Dos modelos de país se ponen en juego el próximo domingo en Colombia, con el ballotage que enfrentará al uribista Iván Duque (Centro Democrático) y al representante de la izquierda, Gustavo Petro (Colombia Humana). El primer candidato, que encabeza las encuestas, representa al conservadurismo, el gran empresariado y los intereses extranjeros, y cuenta con el apoyo de Estados Unidos y los medios concentrados de comunicación. El segundo, en cambio, tiene una plataforma enfocada en los sectores más desprotegidos: campesinos, indígenas, mujeres, jóvenes, población LGBTI, y adultos mayores, entre otros. Las diferencias más estructurales de propuestas giran en torno a los acuerdos de paz con las FARC, el modelo económico a seguir y la lucha contra el narcotráfico.
Por Vicky Castiglia / En cuanto a la paz con las FARC, es probable que los acuerdos salten por los aires si el ganador resulta ser Duque. Éste pretende llevar adelante una serie de modificaciones que incluyen enviar a los guerrilleros a la cárcel y prohibirles el acceso a una eventual banca en el Congreso (el convenio actual garantiza a la FARC una representación de diez escaños por dos periodos de cuatro años.
En cambio Petro, que es ex guerrillero, busca profundizar la paz mediante una batería de reformas que vayan en ese camino. “Acabar una guerra no equivale a encontrar la paz, esta implica una reforma en temas de tierra, educación, salud, aparato judicial y régimen político”, dijo según consignaron diversos medios.
Respecto al modelo económico, Duque, amigo del libre mercado y la inversión privada, prefiere un Estado pequeño y austero. “Vamos a reestructurar el Estado para eliminar el derroche y los gastos innecesarios”, ha dicho. Según el portal El Colombiano, el candidato uribista “es un entusiasta de la economía naranja, que estimula la innovación en una amplia gama de actividades. También prevé bajar impuestos a las empresas”. En cuanto a Petro, su idea es terminar con la “dependencia” del petróleo y la minería (que representan un 7% del PIB) y transitar hacia una economía productiva, agraria e industrial.
La cuestión del narcotráfico tampoco es menor. Colombia es el primer productor de cocaína en el mundo. Hasta 2016 tenía 146.000 hectáreas de narcocultivos, según la ONU. Duque rechaza legalizar el consumo para acabar con el multimillonario negocio, mientras que Petro propone alentar el debate internacional sobre el “fracaso” de la lucha antidrogas y dar tierras para que los campesinos que cultivan coca tengan aliciente para desistir de esa siembra. También el izquierdista adelantó que en caso de ganar privilegiará el tratamiento médico para los consumidores, según la nota en El Colombiano.
El rol de los medios
Si bien la diferencia entre los candidatos no es abismal (algunas encuestadoras hablar de entre 6 y 10 puntos), el candidato conservador tiene a su favor al aparato mediático del país. “Los medios de comunicación hegemónicos, monopolizados por el poder financiero y terrateniente, intentan forzar el voto útil por Duque y agitan el voto en blanco contra la opción alternativa de Gustavo Petro” informó el portal Rebelión.
El doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación y columnista, Carlos Santa María, agregó al respecto en HispanTV: “todos los medios televisivos, radiales y escritos, son propiedad de seis familias, es decir, están plenamente a su servicio y desarrollando una política férrea en favor de su representante. La propaganda del terror a la población ha sido constante acusando a Gustavo Petro de ser guerrillero, de que traerá a Venezuela a Colombia, a que quitará los subsidios a los pobres, ancianos, familias en acción, con el fin de hacer de la mentira un miedo inconsciente. Algunos sectores informativos pequeños intentan hacer de la comunicación veraz un campo de conocimiento, pese a los obstáculos e incluso el cierre de emisoras comunitarias”.
Recta final
Aunque las últimas encuestas dan como ganador a Duque, ambos buscan sumar aliados de último minuto, como los ex candidatos Humerto de la Calle y Sergio Fajardo. El primero, que recibió un 2 por ciento de apoyo por parte del electorado, respondió a una misiva de Petro diciendo que si no había podido convencer al electorado de que vote por él, menos podría hacerlo por otro candidato. Una tibieza por parte del liberal, quien fuera jefe del equipo de negociación de paz del gobierno con las FARC, ya que Duque está decidido a “revisar” aspectos de ese acuerdo en caso de alcanzar la presidencia.
Por su parte, Fajardo, quien obtuvo alrededor del 23 por ciento en las elecciones, a pesar de haber sido el candidato de la centro-izquierda, lo que lo ubicaría ideológicamente más cerca de Petro, llamó a votar en blanco e incluso algunos de sus simpatizantes anunciaron su aval a Duque. Sin embargo, quien fuera su candidata a vicepresidenta, Claudia López, junto a otros dirigentes, anunciaron su apoyo a Petro al considerar que «el voto en blanco sería una legítima pero simbólica sanción a la clase política». Según consignó El País, apuestan por lo que denominan «el cambio para derrotar por primera vez en la historia a todas las maquinarias políticas tradicionales», ya que en caso de este candidato obtuviera el triunfo, sería la primera vez que la izquierda acceda al poder en ese país.
Según una nota publicada en Página12 el pasado 11 de junio, “la esperanza de quienes proyectan que Gustavo Petro y Angela María Robledo, candidata a vicepresidenta, puedan llegar a Casa de Nariño es que gobierne un grupo alternativo cuyo mayor órgano de poder ha sido la Alcaldía de Bogotá, y que con ello se logre un cambio que, protegiendo la propiedad privada, genere empleo, permita estudiar en la universidad, sembrar la tierra, obtener trabajo, y alcanzar las metas de cualquier ser humano sin necesidad de pertenecer a élites de poder, o delinquir”. La otra opción es retornar al tradicional Estado uribista: un Estado paramilitar, autoritario, plagado de privilegios, de impunidad y bajo el sometimiento de los Estados Unidos.