Si Roca viviese sería de Cambiemos. ¿O no? “Los prisioneros fueron trasladados a pie por más de mil kilómetros y luego por barco hasta Buenos Aires, donde se estima llegaron unos 3.000 prisioneros. Algunos sobrevivientes han relatado la crueldad del trato, incluyendo el asesinato, la mutilación e incluso la castración de las personas que no podían continuar por el cansancio. Al llegar a Buenos Aires, algunos hombres, mujeres y niños prisioneros, fueron obligados a desfilar encadenados por las calles de Buenos Aires. Durante el acto un grupo de militantes anarquistas aplaudieron a los vencidos al grito de «bárbaros son los que les pusieron cadenas”. Con posterioridad los prisioneros fueron trasladados a la isla Martín García, desde donde luego de permanecer allí un tiempo fueron llevados nuevamente a Buenos Aires y recluidos en el Hotel de Inmigrantes. El gobierno roquista dispuso entonces que los niños y las mujeres fueran entregados para trabajar forzadamente como sirvientes de familias ricas”. Texto traído a la superficie desde las aguas sucias más profundas de la historia argentina, por ese resistente de la cultura que es nuestro Pejerrey Empedernido, que ese fue el nombre que él mismo prefirió optar a contramano de su primer bautizo que le había llegado d arriba. Navega por las Redes, porque de redes y medios mundos para la pesa sabe escapar. Para quienes aun no leyeron sobre pejerreyes empedernidos recordemos que esta sección, cuyo título deriva de ciertos textos del sabio mexicano Alfonso Reyes – en el Descanso IX de su libro de obligatoria lectura “Diez descansos de cocina (Fragmento de Memorias de cocina y bodega y Minuta)”; Fondo de Cultura Económica; México; 1998) –, se dedica a retomar intervenciones en las llamadas redes sociales, en algunos casos con firmas conocidas y en otros no tanto, que hacen a la pugna por la sobrevivencia existencial de los habitantes de estas tierras, más allá de sus géneros, credos o no credos, colores, sean o no unicornios azules; identidades varias o pertenencias culturales. Ahora sí; hoy nos trae desde Facebook un texto amplificado por Historia Regional y Museologia @mechipal: ROCA COMENZABA LA CONQUISTA DE PUEL MAPU.
La primera división, al mando del general Roca, partió de Carhué el 29 de abril de 1879 con 1.900 soldados y 105 indígenas aliados, y el 24 de mayo entraron en la isla de Choele-Choel. En junio, Roca regresó a Buenos Aires, quedando al mando el coronel Conrado Villegas.
La segunda división, al mando del coronel Nicolás Levalle, partió de Carhué con 325 soldados y 125 indígenas aliados pertenecientes al cacique Tripailao. Avanzó hacia Traru-Lauquen en la actual provincia de La Pampa, y enfrentó a Namuncurá.
La tercera división, al mando de Eduardo Racedo, partió de Villa Mercedes hacia Poitahué con 1.350 hombres, entre los que se contaban guerreros ranqueles de las tribus aliadas comandadas por los caciques Cuyapán y Simón. Esta división persiguió al cacique Baigorrita, no logrando capturarlo, aunque sí tomó prisioneros a 500 de sus indígenas.
La cuarta división, al mando de Napoleón Uriburu, partió desde San Rafael el 21 de abril, rumbo a la confluencia de los ríos Limay y Neuquén. Esta división dio muerte, en Chos Malal, al cacique ranquel Peyeumán; en el río Agrio tomó prisionero al cacique Painé con 60 de sus guerreros; y finalmente dio muerte al cacique Baigorrita. Estas acciones dejaron un saldo de 1.000 indígenas muertos, y 700 tomados prisioneros.
La quinta división, al mando del teniente coronel Hilario Lagos, partió de Trenque Lauquen, y en Curu-Pichi-Cajuel el teniente coronel Godoy mató al capitanejo Lemumier y su hijo. Esta columna tomó a 629 indígenas como prisioneros.
De acuerdo con la Memoria del Departamento de Guerra y Marina de 1879, se tomaron prisioneros cinco caciques principales y uno fue muerto (Baigorrita), 1.271 varones de lanza fueron tomados prisioneros, 1.313 hombres de lanza resultaron muertos, 10.513 «de chusma» fueron tomados prisioneros, y 1.049 fueron reducidos. l Informe Oficial de la Comisión Científica que acompañó al Ejército Argentino dice que 14.000 indígenas resultaron muertos o tomados prisioneros.70 Los prisioneros fueron tanto combatientes como no combatientes. Poco después Roca precisó ante el Congreso de la Nación que se habían tomado como prisioneros a 10 539 mujeres y niños y 2320 guerreros. Se estima que la campaña argentina fue causa directa de la muerte de más de mil indígenas (hombres, mujeres y niños). Una parte de los sobrevivientes fueron desplazados a las zonas más periféricas y estériles de la Patagonia. El investigador Enrique Mases ha identificado que muchos de esos prisioneros fueron utilizados como mano de obra sometida en las cosechas de uva y caña de azúcar en Cuyo y el noroeste argentino.
Unas 3000 personas fueron enviadas a Buenos Aires, donde los separaron por sexo, a fin de evitar que procrearan hijos:
Para concentrar a los prisioneros se levantó un área cercada con alambre en Valcheta o Comarca del Río Chiquito, lugar que hasta poco antes había sido asiento de una comunidad gennakenk (puelche). La investigadora Diana Lenton afirma que también «hubo campos de concentración en Chichinales, Rincón del Medio y Malargüe». Los prisioneros fueron trasladados a pie por más de mil kilómetros y luego por barco hasta Buenos Aires, donde se estima llegaron unos 3.000 prisioneros. Algunos sobrevivientes han relatado la crueldad del trato, incluyendo el asesinato, la mutilación e incluso la castración de las personas que no podían continuar por el cansancio. Al llegar a Buenos Aires, algunos hombres, mujeres y niños prisioneros, fueron obligados a desfilar encadenados por las calles de Buenos Aires. Durante el acto un grupo de militantes anarquistas aplaudieron a los vencidos al grito de «bárbaros son los que les pusieron cadenas”. Con posterioridad los prisioneros fueron trasladados a la isla Martín García, desde donde luego de permanecer allí un tiempo fueron llevados nuevamente a Buenos Aires y recluidos en el Hotel de Inmigrantes. El gobierno roquista dispuso entonces que los niños y las mujeres fueran entregados para trabajar forzadamente como sirvientes de familias ricas. El diario El Nacional dio cuenta publicitando las entregas: «ENTREGA DE INDIOS. Los miércoles y los viernes se efectuará la entrega de indios y chinas a las familias de esta ciudad, por medio de la Sociedad de Beneficencia». El Nacional
El mismo diario describe aquellas escenas del siguiente modo:
«La desesperación, el llanto no cesa. Se les quita a las madres sus hijos para en su presencia regalarlos, a pesar de los gritos, los alaridos y las súplicas que hincadas y con los brazos al cielo dirigen las mujeres indias. En aquel marco humano unos se tapan la cara, otros miran resignadamente al suelo, la madre aprieta contra su seno al hijo de sus entrañas, el padre se cruza por delante para defender a su familia.»