Ya el editorial de The Washington Post, portavoz del establishment de EEUU, el 22 de mayo pasado comentaba que la «guerra comercial de Trump contra China había concluido por el momento. Y China había sido la vencedora». Se equivocó porque esta apenas comienza y se puede convertir en una caótica guerra comercial global.
Alfredo Jalife-Rahme (*) / Trump no sabe cómo revertir los 375.000 millones de dólares anuales de déficit comercial con China y 47 días después de sus legendarias volteretas y estira y afloja, optó por el inicio de una guerra comercial con China, que no será «nada amable», según analistas consultados por The Washington Post.
Las primeras tarifas de Trump golpean por 34.000 millones de dólares a las importaciones chinas. A juicio de The Washington Post «empieza una guerra comercial sin precedentes entre las dos mayores economías globales» que los «analistas temen podría sacudir los mercados, lisiar el comercio y socavar los lazos entre EEUU y China cuando la Administración busca la cooperación de Pekín sobre Corea del Norte».
¿Tendrá bien calculado Trump los alcances de su estrategia, que puede llevar a torpedear su vanagloriado acuerdo con Corea del Norte?
Según The Washington Post, las medidas de represalias de China «estarían dirigidas al corazón de EEUU, que ayudó a llevar a Trump a la Casa Blanca». En particular, los granjeros del ‘Midwest ‘, en su aplastante mayoría del Partido Republicano, quienes «temen que perderán acceso al mercado lucrativo de China y pagarán la factura de los excedentes de su producción y ganado».
Las tarifas de Trump golpean las empresas del sector tecnológico y hoy la esperanza, como aduce Kenneth Jarrett, presidente de la Cámara Estadounidense de Comercio en Shanghái, es que «no pasen a la segunda ronda cuando se percaten que el costo es demasiado alto».
The Washington Post expone a los ganadores y perdedores de la «guerra comercial de Trump». ¿Cómo detener a Trump quien considera que «las guerras comerciales son buenas y son fáciles de ganar»? The Financial Times, portavoz del libre comercio, alega que la «carrera de armas de la inteligencia artificial» es el motivo del «temor tecnológico detrás de la guerra comercial de Trump con China». EEUU exhibe su «ansiedad sobre la proeza tecnológica de China que se refleja en Washington donde los políticos sopesan sus actitudes frente a las inversiones extranjeras».
El megahalcón comercial de la Casa Blanca y connotado ‘sinófobo’, Peter Navarro, comentó con entonaciones apocalípticas que «China tiene en la mira a las industrias del futuro de EEUU, y el presidente Trump entiende mejor que cualquiera que si China captura en forma exitosa estas industrias emergentes, EEUU no tendrá futuro económico».
Los estrategas comerciales de EEUU acusan a China de perpetrar contra EEUU una «agresión económica», amén de hurtar su «propiedad intelectual».
Según la consultoría Rhodium Group, las inversiones directas de China en EEUU en el primer semestre de 2018 se desplomaron a 1.800 millones de dólares, después de haber alcanzado en 2016 un pico de 46.000 millones.
The Financial Times dramatiza que «Trump amenaza imponer 500.000 millones de dólares de tarifas a China».
Trump, en vísperas del inicio de su guerra comercial, andaba muy energético haciendo campaña en Montana para las elecciones intermedias de noviembre. Allí se jactó de que «tenía todas las cartas en la mano», a diferencia de sus antecesores quienes «perdieron la guerra comercial hace muchos años» y que ahora «está recuperando la riqueza de EEUU desde los países extranjeros».
Trump sentenció que con el simple hecho de disminuir el déficit comercial en un 25%, EEUU obtendría 1% más en su PIB, lo que significa «tres billones de dólares y 10 millones de empleos».
En un reciente editorial, China Daily alega que la «inclinación dictatorial de EEUU es la real amenaza global». El editorial critica la cancelación del acuerdo de Obama con Irán sobre el contencioso nuclear en el que participaron Rusia, China y tres países europeos —Reino Unido, Francia y Alemania—, llegando a pretender la imposición de «sanciones extraterritoriales a los países que realicen negocios con Irán».
Anbound, estratégico ‘think tank’ privado con sede en Pekín, comenta que el conflicto de EEUU y Europa «conduce a una guerra comercial global» cuando los tres actores —China, la Unión Europea y EEUU— «ostentan el 80% del comercio global».
En el ‘primer round’, la guerra comercial de EEUU y China «vale 100.000 millones de dólares», que Trump amenaza escalar al imponer tarifas sobre 400.000 millones de dólares de importaciones chinas. Es evidente que «China es el rival comercial que EEUU desea golpear con mayor dureza» ya que también «representa el principal rival estratégico de EEUU en tecnología y en fortaleza nacional».
En contrapunto, hasta ahora las mutuas sanciones comerciales entre EEUU y la Unión Europea «constituyen en el presente unos pocos miles de millones de dólares», por lo que «muchos en China temen que Europa y Japón apoyarán a EEUU» y tomarán ventaja del vacío chino.
En contraste, el ‘think tank’ chino Anbound considera que «la disputa comercial es solo un aspecto de la competencia global, y que el eje de este conflicto no es China contra EEUU, sino EEUU contra Europa». Juzga que «desde su fundación, EEUU ha estado en conflicto con los poderes europeos» y que las «dos Guerras Mundiales fueron también libradas bajo el eje de la competencia de Europa con EEUU».
Así las cosas, «bajo la perspectiva de una competencia económica y tecnológica, las amenazas que China, Europa y Japón representan para EEUU son muy diferentes».
Para Anbound, «en términos tecnológicos, China es todavía un estudiante», mientras que «Europa y Japón pueden convertirse en serios competidores de EEUU».
A juicio del ‘think tank’ chino, la «disputa económica entre EEUU y Europa empezó a tornarse política», como es el caso del proyecto Nord Stream 2 —los dos gasoductos de Rusia a Alemania a través del Mar Báltico con una capacidad de 55.000 millones de metros cúbicos de gas al año— que cuenta con la aprobación de Alemania, Finlandia y Suecia. Sandra Oudkirk, vice asistente secretaria de Estado para Energía de EEUU, proclamó que el gasoducto ruso alemán ha provocado la preocupación militar de EEUU.
Mientras Europa se prepara a una guerra comercial con EEUU —que implica las tarifas de Trump a automóviles y autopartes por 58.000 millones de dólares—, el ‘think tank’ chino concluye que «es el conflicto entre Europa y EEUU el principal conductor de las tendencias mundiales, aunque China pareciera constituir el principal objetivo de la guerra comercial iniciada por EEUU».
Un editorial del rotativo chino Global Times arguye que la «guerra comercial es probable que lleve al mundo al caos», lo que trastocaría el «orden global y las relaciones internacionales del siglo XXI, que eventualmente ocasionarían una serie de efectos dominó».
Esto resultaría en el «relevantamiento de la ley de la selva», por lo que «China debe prepararse para lo peor», mientras EEUU «pagará inevitablemente precios muy altos por sus intentos de convertir al mundo entero en su tributario económico».
Es curioso que Trump inicie su guerra comercial con China a 10 días de su cumbre transcendental con el presidente ruso, Vladímir Putin, en Helsinki.
(*) Texto tomado del sitio Sputnik. Su autor es analista de geopolítica y globalización. Columnista y comentarista en varios periódicos, radios y televisiones internacionales. Profesor de posgrado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en Geopolítica y Globalización. Autor de varios libros.