La imagen positiva del presidente fue uno de los tantos argumentos que la derecha argentina utilizó durante dos años para convencer a su audiencia de que Cambiemos realmente estaba haciendo crecer al país, cuando en realidad se destruían y destruyen los derechos de las grandes mayorías. La escalada de la inflación, el congelamiento de los salarios y el aumento de la pobreza en los últimos tres meses, más allá de los dichos recientes del INDEC, pone en alerta a un gobierno que ahora tiene una imagen negativa al menos 10 puntos porcentuales más elevada que hace seis meses.
Por Carlos López / Diarios que legitiman a Mauricio Macri y su gobierno como única opción, tales como Clarín y La Nación, ya no ocultan que sólo un poco más del 6% de los argentinos cree que la gestión actual sea “honesta y transparente”. Además, un altísimo porcentaje de ministros y funcionarios de primer orden son percibidos con imagen negativa, mientras que tan sólo una decena de hombres y mujeres mantienen su perfil algo más positiva, entre los que se encuentran María Eugenia Vidal y Elisa Carrió. El ministro Luis Caputo luego de su intervención frente a los legisladores para explicar a medias sus negociados millonarios se suma ahora también a la lista de desconfianza generalizada, lugar que ya ocupan en el podio sus homólogos Juan José Aranguren y Jorge Triaca.
Los sondeos y las encuestas políticas de distintas instituciones y consultoras -en su mayoría privadas- han sido un sustento sobre el que Cambiemos siempre se apoyó para generar un discurso en la opinión pública bajo la supuesta imagen positiva que el presidente y su equipo han tenido, incluso desde antes de llegar a la Casa Rosada. Pero hoy según los datos emitidos por la encuestadora Aresco, sólo un 6,6% de los argentinos cree que el gobierno de Mauricio Macri “es honesto y transparente”. Asimismo, la consultora Isonomía adelantó en un informe de esta semana que el descrédito de la población con respecto a la reducción de la inflación es cada vez más pronunciado. Es que el gabinete de Macri se puso como principal meta económica bajar los índices de la inflación con una promesa de no superar el 15% este año, algo que no se cumplirá debido al aumento permanente de los precios y el estancamiento de los salarios. Es así como los sondeos indican que el 49% de los argentinos ya no creen que la inflación sea detenida durante la gestión macrista, porcentaje que aumentó 5 puntos entre diciembre y marzo. Esto es justamente otro indicador que derrumba la teoría de la baja de la pobreza del gobierno, ya que entre el segundo semestre del 2017 y los primeros tres meses de este año la situación económica familiar se vio perjudicada profundamente con la pérdida del poder adquisitvo real.
Uno de los últimos sondeos fue realizado por la Universidad de San Andrés (Udesa), que remarcó que el 62% de los argentinos reprobaron durante marzo pasado la situación general del país, y si bien la mitad de los consultados ubica a Macri con una imagen positiva, la misma cayó al menos 15 puntos porcentuales desde octubre del pasado año, con un descontento hacia la gestión del gobierno aún más pronunciada en los sectores medios y bajos. con un 63 y 70% de reprobación respectivamente para ambas clases sociales.
Además, la encuesta general determinó que un 49% de los argentinos no aprueba la gestión de Cambiemos, estadística que se forma principalmente con el 33% de los que aseguran que “desaprueban mucho” el rumbo del país. Con respecto a los poderes estatales, el 60% de la sociedad afirma que tiene una imagen negativa del Poder Ejecutivo; las Cámaras de diputados y senadores cumplen con lo suyo con el 70% de los votos sin confianza, y por encima de ambos la Corte Suprema es mal vista por el 81% de los encuestados, lo que remarca la pérdida de la confianza de los ciudadanos en la Justicia argentina, hoy ligada fuertemente a los intereses que provienen del círculo de Macri. En referencia a las políticas públicas, sólo el 17% cree que son correctas las medidas anunciadas que perjudican a los jubilados, luego de que se consultara a poco más de mil personas adultas de 18 a 64 años entre el 13 y el 22 de marzo pasado a través de un portal de Internet. Es decir que, nuevamente, los números no benefician al gobierno incluso cuando los encuestados cuentan con un nivel de vida promedio que les permite acceder a las nuevas tecnologías, sin considerar la opinión de los sectores más humildes del país, aunque paradójicamente – y algo que debe encender las alarmas de la oposición al modelo de lña derecha, hay indicadores que hablan de una mayor persistencia del efecto Macri entre sectores de menores recursos económicos.
Las encuestas del último mes marcan una diferenciación de números con respecto a los mismos meses de años anteriores: Mauricio Macri dejó de ocupar un lugar privilegiado en relación a su imagen positiva. Hoy lo superan su aliada Elisa Carrió y la gobernadora María Eugenia Vidal, lo preocupa mucho al gabinete del presidente porque “Lilita” cosecha una buena imagen en la Capital Federal pero es una actora políticamente inestable.
Ya en febrero de este año, otros sondeos como el de la encuestadora Rouvier y Asociados anunciaban la caída de la imagen del presidente con un 53% a favor. Los analistas advertían en ese momento que “la imagen del presidente Macri mantnía valores parecidos a los registrados en la medición de enero. En febrero no logró recuperar y la popularidad de su gestión se ha movido un poco en forma descendente.
Gran parte de estos números que preocupan al equipo de Marcos Peña provienen de la caída general de las expectativas por una remontada económica en el país. La inflación no se detiene, el dólar subió en gran medida desde el pasado año al actual y las principales actividades industriales junto a la construcción sufren una frenada aguda, sólo ocultada con las cientos de obras públicas que el gobierno inicia -principalmente en la Capital Federal- a título de deuda pública, es decir, con el aumento indiscriminado de deuda externa.
Un sector creciente de la clase media fue advertida de esto en los últimos meses y ahora se empiezan a sembrar dudas sobre los métodos de Cambiemos para remontar la economía, que más bien terminan siendo picos de mejoras estacionarios para sectores acomodados y que no prometen estabilidad ni desarrollo para el futuro del país.
Proyectando a un posible escenario electoral, Rouvier calculó que Macri tendría un apoyo del 30% y que el 40% de los argentinos hoy votaría a un candidato opositor, restando un 25% que aún no sabe a quién podría elegir.
Lo que no ayuda a la imagen del gobierno y por esa razón algunos medios hegemónicos como Clarín ya han empezado a “cuestionar” al equipo marketinero de la Rosada, es el repertorio de algunos funcionarios como el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, quien asegura, increíblemente, que Argentina es un ejemplo de administración política por tener “una de las deudas más bajas del mundo”, y además pronostica una inflación baja que rondará los 15 puntos este año y, como si fuera poco defiende sin dudar a su par de Finanzas, Luis Caputo, quien la semana pasada terminó eludiando buena parte de las interpelaciones de los legisladores en el Congreso Nacional, por su pasado beneficioso en lo personal con empresas en paraísos fiscales. En su intervención, Caputo dejó más dudas que certezas al responder con algunas contradicciones sobre sus negocios, ya que volvió a negar de igual manera que lo hizo en los medios de comunicación que haya sido dueño o tenido participación accionaria en el fondo de inversión Noctua Partners, la empresa administradora de fondos de inversión registrada en Estados Unidos que el mes pasado ubicó al ministro como dueño de la firma hasta noviembre de 2015, tal como lo dio a conocer la Comisión Nacional de Valores estadounidense (SEC, por sus siglas en inglés).
Caputo, a contraposición de esto, afirmó que fue solo un «tenedor fiduciario», reconocido por ser «la persona que administraba y decidía las inversiones». Asimismo, no dio a conocer el supuesto dueño de la empresa que según se descubrió con los casos de Paradise Papers, funcionaba como gerenciadora de fondos de inversión radicada en Miami y operaba en paraísos fiscales como las islas Caimán.
En el catálogo de inversiones que utilizaba la empresa para presentarse y que fue entregado a las autoridades estadounidenses, la firma detalla que «la principal dueña de nuestra afiliada Noctua Assets Management LLC es Noctua Partners I LP, una sociedad registrada en las islas Caimán que, indirectamente, es de Martín Guyot y Luis Caputo”. Es por esto que el ministro argentino entra en primera escena cuando se investiga el armado de una red de fondos de inversión registrados en distintos paraísos fiscales para invertir en activos financieros, y que tuvieron actividad durante varios años hasta que el ministro se desligó para convertirse en secretario de Finanzas con el entonces nuevo gobierno de Macri.
En su lugar ingresó Carlos Hernán Planas, un hombre cercano a él, con el objetivo de administrar el fondo Argentina Fund LTD, según consta en documentos de la SEC. En síntesis, Caputo aparece como «dueño indirecto» porque fue titular entre 2009 y 2015, del 75% de las acciones de Princess International Global Ltd. Caputo controló entre el 50 y el 74% de Affinis Partners II, encargada de controlar al menos el 75% de Noctua International WMG LLC, la gerenciadora de fondos de inversión con los que el ministro administró los fondos creados en Caimán. A nivel nacional, las presiones al gobierno de Macri se hicieron más fuertes desde la oposición cuando salió a la luz que Caputo compró por medio de Noctua el Bono Internacional 2117 para colocar deuda a 100 años, en una evidente jugada de negocios que beneficia a un grupo de intereses privados con la asistencia de la administración pública.
La falta de transparencia entre los hombres y mujeres de negocios que Macri ubica en la administración pública es un arma de doble filo para la gestión de Cambiemos. Hoy la derecha se muestra preocupada ante la reducción de buenos indicadores sociales, como por ejemplo ya Clarín anunciaba a comienzo de febrero pasado, con la caída de la imagen positiva de Macri a poco más del 40%. El diario defensor de la gestión macrista por excelencia dio a conocer ese mes un estudio de Managment & Fit que presagiaba lo que se confirmó finalmente en marzo: la gente empieza a dejar de hacer oídos sordos a las medidas del gobierno y desconfía cada vez más de las medidas que sólo están beneficiando a los grandes grupos empresarios.
Proyectando hacia los próximos meses, la encuestadora asegura que sobre la situación económica del país un 44,7% cree que será «peor» o «mucho peor» y sólo un 30% se anima a indicar que mejorará, datos que ya se encuentran al menos 10 puntos por debajo de los sondeos realizados al momento de la última elección nacional. Los números que tanto le seducen al gobierno para medir el convencimiento de la sociedad hoy arrojan variables más negativas que le vuelven a ganar a las positivas, después de los primeros meses de la gestión macrista a nivel nacional que fueron los mejores para el gobierno.
Otro tema latente (aunque ahora cajoneado por la administración macrista) es la reforma laboral que no pudieron realizar el año pasado y que esperan hacer este año. Sólo un 18,7% de los encuestados por M&F creen que es una buena medida, contra prácticamente un 50% de la sociedad que se opone a ello, ya que el 53,4% considera que es una medida que «favorece en mayor medida a las grandes empresas».
Otro hombre que mancha la imagen que el equipo de Macri quiere formar del presidente es el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, que después de maltratar a una empleada doméstica que formaba parte de un sindicato intervenido y que encima cobraba en negro, empezó a pertenecer al conjunto de funcionarios que el gobierno intentará ocultar de los escenarios mediáticos para no desmejorar más aún su imagen. Hoy el 43% de los ciudadanos cree que Triaca pone en duda la transparencia del gobierno y que el episodio con la empleada «se debe a la corrupción» que esconden algunos funcionarios argentinos. A fines de marzo el informe de la Universidad de San Andrés remarcó que el 70% de la sociedad estima que Triaca es un funcionario negativo para el gobierno, sólo superado por los 71 puntos negativos que el titular de la Dirección General de la Agencia Federal de Inteligencia, Gustavo Arribas.
Para continuar con la lista de personalidades macristas complicadas en la mirada del pueblo sigue el rabino Sergio Bergman, ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable, con el 67% de imagen negativa; Luis Caputo con el 64%; Pablo Clusellas que se encuentra al frente de la Secretaría Legal y Técnica (62% en negtivo), y Juan José Aranguren, uno de los más rechazados con el 62% de visión negativa por ser el artífice y ejecutor de los aumentos más escandalosos de los servicios básicos durante toda la gestión macrista, principalmente durante los primeros meses. La lista se completa con muchos otros nombres como Roberto Moro, Oscar Aguad, Luis Miguel Etchevehere, entre otros, pero en definitiva lo que remarca la preocupación del gobierno es que sólo a excepción de Macri, Vidal y funcionarios con más exposición mediática y protegidos por los medios afines al gobierno como Elisa Carrió, el resto de los funcionarios y principalmente los ministros actuales acumulan en la sociedad una imagen muy negativa. De 27 ministros y alto cargos que contempla para analizar la encuesta de marzo de la Universidad de San Andrés, sólo 6 funcionarios logran superar el 50% de imagen positiva.
Ante el descontento con algunas actitudes políticamente incorrectas y las medidas económicas que traen más problemas que beneficios al promedio de los ciudadanos, la derecha que espera una nueva gestión macrista en 2019 para continuar con la fiesta de los negociados se pregunta insistentemente: ¿Cuándo será el momento en que se produzca una real inflexión entre el ajuste que aparentaba ser pasajero y la estabilidad de una economía equilibrada? Nadie tiene esa respuesta.
O en el mejor de los casos, nadie tiene una respuesta positiva cuando se analizan las cualidades del macrismo por las que la economía empezaría a beneficiar un crecimiento sostenido del país. El miedo de desestabilización social amenaza al gobierno y la propia derecha que responde a los intereses corporativos concentrados teme ahora que el plan de saquear al país quizá fue demasiado agresivo como para hacer enojar a unos cuantos argentinos.
Es por ello que las operaciones de prensa y la imposición de temas en agenda serán la receta primordial del gobierno a encarar en lo que resta del año, para desviar la atención que se está concentrando en la administración real de la Casa Rosada.