Varios temas deben ser destacados en relación con los ataques a Siria por parte de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. En primer lugar, el presidente Donald Trump, para adoptar la errada y criminal determinación de bombardear territorio sirio, no consultó ni a las Naciones Unidas ni al Congreso norteamericano, ni tuvo en cuenta que la investigación para demostrar el uso de las armas químicas no se hubiera iniciado.
Por Elson Concepción Pérez (*) / Fue precisamente este lunes cuando comenzó el trabajo de los investigadores de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) en Duma, zona de Guta Oriental en los alrededores de Damasco.
Aunque tanto Trump como sus aliados de Francia y Gran Bretaña han hablado de “exitosa operación” contra Siria, la realidad es que un 71 % de los misiles lanzados fueron destruidos o desviados de sus objetivos por parte del Ejército Nacional Sirio.
Vale agregar que justamente este lunes Siria, con la colaboración rusa, concluyó la limpieza total de terroristas en la zona de Guta Oriental, éxito festejado por los pobladores que vuelven a sus casas, los niños que reinician sus estudios y los trabajadores que regresan a sus puestos de labor.
En el ámbito internacional, los ataques han sido criticados tanto en Estados Unidos, donde se produjeron manifestaciones en unas 40 ciudades, como en otras partes donde se ha llamado a respetar la integridad siria.
Rusia tiene pruebas irrefutables de que en Duma no se produjo ningún incidente con armas químicas, ha afirmado el representante ruso ante la OPAQ, Alexánder Shulguin.
No obstante y como era de esperar, gobiernos europeos, así como monarquías del Golfo, han expresado su beneplácito a los ataques contra el país árabe.
No es la primera vez que esos gobiernos se pliegan ante la acción imperial, sin detenerse siquiera en analizar la mentira utilizada y las posibles consecuencias de actos como este.
Si Trump ha dicho cínicamente que “actuó conforme a la Constitución”, no es de extrañar que algunos mandatarios europeos califiquen el ataque como necesario para detener el supuesto uso de armas químicas por parte de Siria.
El Consejo de Seguridad de la ONU mostró su parcialidad cuando mayoritariamente se opuso a la propuesta rusa que condenaba el ataque y exigía la no repetición.
La luz verde dada a Washington en el órgano mundial que debe garantizar la paz y ahora vota a favor de la guerra, es una verdadera bofetada a la comunidad internacional.
El embajador de Rusia en Washington, Anatoli Antónov, advirtió que el ataque lanzado contra Siria por Estados Unidos, Reino Unido y Francia tendrá consecuencias para estos países.
“Los peores presagios se han cumplido. No han escuchado nuestras advertencias. Nos vuelven a amenazar. Habíamos advertido de que estas acciones no se quedarán sin consecuencias. Toda la responsabilidad recae en Washington, Londres y París”, dijo Antónov en una declaración oficial.
El jefe de la delegación diplomática rusa en Washington también calificó de “inadmisibles” las palabras del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre la responsabilidad del mandatario ruso, Vladimir Putin, en el supuesto ataque con armas químicas contra la ciudad siria de Duma.
“Los ataques al presidente son inaceptables e inadmisibles. Estados Unidos, un país que tiene el mayor arsenal de armas químicas en el mundo, no tiene derecho moral de culpar a otros países”, subrayó Antónov, citado por EFE.
Por su parte, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha asegurado que el bombardeo del sábado no supone una declaración de guerra al régimen del presidente sirio, Bashar al-Assad, sino una defensa del derecho internacional y de las resoluciones de la ONU.
“Tuvimos éxito en el plano militar: todos los misiles lanzados alcanzaron sus objetivos, las capacidades químicas del régimen sirio han sido destruidas y no hubo ninguna víctima colateral”, ha dicho Macron.
En tanto, el corresponsal en Washington de diario español El Mundo, Pablo Pardo, ha escrito que la operación militar contra Siria ha tenido un costo entre 73 y 143 millones de euros.
Además, informa que contra Siria el mandatario norteamericano «estrenó» el misil JASSM-ER, un nuevo producto, esta vez fabricado por una de las mayores empresas de armamento del mundo, Lockeed Martin. Se trata de un misil de distancia aire-tierra conjunto, rango extendido, de cuatro metros y medio, que se lanza desde aviones, lleva media tonelada de explosivos y tiene un alcance de más de mil kilómetros.
Debe ser esa arma a la que se refirió Trump cuando advirtió a Rusia que se usarían contra Siria misiles «bonitos» y muy modernos…
Respecto a los ataques contra la nación árabe, los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y de Irán, Hassan Rouhani, coincidieron en que los bombardeos dañaron la posibilidad de una solución política al conflicto sirio.
No conforme con todas las acciones emprendidas hasta hoy contra Siria y sus aliados rusos e iraníes, Washington anunció ese lunes nuevas sanciones económicas contra compañías moscovitas.
En respuesta a ese anuncio, el subdirector del comité de Defensa de la cámara alta del parlamento ruso, Evgeny Serebrennikov, aseveró que Moscú estaba “lista” para las sanciones.
“Son difíciles para nosotros, pero causarán más daño a Estados Unidos y Europa”, dijo el funcionario, citado por la agencia estatal RIA.
Lo que sí queda claro es que una vez más se impuso el patrón de la mentira para atacar militarmente a países soberanos. Mientras, modernos y sofisticados misiles surcan el cielo de una nación que creía llegar al fin de una guerra de siete años, que ha dejado casi medio millón de muertos y una destrucción abrumadora de su infraestructura.
(*) Nota tomada del sitio Cuba Debate.