada que ver con la religión. Tiene que ver con la ciencia, que dice que la vida empieza desde la concepción. Va más allá de cualquier credo”, decía con total impunidad ante su obscena ignorancia Ayelén Amancar, de la fundación Más Vida y militante fervorosa contra la legalización del aborto, tema cuyo tratamiento en el Senado se encuentra ya en tiempos de dramática incertidumbre. Pero la Iglesia Católica misma se encarga de dejar en ridículo a sus admiradoras, porque es esa institución la que llama a movilizarse contra el derecho de las mujeres, del conjunto de la sociedad y contra la ciencia, con tanta arrogancia autoritaria y carencia de fundamentos que, haciendo uso de lo que bien sabe, convertir en verdad a cualquier atado pestilente de mentiras y supersticiones, pretende obligar a que el conjunto de los argentinos vivan sometido al imperio de su prejuicios, privilegios y catacumbas de encubrimiento, entre ellas la de la pedofilia. “La semana pasada, la Conferencia Episcopal emitió un comunicado en el que invitó a salir a las calles a protestar en contra de la legalización del aborto”, recuerda hoy el diario Página 12, y culminará su cruzada en la Catedral de Buenos Aires el 8 de agosto, el día que el Senado tratará el proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo. La misa será presidida por el cardenal Mario Poli, arzobispo de Buenos Aires, y concelebrada por Oscar Ojea, obispo de San Isidro y presidente del Episcopado, y otros obispos. Por su parte, el Consejo Nacional de la Acción Católica Argentina (ACA) llamó a manifestarse frente al Congreso Nacional pasado mañana, día en que se firma el dictamen de comisión.
Por Vicky Castiglia / Ojalá que nunca haya que informar sobre Poli y Ojea lo que el ya citado Página 12 informa este martes sobre el cura Carlos Gamboa, a quien la Justicia fue la que lo obligó a reconocer a su hija, hoy de 18 años, Agustina Gamboa Arias. Fue ella la que dio el siguiente testimonio, según un texto de la colega Alejandra Hayon: “Hace cuatro años Agustina Gamboa Arias viajó a Salta para buscar a su papá, un cura salteño que se negó a reconocerla. Según relata, lo encontró en una iglesia justo antes de dar misa. Discutieron afuera de la parroquia y esa fue la última vez que lo vio. Con 15 años, Agustina sintió que necesitaba ese descargo personal como una forma de encarar al fin todos esos años de abandono. Pero la necesidad de expresarse volvió ahora, a sus 18, cuando en medio del debate por el aborto legal lo escuchó defender su postura apelando al acompañamiento de las mujeres y de ‘los chicos que están vivos’ para evitar los abortos. La doble moral del cura hizo que esta vez el descargo de Agustina se volviera público, viral. ‘No me callo más’, denunció la joven. ‘La realidad contradice sus palabras, pues sistemáticamente descuidó y desatendió de mí, su hija Agustina María Gamboa Arias, nacida en mayo del 2000’, escribió Agustina en una carta que publicó en Facebook y que en pocas horas fue compartida y comentada por miles de personas”.
Ese es el contexto, con ribetes de patética hipocresía, en el que millones de argentinas y argentinos esperamos que por fin el Senado esté a la altura de sus responsabilidades y convierta en ley al derecho de la mujeres al aborte, con categoría de principio inalienable, aunque al cierre de esta columna la incertidumbre sobre la suerte de la democracia real era un triste constante.
Este martes finalizan las audiencias de especialistas sobre el proyecto de ley sobre interrupción voluntaria del embarazo (IVE) que ya cuenta con la sanción de la Cámara de Diputados y habrá una reunión clave entre los senadores que lo apoyan y los que exigen cambios. En tanto se espera que el miércoles el plenario de comisiones de Salud, de Asuntos Constitucionales y de Justicia del Senado, emita dictamen de cara a la votación que tendrá lugar el próximo 8 de agosto.
Las últimas novedades dejan abierta la posibilidad de que se introduzcan cambios al proyecto original y vuelva a la Cámara Baja para que se vote. Es que por el momento, las posturas en la Cámara Alta están divididas: por un lado se ubican aquellos que están a favor del proyecto sin modificaciones, por otro lado se ubican quienes rechazan la posibilidad de que Argentina avance en materia de derechos en favor de las mujeres y rechazan la iniciativa, y finalmente se encuentra el grupo de senadores que quiere realizar modificaciones.
Frente a este escenario, el jefe del bloque peronista y defensor del proyecto, Miguel Pichetto adelantó que aceptaría los cambios que plantea el tercer grupo a cambio de obtener los votos necesarios para convertirlo en ley. Éste grupo está integrado por los cordobeses Laura Rodríguez Machado (PRO-Cambiemos), Ernesto Martínez (Partido Nuevo-Cambiemos) y Carlos Caserio (Bloque Justicialista). Proponen acortar el plazo para la realización de la interrupción voluntaria del embarazo de la semana 14 a la 12, incorporar la objeción de conciencia institucional –para los centros de salud privados– y destinar una partida presupuestaria específica para las provincias. También pretenden eliminar las sanciones penales para los médicos o autoridades institucionales que se nieguen a practicar abortos (prevista en la media sanción para quienes no estuvieran en el registro de objetores de conciencia) y se incorpora la producción pública de medicamentos como el misoprostol, que la Nación deberá proveer a las provincias, según informó Página12.
En una entrevista publicada el domingo en el diario Río Negro, Pichetto dijo que propondrán las modificaciones que impulsa el triunvirato cordobés. «Hay un escenario de paridad. Vamos a aceptar algunas reformas para tratar de consolidar el voto positivo y salvar la ley” adelantó y agregó: «Objeción de conciencia institucional, de clínicas confesionales, se va a eliminar la pena a los médicos, sacarle la pena es sacarle la presión de las corporaciones médicas, alivianamos la ley. No es lo sustancial eso. Lo sustancial es la despenalización, fijar el plazo. La reforma traería una baja de 14 a 12 semanas. Son tres meses, un tiempo bastante prudencial, no es significativo”.
Con la introducción de estos cambios, los senadores del Movimiento Popular Neuquino, Guillermo Pereyra y Lucilla Crexell apoyarían la iniciativa. Además, según publicó La Política Online, otro que reclamó cambios en el proyecto es el chaqueño Eduardo Aguilar, del bloque peronista, quien si bien anunció una postura en línea con lo que plantean los cordobeses y Pereyra, solicitó algunos cambios más en el texto, como eliminar la posibilidad del aborto después de la semana 24 en los casos de violación y riesgo de salud materna.
De todas formas, cabe destacar que la introducción de cambios fue rechazada por quienes integran la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Sostienen que significaría un “retroceso” respecto de lo aprobado en la Cámara Baja. Aducen que acortar los plazos “vuelve a empujar a las más vulnerables a la clandestinidad” y que con la objeción de conciencia institucional “se sostiene la desigualdad territorial en el acceso al derecho”. Además, advierten que volver a enviar el proyecto a Diputados “implica un riesgo de que la discusión se empantane y no se apruebe la ley”. Aunque a esta altura, y frente a la presión de la Iglesia Católica y los sectores conservadores a los legisladores, no se pueden descartar potenciales modificaciones.
Por otra parte, quedan varios senadores indecisos (o que no han hecho pública su posición) como los peronistas José Alperovich, Inés Blas y Omar Perotti, el radical Ángel Rozas y el salteño Juan Carlos Romero. El senador “fantasma” que fuera gobernador de Santa Fe y ex corredor de Fórmula 1 ya se pronunció en contra. Este domingo, el legislador oficialista de La Pampa, Juan Carlos Marino, fue uno de los que se definió y adelantó que su voto será por la negativa a pesar de que sus coterráneos en Diputados fueron los que inclinaron la balanza a favor del proyecto. Asimismo, se especula con que no asista a la votación la puntana Eugenia Catalfamo, (embarazada de 8 meses) y tampoco se sabe que si lo harán Carlos Menem.
Por lo pronto habrá que esperar para ver si se introducen las modificaciones y el proyecto vuelve a la Cámara baja o cómo se definen los indecisos. Pero aún hay esperanzas que vuelva a darse una situación como la que se vivió el pasado 14 de junio, cuando luego de una maratónica sesión finalmente se aprobó en Diputados el proyecto de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito con una diferencia de cuatro votos. Allí, jugó un rol fundamental la inmensa marea de mujeres que, con pañuelos verdes, se hizo presentes en las cercanías del Congreso para pedir por la despenalización del aborto. Fueron alrededor de un millón y se espera que el día de la votación del Senado ese número se duplique. Una cosa es segura : el movimiento feminista de la Argentina ha dado muestras de su crecimiento y fortaleza y se ha levantado.