Esta sección, cuyo título ya explicamos deriva de ciertos textos del sabio mexicano Alfonso Reyes – en el Descanso IX de su libro de obligatoria lectura “Diez descansos de cocina (Fragmento de Memorias de cocina y bodega y Minuta)”; Fondo de Cultura Económica; México; 1998) –, se dedica a retomar intervenciones en las llamadas redes sociales, en algunos casos con firmas conocidas y en otros no tanto, que hacen a la pugna por la sobrevivencia existencial de los argentinos y las argentinas. Hoy, el tópico es el senador “papa fritas Kelloggs” Esteban Bullrich y su “analfabetismo secundario”: “El embrión es un argentino con derechos», dijo para oponerse al aborto legal, seguro, libre y gratuito. Pobre, no sabe que la nacionalidad es un atributo que se sólo y tan sólo a partir del nacimiento. ¿Se acuerdan eso de que a nosotros no nos engendran sino que nos trae la cigüeña? Bueno, al senador se traspapeló todo y no sabe cómo resolverlo; y vean lo que al respecto se leyó en dos ilustrativas intervenciones por Twitter. Una prolija y de muy buenas maneras: “el embrión no es argentino hasta el nacimiento. De hecho si la mujer viaja a Uruguay y nace allá, es uruguayo, es decir, la personería es solo al nacer”; y la otra tan virulenta como gráfica: “O sea que sos del país en el que cogieron tus papás”, le espetó @Rotaura.
Para equilibrar nosotros preferimos citar a uno de los más destacados ensayistas alemanes de la segunda mitad del Siglo XX, Hans Magnus Enzensberger, y sus reflexiones sobre el denominado “analfabetismo secundario”: “La venganza de los parias no está exenta de una cierta ironía negra pues, como todos ustedes sabrán, el analfabetismo que acabamos de desenterrar ha regresado bajo una forma que ya no tiene nada de honrosa; nos estamos refiriendo al analfabeto secundario, que desde hace algún tiempo está dominando la escena pública. Este personaje se siente satisfecho: no sufre por culpa de la falta de memoria que padece, le alivia el hecho de que no disponga de voluntad propia, aprecia su incapacidad de concentración, y cree una ventaja no saber nada y no comprender qué le está ocurriendo. Es maleable, se adapta a todo, dispone de una admirable capacidad de salirse con la suya (…). A la euforia de que hace gala este analfabeto secundario contribuye que no es consciente de ser un analfabeto secundario. Se cree bien informado, es capaz de descifrar instrucciones de manejo, pictogramas y tablones, y se mueve en un entorno que le aísla herméticamente de cualquier ataque contra su consciencia. Resulta impensable que pudiera fracasar frente a su entorno, pues éste lo ha creado y amoldado para garantizar su propia pervivencia. El analfabeto secundario es el producto de una nueva fase de la industrialización. Porque una economía cuyo problema ya no reside en la producción sino en las ventas, ya no tiene necesidad de un ejército de reserva disciplinado: necesita de consumidores disciplinados. Con la desaparición del obrero industrial y del oficinista tradicionales también resulta obsoleto el entrenamiento estricto al que éstos estaban sometidos (…). Con la aparición de esta nueva situación, la tecnología de nuestros días también ha desarrollado la solución adecuada, y de todos los ‘mass media’, el ideal para el analfabeto secundario es la televisión. Por regla general ocurrirá que los analfabetos secundarios ocupen los cargos decisivos tanto en la política como en la economía. En este contexto bastará con citar como ejemplos al actual presidente de los Estados Unidos y al actual canciller de Republica Federal de Alemania. Y, como contrapartida, tanto en nuestro país como en Estados Unidos resulta fácil toparnos con legiones enteras de taxistas, vendedores de periódicos, peones y parados que con sus amplios conocimientos y estándares culturales hubieran alcanzado las máximas cimas en cualquier otra sociedad. De todo ello concluyo que la cultura de nuestro país está inmersa en una situación completamente nueva. La clase dominante, integrada en su mayoría por analfabetos secundarios, ya ha perdido todo interés por ella. Lo que tiene por consecuencia que la cultura ya no puede ni es obligada a estar al servicio de ningún interés dominante. Está proscrita, lo que, bien mirado, también puede interpretarse como una forma de libertad. Una cultura así depende únicamente de sí misma, y cuanto antes se percate de ello, mejor”.
Y dar cuenta de lo afirmado por el sitio stripteasedelpoder.com el 23 de abril del año pasado, para recordar una biografía, la del senador Bullruich, publicada cuando aún era ministro de Educación y Deportes de la Nación y se lo mencionaba como candidato a senador por la provincia de Buenos Aires.
“Hijo de una familia de sobrado linaje, el padre del ministro es Esteban Bullrich Zorraquín y su madre María Ocampo Alvear, tataranieta del militar, político y diplomático argentino general Carlos María de Alvear, primer embajador en Estados Unidos. Señalado por historiadores como Bartolomé Mitre y Félix Luna de haber sido un agente inglés. Existiendo al respecto dos elocuentes cartas enviadas a Lord Castlereagh, ministro de Relaciones Exteriores de Inglaterra, y a Lord Strangford, embajador inglés en Río de Janeiro, en las que afirmó: “estas provincias desean pertenecer a la Gran Bretaña, recibir sus leyes, obedecer a su gobierno y vivir bajo su influjo poderoso”. También es sobrino segundo de la actual ministra de seguridad Patricia Bullrich. Sus estudios secundarios, Esteban Bullrich Ocampo, de 48 años de edad, los hizo muy lejos de la escuela pública. En el colegio bilingüe ingles Saint Leonard’s, de Vicente López de donde egresó en el año 1987. En cuanto a sus estudios universitarios, pos universitario y experiencia laboral, no solo tampoco tuvieron nada que ver con la educación pública, sino que siquiera tienen vinculación con lo educativo. En el año 1992 se recibió de licenciado en sistemas y computación, en la universidad privada CAECE, actualmente propiedad de Cámara Argentina de Comercio. Ese año comenzó a trabajar en la empresa textil Alpargatas, que hoy paradójicamente atraviesa un situación económica compleja, con suspensiones masivas de empleados, debido al dólar barato y la política aduanera del gobierno de Cambiemos. En 1996 viajó a Estados Unidos para hacer un máster en administración de empresas en la ‘prestigiosa’ universidad Kellogg School of Management, creada y sostenida por la compañía alimenticia Kellogg ( la de las papas fritas industriales). Ese año, antes de regresar a la Argentina, Bullrich Ocampo viajó Nicaragua, para enseñarles durante dos meses matemática a niños de un orfanato. Lo hizo bajo la fundación Padre Fabretto. Una ONG financiada por el gobierno de Estados Unidos y grandes compañías multinacionales como Cargill, Coca Cola y Appel. Esa fue la primera vez que Bullrich tuvo una experiencia con el tema educativo. También la primera y última vez que estuvo parado frente a un aula. Con el máster en administración de empresas, el ministro macrista regreso al país y comenzó a trabajar para la empresa frutícola San Miguel S.A.. Una de los principales productores de limones del mundo. Rubro en el cual, el ministro, sigue teniendo intereses a través de la consultora Fruitful Thinking S.A., especializada en exportación de productos frutícolas, de la cual es dueña en un 50%. Por ese entonces, además, la familia Bullrich Ocampo tenía negocios con el presidente del Banco Nación Javier Gonzalez Fraga, ex funcionario de Carlos Menem. Era en la fábrica de dulce de leche y quesos “La Salamandra”. Empresa que luego, la familia del ministro Bullrich, vendió al polémico empresario Cristóbal Lopez, quien finalmente la cerró en el año 2014, y hoy es una cooperativa de trabajadores, que con escasa materia prima pugna por sobrevivir.
En el ardiente 2001, Bullrich decidió abandonar el sector empresarial para pasar al público. Lo hizo de la mano del economista liberal Ricardo Lopez Murphy. Consultor del BID, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional y ex economista jefe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL). Claro que su primera incursión en política no fue la mejor. Ese año, Lopez Murphy fue nombrado ministro de economía de la Alianza por el presidente Fernando De la Rúa. Y el ex economista de Fiel, apenas asumió, para poder poner en caja el déficit fiscal y cumplir con los pagos de la deuda externa, se despachó con un durísimo plan de ajustes por 2.000 millones de dólares, en todas las áreas del Estado, principalmente en Educación. Por su crudeza, este plan provocó la renuncia de casi todo el gabinete de De la Rúa. Y tras cartón, la renuncia del propio Lopez Murphy. Lo suplantó nada más y nada menos que Domingo Cavallo, presentado en ese contexto como un heterodoxo economista, que venía a salvar a la Argentina, cuando en realidad venía a salvar a los bancos. Si bien Lopez Murphy, en menos de lo que canta un gallo, quedó fuera del gobierno de la Alianza, Bullrich se las ingenió rápidamente para quedarse y vivir a la política. Lo hizo, como muchos por esa gran puerta que es el Congreso, como secretario parlamentario del entonces diputado Hugo Martini, actual asesor suyo. Por entonces vicepresidente de Relaciones Institucionales de YPF, cuando la compañía estaba en manos de Repsol.
En las elecciones del 2003, gracias a su apellido de linaje, desde ese cargo en el Congreso, Bullrich pasó directo y sin escalas a candidato a Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires por el partido Recrear. Fuerza política que había creado el economista Lopez Murphy para competir por las elecciones presidenciales de ese año donde triunfó Nestor Kirchner.
En esos comicios, Recrear tuvo una muy buena performance. Como candidato a presidente Lopez Murphy salió tercero con el 16% de los votos, a seis puntos de Kirchner. Mientras que el actual ministro, compitiendo con Macri e Ibarra, salió cuarto con el 9%. Nada mal para una fuerza totalmente nueva.
Sin embrago, dos años después, en las elecciones legislativas del 2005, Recrear se alió con su competidor director, el macrismo. Así nació formalmente Propuesta Republicana (PRO) que hoy ocupa los principales cargos del poder ejecutivo.
Fruto de ese acuerdo, que será el comienzo del fin del partido de Lopez Murphy, Bullrich resultó electo diputado nacional. Cargo donde, entre otras cuestiones, esgrimiendo la teoría de los dos demonios, defendió el juramento como diputado del policía Luis Abelardo Patti, actualmente preso en Ezeiza por delitos de lesa humanidad. Desde esa banca además Bullrich tuvo contacto de manera fugaz, con experiencias en el tema de la educación pública. Fue cuando presentó, junto con Eugenio Burzaco, y Hugo Martini, un proyecto de “Ley Federal de Educación” (5.557-D-06) que recibió críticas, no de la izquierda, sino su propio colega del PRO Mariano Narodowski, ex ministro de educación de Macri.
También cuando cuestionó en la cámara la ley de Financiamiento Educativo que obliga a paritarias nacionales y a invertir el 6% del PBI en educación. Ley aprobada en ese entonces por el kirchnerismo, y que hoy el ministro conforme esos antecedentes en contrario, incumple abiertamente. “Gastar más no es gastar mejor”. Hay que “garantizar la equidad en la distribución de los fondos y dirigirse a los distritos más rezagados y desfavorecidos” cuestiono Bullrich en el recinto, cuando se aprobó.
Luego de defender a Patti y cuestionar la ley de financiamiento educativo, a mediados del 2006, al poco tiempo de asumir su banca, Bullrich pidió licencia sin goce de sueldo, por dos meses para realizar una beca en Estado Unidos, en la fundación estadounidense Eisenhower Fellowships Fellow.
‘El diputado Esteban Bullrich, de Pro, pidió licencia sin goce de sueldo por dos meses. Sucede que fue favorecido con la beca Eisenhower y viajará a Estados Unidos financiado por el gobierno de ese país. Se reunirá con Colín Powell y Madeleine Albright, con intendentes y gobernadores y con directivos de Microsoft y Apple, entre otros. Visitará universidades, fundaciones y entrevistará a expertos en educación. Pero apuntará, sobre todo, a fortalecer las relaciones con los partidos Republicano y Demócrata’, informó el diario La Nación.
¿Para qué y quiénes sostienen esta fundación norteamericana que becó a Bullrich?
Según su sitio web -https://www.efworld.org- la fundación Eisenhower, tiene como fin “identificar líderes emergentes en todos los países del mundo y proporcionarles programas en los Estados Unidos para potenciar sus capacidades profesionales, ampliar sus contactos, y agrandar sus perspectivas de progreso futuro. Asimismo, fomenta la pertenencia a una gran comunidad internacional entre los que se encuentran líderes políticos universitarios empresariales, profesionales, etc.” O sea algo parecido en lo que andaba su antecesor Carlos María de Alvear.
Actualmente su presidente ejecutivo es el ex general retirado secretario de Estado de George W. Bush, Colín Powell. Ocuparon este cargo además los ex-presidentes de los EE.UU George Bush y Gerald Ford, y los ex secretarios de Estado Donald Rumsfeld y el mismísimo Henry Kissinger.
De hecho, cuando ganó Macri las elecciones presidenciales a fines del 2015, la fundación Eisenhower destacó en su portal web su triunfo, y la llegada de Bullrich al ministerio de educación de la Nación y otros ex “fellows” (así los nombra) como Laura Alonso.
“Macri ganó la presidencia en Argentina después de una segunda vuelta electoral a finales de noviembre. El nuevo gobierno asumió el cargo el 10 de diciembre nombrando de la EF en sus nuevas posiciones se enumeran a continuación: Laura Alonso (’08) – Jefe, Oficina Anticorrupción-, Esteban Bullrich (’06) -ministro de Educación-, Carlos Regazzoni (’04) -cabeza del PAMI, Instituto Nacional de Argentina de Servicios Sociales para jubilados-, Diego Valenzuela (’08) –alcalde de Tres de Febrero, un municipio de la provincia de Buenos Aires-” publicó textualmente la fundación norteamericana.
Mientras cursaba su beca en la Eisenhower, Bullrich, junto a Marini, otros actuales funcionarios suyos, parientes y un socio del actual jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, abrieron en el paraíso fiscal del estado de Florida, una empresa off shore, sin fines de lucro, que aún está activa. Se trata de “Formar Fundatión INC”, cuya existencia saltó a la luz el año pasado, tras las investigaciones del Panamá Papers. Su presidente era Bullrich; su director y tesorero Diego Fernández, ex jefe de gabinete de Bullrich en el gobierno de la Ciudad, dueño de la cadena “Dashi Sushi Bar”, entonces secretario de Integración Urbana en la CABA, a cargo de la urbanización de la Villa 31. También integraba esta off shore, como director y tesorero, el economista y empresario Gabriel Sánchez Zinny, director del Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET) quien tiene a su cargo las escuelas técnicas del país.
A fines del 2006, con su beca en Eisenhower y su off shore “Formar Fundation INC” bajo el brazo, Bullrich regresó al país y reasumió su banca en el Congreso, por la cual no había hecho mucho. Sin embargo, al año siguiente, en las elecciones presidenciales de octubre del 2007, sin mucho trabajo que lo respalde, el ministro siguió ascendiendo en su carrera política. Se presentó como candidato a vicepresidente de la República por Recrear, acompañando a Lopez Murphy que se postuló como presidente.
Aunque esta vez, los resultados para la fórmula Lopez Murphy-Bullrich fueron catastróficos. Salieron sextos con el 1,4% de los votos. O sea respecto al 2003 habían perdido el 90% de su electorado. Aun así él logró renovar su banca como diputado.
Un mes después de esta dura derrota, en noviembre del 2007, Bullrich pidió nuevamente licencia sin goce de sueldo. Esta vez para ser ministro “temporario” de Desarrollo Social en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, a cargo de Macri, en suplencia de la actual gobernadora de la provincia de Buenos Aires María Eugenia Vidal, que había solicitado licencia por maternidad.
Su pase al macrismo puro, sin consulta, provocó la furia de sus correligionarios de Recrear y puso al partido al borde de la ruptura. A Bullrich, que ya tenía puesto su corazón en el macrismo, poco le importó y, a fines de diciembre, asumió igual.
Estando al frente de ese ministerio, que mueve millonarios recursos, Bullrich se encargó de arrebatarle Recrear a su fundador y líder: Lopez Murphy. Fue en abril del 2008, luego de unas duras internas sindicadas de fraudulentas, donde el actual ministro desplazó a Lopez Murphy de la presidencia del partido, quien luego de esa derrota renunció.
“Han exhibido al menos 35 hechos lamentables y bochornosos que afectan crucialmente la identidad y la transparencia partidarias” denunció el fugaz ex ministro de la Alianza, mediante una carta pública donde informó de su alejamiento de la política. “Si avalo una cosa así (denuncia de urnas falsas, supuesta falsificación de firmas de candidatos, delegados cuestionados judicialmente) no puedo volver a hablar más en mi vida sobre la necesidad de una reforma política para alcanzar la transparencia. Todo lo que le censuramos al kirchnerismo fue hecho acá” sentenció y pegó el portazo.
Hay que “despersonalizar” y “ampliar la sociedad política que Recrear mantiene con Macri”, fue la respuesta Bullrich a esas denuncias, mientras asumía la dirección del partido. Promesas que el actual ministro macrista cumplió al pie de la letra, dado que bajo su presidencia, luego de esas elecciones, Recrear desapareció del mapa electoral. Y sus votos y dirigentes que fueron absorbidos íntegramente por el macrismo. Todo gracias a Bullrich, que le quitó a Macri un duro competidor.
Un mes después de asumir la dirección de Recrear, el 7 de junio del 2008, como ministro de Desarrollo Social, el actual ministro de educación de la Nación, se vio envuelto en el caso de los terrenos de la escuela “Oakhill School”.
Ese día Macri y Rodríguez Larreta -socio de Zinny- firmaron el polémico decreto 922/08. Mediante él autorizaron la venta del terreno, y posterior construcción en el barrio de Núñez, del edificio de la selecta escuela privada “Oakhill School”. Una institución bilingüe, ultra católica, donde estudiaban los hijos de Bullrich.
Según una denuncia de la oposición, esta autorización, el actual presidente y el actual jefe de gobierno porteño lo hicieron soslayando que el terreno estaba ubicado en pleno distrito “Urbanización Parque” donde, para desafectarlo y habilitar una construcción de este tipo, era necesario un doble paso por la Legislatura, con audiencia pública. Cosa que nunca se hizo.
“En este hecho se dan todas las directrices de la gestión de Macri: poco respeto por las leyes, entrega del espacio público para negocios privados, y el favoritismo por la educación privada por sobre la pública” resumió Julieta Costa Díaz, comunera por el Partido Socialista Auténtico del gobierno de la Ciudad, quien por este hecho, en el 2012, denunció a Macri ante la Justicia.
“Bullrich debería explicar cuál fue su rol en todo este trámite, ya que manda a sus hijos a ese colegio y cuando se firmó este decreto formaba parte del ejecutivo como ministro de Desarrollo Social” exigió su compañera de bloque Virginia González Gass. Sin embargo, las investigaciones nunca avanzaron.
A fines del 2008, el licenciado Bullrich terminó su suplencia de Vidal y volvió una vez más a su banca de diputado. Aunque su labor había sido irregular, más que flaca, en junio del 2009, abandonando totalmente el partido Recrear que él presidía, se volvió a presentar como segundo candidato diputado por la Ciudad de Buenos Aires, pero esta vez por el PRO puro, en una lista debajo de la actual vicepresidente Gabriela Michetti.
En esas elecciones el partido amarillo salió tercero y el actual ministro regresó, otra vez, al Congreso. Sin embargo, apenas asumió, pidió licencia nuevamente para asumir como ministro de educación del Gobierno de la Ciudad, bajo la gestión de Macri. Cargo para el que Bullrich no tenía ninguna experiencia ni formación alguna.
Su asunción fue el 5 de enero del 2010. Y ni bien desembarcó lo primero que hizo fue reformular el organigrama del ministerio, y nombrar a sus principales socios de la off shore “Formar Fundation INC”, como importantes funcionarios de su ministerio. Diego Fernández, pasó a ser su jefe de Gabinete y Hugo Martini, director general de Comunicación y Relaciones Institucionales.
En cuanto a Sánchez Zinny, socio a su vez del vice jefe de gobierno Larreta, si bien no ingresó como funcionario, lo hizo como proveedor del Estado. ¿Cómo? A través de la empresa de plataformas educativas Kuepa, de la cual Sánchez Zinny era presidente, que en el 2013 se adjudicó de manera directa, sin licitación, el programa estatal “Adulto 2.000”. Destinado a adultos mayores de 18 años para que en un plazo de dos años, puedan terminar el secundario, de manera on line, sin asistir a clases.
La polémica del caso “Kuepa” se desató cuando los propios alumnos del “Adultos 2.000” recibieron mails con promociones y descuentos para hacer el curso on line. Pero no de forma gratuita sino pagando un kit por Mercado Libre de 495 pesos por mes, teniendo como ganchos horarios más laxos y un año menos de cursado.
A la par, algunos docentes comenzaron a recibir consultas de alumnos que no estaban inscriptos en el programa y eran clientes particulares de Kuepa, la empresa de Sánchez Zinny, socio de Bullrich y Larreta. Lo cual motivó una denuncia de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE-Ctera) de la Ciudad de Buenos Aires.
Como dato significativo, la carrera a distancia a favor de Kuepa, la empresa de Sánchez Zinny, había sido aprobada “con reservas” mediante la resolución Ministerial Nº 1073, en agosto de ese mismo año. Esta resolución no la firmó Bullrich, sino la subsecretaria de Gestión Educativa, Ana María Ravaglia, por entonces una virtual viceministra, a quien luego el actual ministro echó.
A las acusaciones de corrupción contra Bullrich, se le añadieron otras. Una de estas fue el pago de sobreprecios de hasta 185 millones de dólares en la compra de miles de computadoras personales, bajo el marco del “Plan Sarmiento”, para entregárselas a 160 mil alumnos y 16 mil docentes de escuelas porteñas, donde según peritajes judiciales, los sobreprecios alcanzaron el 285%. Otra, las irregularidades en las contrataciones, sin licitación pública, de las consultoras Reale-Dalla Torre Consultores y La Usina Digital, ambos aportantes de la campaña de Macri. En este caso, los contratos de estas dos empresas de comunicación y marketing amarillas eran exactamente los mismos. Se aprobaron con un mes de diferencia. Sin embargo, entre ambos había una diferencia de 312 mil pesos. A Reale-Dalla Torre Consultores, Bullrich y su entorno off shore, se lo adjudicó el 25 de agosto del 2015, por 568 mil pesos. A Usina Digital SRL, que durante el macrismo embolsó contratos por 26 millones de pesos, el 23 de septiembre se lo contrató por 880 mil pesos,
“Este tipo de situación, además de que amerita una investigación para establecer si hubo cohecho o lavado de dinero, demuestra el descontrol administrativo del ministerio dirigido por Esteban Bullrich”, sentenció por ese entonces la jefa de bloque kirchnerista de la legislatura porteña. Gabriela Alegre.
“Los problemas se van a resolver si terminamos de afanar la guita que nos estamos llevando a los bolsillos” respondió en esa oportunidad el ministro Bullrich, en un programa de TV, junto a Macri, en un sincerísidio al estilo Luis Barrionuevo, quien en los 90 propuso dejar de robar dos años para sacar el país adelante.
En cuanto a la política educativa del inexperto Bullrich, como buen liberal, sus principales pilares como ministro de Educación porteño fueron: la evaluación a los docentes, la vinculación de la escuela con el sector privado, el uso de las nuevas tecnologías (donde sus socios y funcionarios tienen intereses) y el fomento desde el Estado de la cultura individualista del “ser emprendedor” por cuenta propia, a través de la fundación norteamericana “Junior Achievement” -Jóvenes Emprendedores-.
“La idea consiste en proponerles a los chicos que salgan a crear trabajo y no a buscarlo. En esa idea de “crear trabajo” creo que Junior Achievement les brinda herramientas para ser dueños y creadores de su futuro” dijo al respecto el ministro Bullrich sobre esta fundación.
En esa línea, durante su gestión, los subsidios a las escuelas privadas, en su gran mayoría de la Iglesia Católica, institución con la cual Bullrich comulga –se lo menciona como miembro del Opus Dei-, no pararon de incrementarse año a año. Solo en el 2015, último año como ministro de la ciudad de Buenos Aires, Bullrich Ocampo les transfirió 2.800 millones de pesos a las escuelas de gestión privada, para “financiar gastos corrientes”. Esto es: pagar salarios de profesores y maestros.
Junto con estos millonarios subsidios, en paralelo, el ministro de Cambiemos creó un “Fondo de Financiamiento para la Adecuación de la Infraestructura Edilicia” para financiar el mantenimiento o la refacción de los edificios de las escuelas privadas. De esta manera, permitió que los dos principales costos que tienen una escuela (sueldo docente y mantenimiento edilicio) los absorba el Estado. Mientras que las ganancias se las llevaban íntegramente los dueños de los colegios. Principalmente la Iglesia Católica.
A todo esto, en el 2014, centenas de chicos de las escuelas públicas porteñas, por el estado de abandono de algunos edificios y falta de aulas, tenían clases en “aulas containers”. Hecho que desató una polémica. Y por la cual, a raíz de una denuncia de padre y alumnos, y la electrificación que sufrió un directivo, intervino la Justicia y los prohibió.
“No es por falta de planificación, sino que el sistema de inscripción on line nos permite hacer un mapa muy preciso de dónde tenemos demanda de vacantes” atinó a explicar el actual ministro, obsesionado hoy por la productividad y desempeño de los docente.
En junio del 2013, mientras llevaba adelante toda esta política educativa pro-privados, atravesada por denuncias de corrupción, el actual ministro macrista, junto a otros funcionarios, hicieron público su patrimonio publicando su declaración jurada de bienes (DD.JJ).
En esa oportunidad se conoció el millonario patrimonio que tenía Bullrich, un eterno funcionario público, en empresas privadas, terrenos, departamentos, ahorros en dólares, hasta acciones en grandes corporaciones multinacionales como Appel o Exxon.
Estos bienes, muchos de ellos subvaluados, su gran mayoría Bullrich los adquirió cuando era funcionario público. En algunos casos de forma muy dudosa, mediante “donaciones” a su esposa.
En detalles, en su DDJJ, el ministro Bullrich, padre de cuatro hijos, junto a su esposa María Eugenia Sequeiros, empleada textil, monotributista, declaró ser dueño de: Un departamento en el barrio de Núñez, de 100 metros cuadrado, adquirido en el año 1999, tasado por la risible suma de 184.500 pesos. Acciones ordinarias en Appel, Bank of American, Soutwste Arlinies, Exxon, Direxión Technology, Red Hat Technology, por 46.790 pesos de aquel entonces. Todas adquiridas en el año 2011 cuando ya era ministro. El 50% de la empresa Fruitful Thinking S.A., especializada en exportaciones de frutas, adquirida en el 2003, cuando ya era funcionario, valuada en tan solo 44 mil pesos. Un departamento en Núñez, adquirido en el 2001 por su esposa, con el dinero de una “donación”, valuado por la irrisoria suma de 55 mil pesos. Una casa en Palermo adquirida también por su esposa, con dineros de una “donación”, en el 2013, cuando saltó el escándalo de Kuepa, tan solo por 687.552 pesos. Un terreno en San Martín de los Andes, comprado en el 2007, cuando era diputado, con una “venta de activos” valuados en 36.737 mil pesos. 300 pesos depositados en caja de ahorro, 9.700 dólares en cuenta corriente -150 mil pesos actuales-, 34.500 pesos y 37.640 dólares -¡564 mil pesos! en efectivo. Créditos por cobrar a su empresa Fruitful Thinking S.A. por 52 mil pesos –más de lo que vale la empresa- y otro a su mismísima mujer, María Eugenia Sequeiros, por 44 mil dólares -660 mil pesos actuales. Un auto Volkswagen Sharan 2008 valuado en 162.600 pesos. Dineros de su esposa en efectivo por 14.350 pesos.
Todos estos bienes, sumaban un total de 1.751.292 pesos de ese entonces. Actualizados al día de hoy, unos 6 millones. Sin contar las los bienes subvaluados. Nada mal para alguien que en los últimos 17 años de su vida se desempeñó como un sempiterno funcionario público.
Aun así, en su subvaluada DDJJ el ministro de educación olvidó de poner su off shore “Formar Fundation INC”. Creada en el 2006, junto a sus socios-funcionarios Martini, Fernández y Zinny, socio a su vez de Larreta.
Además de las denuncias de corrupción en su contra, o las inconsistencias en su millonario patrimonio, en cinco años frente al ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, la más rica del país, el licenciado en sistemas Bullrich Ocampo, solo pudo mostrar magros resultados en el tema educativo.
La prestigiosa prueba TIMSS en Matemática y Ciencias, ubicó a la CABA en el puesto 46 entre 55 países, provincias y ciudades que fueron evaluadas. Aunque se las ingenió para mostrar una leve mejora en las pruebas PISA, que tuvieron un irregular trámite en el resto del país. A pesar de ello, en diciembre del 2015, el reciente electo presidente Macri decidió premiarlo, y lo nombró ministro de Educación de la Nación con el agregado de la cartera de Deportes.
Al poco tiempo de asumir, Bullrich, otra vez lo primero que hizo fue nombrar a sus socios de la off shore “Formar Fundation INC”, que se había olvidado de incluir en su declaración jurada, como funcionarios ahora del gobierno nacional. Hugo Martini pasó a ser su asesor personal. Mientras que el empresario en plataformas Sánchez Zinny, máster en Política Pública en la Universidad de Georgetown, consultor educativo, dueño de la polémica Kuepa, socio a su vez de Rodríguez Larreta, mediante el decreto 59/2016 firmado por Macri y Bullrich el 1 agosto del 2016, pasó a desempeñarse como director del INET.