Cuatro sucesos resonantes de los últimos tiempos. Tres de ellos parecerían salidos de una thriller político o de espionaje. Algunos elementos en común que se conjugan para replantear, o al menos repensar, las relaciones internacionales en el tablero político mundial. Un hilo conductor: el siempre protagonista Estados Unidos. En tanto y para Sudamérica, Donald Trump cuenta con un mandatario gentil: Mauricio Macri, quien no actúa en soledad sino en combinación con sus colegas de la restauración derechista en la región.
Por Vicky Castiglia / Malasia, febrero de 20017: Kim Jong-nam, hermano del líder norcoreano Kim Jong-un falleció luego de que dos mujeres le rociaran la cara con una sustancia conocida como agente VX en el aeropuerto de Kuala Lumpur. Las acusadas actualmente están siendo juzgadas por el hecho y aseguran haber sido contratadas para hacer una broma para un programa de televisión. Sin embargo, el departamento de Estado de los Estados Unidos anunció a comienzos de marzo de este año que impondrá sanciones adicionales a Pionyang por haber usado una sustancia química prohibida, dando por hecho la participación del gobierno Corea del Norte en el asesinato, caratulado como “ataque químico”.
Cuba, febrero de 2017: Las embajadas de Canadá y Estados Unidos en ese país, denunciaron que varios empleados presentaron síntomas como dolor de cabeza, confusión mental y sordera. SI bien el misterio no llegó a develarse, se especuló con la posibilidad de un “ataque sónico”. Fue el inicio del congelamiento -una vez más-de las relaciones bilaterales con Estados Unidos sin contar que recientemente, el gobierno de Trudeau anunció el retiro de los familiares de los diplomáticos de La Habana.
Londres, marzo de 2018. El ex espía ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia fueron supuestamente envenenados con un gas nervioso en Salisbury, su lugar de residencia desde 2010, luego de haber salido de Rusia en lo que fue el mayor intercambio de espías entre ese país y el FBI después de la Guerra Fría. Según consignó el portal Sputink, el episodio se produjo a pocos kilómetros del laboratorio militar de Porton Down, la planta química más hermética de Reino Unido que desarrolló el agente nervioso VX, el mismo con el que fue asesinado Kim Jong-nam. El caso también fue caratulado como “ataque químico”.
Siria, abril de 2018. Un supuesto “ataque químico” en Duma, Guta Oriental, dejó un saldo de 50 muertos y más de 500 heridos. Estados Unidos y sus aliados (Francia, Gran Bretaña e Israel) no tardaron en afirmar, aún sin pruebas, que el hecho había sido perpetrado por el gobierno Bashar al-Ásad e iniciarion ataques armamentísticos a ese país.
¿Qué elementos tienen en común estos cuatro sucesos además de haber sido supuestamente perpetrados con armas químicas? Básicamente, los primeros tres, sirvieron como excusa el enfriamiento de las relaciones diplomáticas por parte de Estados Unidos y sus aliados con Rusia y los países que mantienen vinculaciones con Moscú. Y estas nuevas vinculaciones, son fundamentales a la hora de analizar el caso de Siria.
El 7 de marzo de este año, Estados Unidos impuso sanciones a Corea del Norte “por haber usado una sustancia química prohibida para matar al hermanastro del líder norcoreano el año pasado”. «Estas sanciones complementan las sanciones comprensivas de Estados Unidos que están dirigidas contra actividades ilegales de Corea del Norte», sostuvo la declaración del organismo replicada por el portal RT. “El Departamento de Estado ha señalado que el 22 de febrero EE.UU. determinó que el Gobierno de Corea del Norte usó el agente químico prohibido VX para asesinar al hermano de Kim Jong-un en Malasia en 2017”, advirtió.
Si bien recientemente Donald Trump anunció que se reunirá con Kim Jong-un para avanzar en el la desnuclearización de ese país, y que el director de la CIA, Mike Pompeo, mantuvo una reunión secreta con el líder norcoreano, el posicionamiento es claro: Estados Unidos sólo está dispuesto a negociar bajo sus reglas. «Espero tener una reunión muy exitosa «, dijo Trump en una conferencia de prensa y agregó:»Si pensáramos que no va a tener éxito [la reunión con Kim] no iríamos. Si la reunión no es fructífera, abandonaré respetuosamente la reunión».
El presidente norteamericano dijo además que continuará una campaña de presión máxima sobre Corea del Norte «hasta que Pyongyang se desnuclearice», según el diario argentino La Nación. «Tenemos que poner fin a las armas nucleares, idealmente en todas partes del mundo», sostuvo.
Es decir, las sanciones por el asesinato del hermano de Kim Jong-un, fueron uno de los ejemplos que utilizó Estados Unidos para dar por sentado que ese país posee armas químicas, lo que le permitió a la Casa Blanca sentarse a negociar a los ojos del mundo, desde un lugar ventajoso: el de garante de la seguridad mundial frente al peligro del armamento químico.
En el caso de Cuba, ocurrió una situación similar. A finales de septiembre de 2017, Estados Unidos retiró la mayor parte de su personal en la isla (alrededor del 60 por ciento), echando por tierra el histórico paso dado en julio de 2015, cuando las gestiones de Obama y Castro restablecieron relaciones diplomáticas 54 años después del cierre de las legaciones.
«Hemos tenido un problema realmente grande en Cuba. Han hecho algunas cosas malas en Cuba. Algunas cosas muy malas», afirmó por aquel entonces Donal Trump a pesar de que la investigación aún no había confirmado que se tratase de un ataque. Desde ese momento, las relaciones siguieron enfriándose al punto tal que el gobierno norteamericano recomendó a sus viajeros no visitar la isla. Para noviembre de 2017, Trump manifestó su decisión de congelar las relaciones bilaterales restringiendo los viajes a la isla de los ciudadanos de su país (medida que apuntaba a perjudicar el turismo, uno de los motores económicos de la isla) y prohibiendo hacer negocios con ciertas empresas.
En este caso, un discurso atravesado por el garantismo también se utilizó para con la opinión pública mundial: Cuba no está en condiciones de asegurar la seguridad y si no ha participado, al menos ha permitido que se atente contra los Estados Unidos.
Por su parte, este mes, el gobierno de Justin Trudeau modificó la designación de la embajada de Canadá en Cuba a la de “puesto no acompañado”, lo que significa la retirada de los familiares. Si bien los vínculos no han cesado definitivamente, y el gobierno castrista expresó a través de un comunicado que respeta la decisión de su par del norte, la realidad es que tal y como señaló el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, no hay justificativo para la implementación de semejante medida. Sí se deja entrever, el acompañamiento a las decisiones del Salón Oval por parte de Canadá.
Lo cierto es que, a más de un año del hecho, no ha podido probarse la existencia de un ataque sónico. Al respecto, los medios cubanos han insistido que “todo ha sido un montaje imperialista para afectar las relaciones entre los dos países”, según refirió el portal Havana Times.
Finalmente, está el caso del supuesto envenenamiento de Serguei Skripal y su hija Yulia en Salisbury, que tuvo aún más repercusiones. Más de un centenar de diplomáticos rusos fueron echados de más de 21 países, “en la mayor represalia occidental coordinada contra Rusia desde la Guerra Fría”, según una nota consignada por el diario Clarín el pasado 26 de marzo.
En ese marco, en Estados Unidos, el gobierno de Donald Trump seleccionó 60 diplomáticos rusos. De ellos son 48 diplomáticos de la embajada rusa en Washington y 12 que trabajan en Naciones Unidas. En tanto, la Unión Europea informó la expulsión de 32 diplomáticos en 14 de los Estados Miembros. Francia expulsó cuatro junto a Alemania y Polonia, Italia a dos y República Checa a tres. Se esperan más sanciones en los próximos días. A ellos se sumó Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Suecia, Dinamarca, Hungría, Croacia y Holanda. Lituania también va a sancionar a 21 rusos e impedir a otros 23 ingresar a su país. Irlanda se sumará después. Si bien Ucrania no es miembro de la UE, expulsó por solidaridad 13 diplomáticos rusos”, según la misma nota de Clarín.
Cabe destacar que, en nombre de las relaciones especiales británico-norteamericanas, Washington sumó el cierre del consulado ruso en Seatlle, luego de que Rusia ordenara el cierre del consulado británico en San Petersburgo. Es decir, Estados Unidos una vez más, cobra un protagonismo exacerbado.
Ahora bien, hasta aquí, sólo estos tres ejemplos permiten observar como Estados Unidos se ha ocupado de dejar en claro que, si de armas químicas se trata, la lógica de la bipolaridad de la Guerra Fría le sigue resultando funcional: en este caso, Rusia, Corea del Norte, Cuba y Siria son potencialmente peligrosos. En cambio, ellos, los salvadores occidentales, deben estar a la altura de la historia. Un justificativo interesante para, por ejemplo, poder atacar Siria sin necesidad de consultarle a la mismísima ONU.
“El presidente Donald Trump, para adoptar la errada y criminal determinación de bombardear territorio sirio, no consultó ni a las Naciones Unidas ni al Congreso norteamericano, ni tuvo en cuenta que la investigación para demostrar el uso de las armas químicas no se hubiera iniciado”, dijo al respecto Elson Concepción Pérez en una nota publicada por el sitio Cuba Debate y replicada por AgePeBA.
La acusación de almacenar armas químicas, la excusa tradicional de Estados Unidos para sus ataques (tal y como sucedió con Irák en 2003), cayó ahora sobre el presidente de Siria, Bashar al-Asad, pero reforzada por la agenda del peligro de las armas químicas en otros países, como Corea del Norte, Rusia y Cuba.
En esa línea, aquellos países que se presentan como damnificados, como Gran Bretaña, Francia, Israel y Canadá, no dudan en subirse al carro del intervencionismo y apoyar las políticas intervencionistas de la Casa Blanca, como efectivamente ocurrió con el ataque a Siria.
“Estados Unidos está llevando al mundo de nuevo a la Guerra Fría y al mundo de la confrontación porque no sólo amenaza a Siria, sino también a Corea, a Rusia y a China con una guerra comercial”, sintetizaba la semana pasada a esta agencia el embajador de Palestina en Argentina, Husni M.A. Abdel Wahed.
En tanto, y respecto de la política estadounidense en consonancia con el escenario sudamericano, interesante la síntesis que formula este sábado el diario Página 12: “A tono con una política exterior alineada a los deseos de Washington, los gobiernos de derecha de la región anunciaron que suspenden su membresía en la Unasur, el organismo lanzado hace una década para integrar el continente. Los presidentes Mauricio Macri y Michel Temer buscan llevar a la región a un alineamiento con Estados Unidos”, apunta el colega Fernando Cibeira
“Los países firmantes han decidido no participar en las distintas instancias de Unasur a partir de la fecha hasta tanto no se produzcan resultados concretos en el curso de las próximas semanas que garanticen el funcionamiento adecuado de la organización. Al mismo tiempo, los países analizarán posibles cursos de acción”, fue el llamativo tono de ultimátum que utilizaron en el escrito los gobiernos de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú y Paraguay. De paso, cuestionaron “los objetivos de la Unasur, su estructura y métodos de trabajo, incluido su mecanismo de toma de decisiones”. Así redondea el diario argentino a la hora de sellar lo incontratable: que Trump cuenta por aquí con aliados dispuestos a todo.