Y para nosotras (y ellos), las que no regalamos esperanzas, “ni las miguitas de debajo de la mesa”. Y un Weterloo, el del “niño mercancía”, que fue vaticinado en 1955. Porque qué más comentar. Si acaso quedarse con la vergüenza ajena por los dichos de los dizque periodistas de TyC Sports: el primero cuando Gabriel Mercado, y otra vez de chiripa, como Marcos Rojo contra Nigeria, daba esperanzas, el del micrófono comentó “todas las miguitas de debajo de la mesa siempre son para Mercado”; hay que ser mala leche, o bobo. Y antes que los 90 minutos comenzasen a correr, otro de los trogloditas por TV decía sobre Pogba, el excelente mediocampista francés: «es mezcla de las razas negra y musulmana”; bestialismo periodístico y racismo sin súper yo. Y Lionel Messi – “el niño mercancía”- y el DT Jorge Samapoli o cualquiera, ya que nadie sabe quién alineó al equipo que protagonizo el peor partido de Argentina en mucho tiempo, deberían leer un texto del dramaturgo Agustín Cuzzani, de 1955, “El centroforward murió al amanecer”; por eso del falso 9 que le dicen para, que el 10 pudiese jugar como alguna vez lo hace en el Barcelona, entre al menos tres que le dan la pelota siempre casi en el área y de frente al arco de los otros, pero claro sin los de la escuadra catalana y sin ensayo previo. El ex 9 (centroforward que se le decía en una época) que vistiera la camiseta albiceleste entre fines de los ’90 y principio de los 2000, Hernán Crespo, comentaba el otro día: “el equipo necesita certezas, titulares y no cambios constantes en la formación inicial”. Todo al revés de lo que dispusieron vaya una a saber quiénes.
Por Tania Molotova (*) / Mbappé y sus dos de los cuatro goles galos. Una pesadilla para cualquier defensa. Un 10 que los del “niño mercancía” van soñar entre sudores y pataletas de maridos desquiciados. Y con otros, como Pavard, Umtiti, Hernández, Kanté, Pogba, Mbappé, Griezmann y Giroud. ¡Ay! que mazurca con polca, minué, chamamé, malambo y salsa nos dieron, y yo, que barbaridad, con ruleros y mi peor facha de chinchuda al medio día, porque como decía la abuela italiana de mi compañero de vida, anarco él, que vendía ella pescado en las ferias suburbanas, “son las 12 y el ‘pesce’ sin vender”. Ni los chiripazos en marcos rojos conseguidos cuando ya cerraba el mercado nos salvaron, y se veía venir. Y además fue justo: Francia a cuartos del Mundial Rusia 2018 y nosotros en el primer avión con destino, como dicen en Cuba, a casa del carajo.
Como está frío para patear la plaza del barrio, me voy a dormir la siesta, sola; no quiero consuelo alguno que el día no está para retozos y por eso me despido por ahora, porque la seguimos, con un recuerdo sobre la obra “El centroforward murió al amanecer” que acabo de sustraer de Internet, porque fiaca letal tengo, hasta para buscar el ejemplar del libro que por ahí andará.
“Un vagabundo duerme en una plaza. Un policía se acerca y le dice que se vaya porque van a ejecutar a un prisionero. Cuando el vagabundo se va, cae un libro por una de las ventanas de la cárcel, desde la celda del condenado. El vagabundo lo toma y comienza a leer el libro y nos cuenta después de finalizar la lectura, comienza a contar la historia del prisionero.
El club de fútbol Nahuel Athletic Club tiene al mejor centroforward del momento, Arístides “Cacho” Garibaldi, ídolo de la afición y jugador idealista. Pero el club es llevado a la quiebra por un millonario llamado Lupus («Lupus» en latín quiere decir lobo) con el fin de apoderarse del crack. Garbiladi es rematado y Lupus lo compra en 1 millones de dólares.
Cacho es trasladado a la mansión de Lupus, una combinación de palacio, cárcel y fortaleza. Allí Lupus le dice a Cacho Garibaldi que él es un coleccionista de seres humanos excepcionales, y que desde ese momento el futbolista se ha sumado a la misma. También le informa que nunca más podrá volver a jugar, porque es demasiado valioso, como para arriesgarlo.
Cacho conoce entonces a otros miembros de la colección: Nora Rodrigova (bailarina), Hamlet (actor), Profesor Westerhausen (científico) y King Kong (hombre mono del circo). Cuando Garibaldi le pide a Lupus salir, éste le informa que eso tampoco será posible, y que el palacio estaba custodiado para evitar cualquier fuga.
Cacho y Nora se enamoran y Lupus planea cruzarlos para tener un niño con las mejores cualidades de cada uno. Cacho y Nora deciden escaparse, pero el escape se frustra. Entonces Lupus decide trasladar a la pareja a un lugar más seguro del palacio pero Cacho se niega. Lupus decide entonces separar a la pareja y cruzar a Nora con King Kong. Cacho furioso lo estrangula y por eso es arrestado y condenado a muerte. Desde su celda, Cacho pronuncia un monólogo final: ‘No importa que haya lobos que quieran comprar la sangre y se apoderen de la alegría y la felicidad del hombre. Yo he luchado. He probado mis fuerzas y estoy seguro. Eso… no muere’”. Todo finaliza con el vagabundo observando la ejecución a la luz del sol naciente.
(*) Tania Molotova nació en Argentina, hija de militantes de izquierda. De muy niña vivió en Moscú. Estudió periodismo. Fue amiga y cómplice de poetas y bebedores, admite; y colaboró en publicaciones subterráneas. Como más o menos una vez afirmara ese enorme escritor inglés que fue John Berger, nuestra colaboradora sostiene: “mientras en el mundo sufra un solo pobre, ser de izquierda es una obligación moral”. Sus padres fueron asesinados por la mafia que tan impunemente actuó en la Rusia del ex presidente Boris Yeltsin. Ella regresó a su país natal. Dice, “escribo y escribo”. Vive con un librero anarquista. No tuvo hijos. Ama el fútbol y el boxeo. Se acercó a AgePeBA con sus textos sobre el Mundial Rusia 2018.