En el marco de un nuevo aniversario del ensayo general terrorista que fue el bombardeo a la Plaza Mayo para derrocar al general Juan Domingo Perón, aquellos sucesos siguen envueltos, apenas si visibles a veces, en un manto de silencio. La memoria de los centenares de víctimas sigue reclamando que semejante hecho atroz sea recordado en toda su densidad humana y política; en una palabra, histórica.
Por Víctor Ego Ducrot (*) Una vez más. Seré breve y remitiré a un texto literario publicado cuando se cumplieron los 50 años de la barbarie. Se trata de una novela histórica basada en hechos que viví – estuve en la Plaza mientras caían las bombas, cuando mi padre me acompañaba a conocer a mi hermana, nacida aquella madrugada – y en otros que fui reconstruyendo a lo largo de mi vida periodística, de alguna manera también de cronista de la historia inmediata. Al pie de este breve texto incluiré los sitios cargados en la página Web de la Cátedra II de Historia del Siglo XX de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP, para quienes quieran acceder a la novela.
Pero antes, unas breves consideraciones. Aquellos bombardeos constituyeron un ensayo general para el genocidio que los mismos victimarios de clase cometieron contra la sociedad argentina a partir del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, aunque necesario es recordarlo: la maquinaria de muerte había comenzado a funcionar un tiempo antes, durante el gobierno elegido por el pueblo en 1973, que en su último tramo amparó a la Triple A y prohijó una verdadera estrategia de guerra anti insurgente, para exterminar las organizaciones populares.
El 16 de junio de 1955 en Argentina debe ser comprendido en el contexto de la puesta en marcha y acción de la denominada Doctrina de la Seguridad Nacional, diseñada en Estados Unidos y en otras capitales del sistema colonialista – imperialista para sofocar los levantamientos y las guerras populares y de independencia e imponer el régimen neoliberal de la etapa capitalista concentrada que aun nos oprime. Aquél 16 de junio venía multiplicándose desde la Argelia ocupada por Francia, en Corea, en Vietnam; a lo largo y ancho del nunca tan justamente denominado Tercer Mundo.
Podrían ser tenidas en cuenta otras varias aproximaciones a los hechos pero cumplo con ser breve. Aquí los textos de El Derrocado; de mi autoría y publicada en 2005, en Buenos Aires, por la editorial Sudamericana:
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(*) Doctor en Comunicación por la UNLP, periodista, escritor. Profesor titular de Historia del Siglo XX (Cátedra II) en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP. Profesor titular de Análisis y Producción Crítica de Narrativas sobre Delito y Violencia, en la Maestría Criminología y Medios de Comunicación.