Nombrada esta semana por Donald Trump, Gina Cheri Haspel es la primera mujer en encabezar la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Viene de la carrera de espías desde 1985 y formó parte del programa de torturas a prisioneros en campos clandestinos. Una joyita, como se puede ver; pero siendo lo que la Agencia, otra cosa no se podía esperar.
Haspel, de 61 años, ocupó las jefaturas de varias estaciones CIA en el mundo y en 2013 se convierte en la jefa interina del Servicio Clandestino Nacional de la CIA. Entre 2003 y 2005, Haspel era una oficial senior que supervisaba un programa secreto de la CIA, en el que se obtenían confesiones a través de métodos como la privación del sueño a los interrogados, apretarlos en ataúdes y someterlos a técnicas de ahogamiento, conocidas como “submarino”.
Antes de eso, en 2002, Haspel estuvo entre los oficiales que interrogaron a Abu Zubaydah, un miembro de Al Qaeda que actualmente está preso en Guantánamo y que fue torturado hasta el punto de que lo creyeron muerto, según el semanario estadounidense The New Yorker. De acuerdo con el informe de ese interrogatorio, los doctores tuvieron que revivirlo. Durante su confinamiento, Zubaydah perdió la vista en su ojo izquierdo. El video de ese interrogatorio fue destruido en 2005, junto con otras imágenes, entre ellas la de otro miembro de Al Qaeda, Abd al Rahim al Nashiri, en cuya tortura estuvo presente Haspel, cuando era jefa de gabinete del Centro de Contraterrorismo de CIA.
Según el alto funcionario de Human Rights Watch John Stifon, la orden de destruir las cintas fue de Hapsel y de su jefe, el director del centro, José Rodríguez. Stifon también dijo que Haspel estaba íntimamente involucrada en un programa secreto de la CIA conocido como RDI (entrega, detención e interrogatorio). A través de ese programa, ilegal, no sólo se interrogaba a los sospechosos sino que además se los secuestraba en diferentes lugares del mundo y, en algunos casos, se los entregaba a terceros países para que los torturaran.