Y “Vidal es la primera gobernadora en la historia de la provincia que cierra escuelas”. Disparó la ex concejala de La Plata, ex decana de Periodismo de la UNLP y actual presidenta de bloque de diputados y diputadas kirchneristas en la Legislatura bonaerense. Esas y otras tantas fueron las expresiones vertidas por Florencia Saintout a lo largo de una extensa entrevista publicada este domingo en dos partes por el sitio Primereando las Noticias, que pasamos a reproducir:
Saintout critica con palabras muy duras a la administración bonaerense. También analiza la estrategia de construcción de imagen con que Cambiemos busca proteger a Vidal. Para algunos analistas, Vidal representa una alternativa de recambio para el caso de que la reelección Mauricio Macri ingrese en serio riesgo. Saintout, sin embargo, sostiene que la oposición puede ganar en 2019. Dice que el clima político que asomó tras la Reforma Previsional se profundizará en los próximos meses. Además, a cinco días del paro internacional de mujeres del #8M, la diputada ratifica su posición “absolutamente a favor” frente al debate sobre la despenalización del aborto.
–Concejal en La Plata, decana en la Facultad de Periodismo. Ahora jefa del bloque de diputados provinciales de Unidad Ciudadana. ¿Es un desafío?
-Este es un momento en el que estamos todos desafiados desde el lugar que nos toque. Porque estamos ante un gobierno tremendamente injusto, depredador; los adjetivos a veces no nos alcanzan. Es un gobierno que, tanto a nivel provincial, en La Plata a nivel local, a nivel nacional, gobierna contra las mayorías populares. Es un desafío, por ejemplo, encarar posiciones que no son las más cómodas. Nosotros, ahora, somos el bloque claro de la oposición. Mientras que otros bloques, que no son los de Cambiemos, se acomodan un poco más o un poco menos, dudan y hacen especulaciones. Desde el 10 de diciembre estamos recibiendo demandas de diferentes sectores con sus derechos avasallados. Y a veces sentimos que no alcanza con lo que podemos hacer. Esto venía pasando desde antes: lo recibían otros compañeros. Todos los días hay alguien. Aparecen los que pierden el trabajo en la Unidad Ejecutora de la provincia; periodistas despedidos; compañeros y compatriotas que trabajaban en Fanazul (la planta de explosivos de Fabricaciones Militares en Azul, NdR); Ferrobaires que amenazan con cerrarla; trabajadores de los hospitales que pierden el empleo. Y ahora el cierre de escuelas.
-Recién enumeró medidas que tienen que ver con decisiones de la gobernadora. Vidal muestra un diferencial de imagen positiva por sobre Macri. ¿Existe una protección adicional, en los medios y por ciertos periodistas, hacia la figura de Vidal? ¿Encarna la gobernadora una alternativa de recambio por si Macri no llega a ser candidato? Por otro lado, con los cierres de las escuelas isleñas del Delta parece que Vidal tuvo que retroceder por primera vez.
-Eso que se anuncia, de maneras muy informales, respecto a que la gobernación se echaría atrás con algunas medidas, tiene una gran parte de mentira. “Dicen” que se van a volver atrás con algunos cierres de escuelas de islas. Todavía no hay nada efectivo. Y sería con algunas escuelas de islas, no con todas. Van a cerrar escuelas. También están cerrando escuelas rurales: pero además están haciendo algo muy grave, que es la fusión compulsiva de cursos sin ningún tipo de criterio pedagógico. El gobierno de Vidal –uno debería decir el gobierno de Macri y Vidal- es el primer gobierno en la historia argentina que cierra escuelas. Yo no sé si esto es el primer costo político para Vidal pero sí es un costo muy grande que seguramente va a tener que pagar. Si Vidal está blindada, yo creo que sí. Pero igualmente yo creo que ese blindaje es para todo el gobierno macrista. La hiper-concentración mediática, los más de 3000 periodistas despedidos y perseguidos, el retorno de la idea de ‘listas negras’… Todo eso no es porque sí. Manejan la agenda mediática de acuerdo a sus objetivos. Y, en el caso de Vidal, además hay una estrategia particular: su no exposición. Salvo en momentos de campaña, en que la tuvieron que poner a último momento a jugar de una manera desmesurada, de una manera que es novedosa: en los programas de la cocina de la mañana, en el programa de la tarde de los chusmeríos. Vidal pareciera jugar con la idea de que se hable de ella mientras ella está trabajando. Sin embargo, yo estoy convencida de que más allá de las diferencias que puedan llegar a tener, Vidal y Macri forman parte del mismo proyecto político. Vidal es Macri y Macri es Vidal. Y están haciendo las cosas mal. Mal para las mayorías. Eso, tarde o temprano, más allá de toda la protección y del rol de los medios, emerge. El país real termina emergiendo. Ese proceso lo estamos viendo ahora con Macri. La percepción de que se empieza a decir “el rey está desnudo”.
-¿Qué le pareció el discurso de Vidal en la apertura de sesiones?
-Mientras se multiplican los despidos en la provincia de Buenos Aires, Vidal no habla de los cientos de familias afectadas por la pérdida de trabajo. Tampoco habla de aquellos a quienes no les alcanza la plata por los tarifazos y subas de precios. Es la primera gobernadora en la historia de la provincia que cierra escuelas. Dedicó buena parte de su discurso a estigmatizar a la escuela pública y a los docentes. En 2017 subejecutó el presupuesto de salud en 2017 y desmanteló políticas fundamentales. Por todo esto, cuando dice que está preocupada por el futuro de los bonaerenses, queda claro que miente.
La videopolítica y el hit del verano
-El país parece estar viviendo un cambio de clima político desde mediados de diciembre, con la discusión de la Reforma Previsional. Ante este escenario, el gobierno intenta manejar la agenda e instalar algunos debates. Algunos genuinos y con años de presencia en la sociedad, que no pueden ser reducidos a la frase “cortina de humo”: el aborto libre, seguro y gratuito. Pero también instalan otros temas, como el cobro a los extranjeros para atenderse en la salud pública. ¿No son estrategias muy obvias?
-Están atravesando un momento complejo porque ni siquiera para sus propios cálculos las cosas les están saliendo bien. No pueden con la economía. Aunque en estos procesos de saqueo siempre hay algunos a los que les va muy, muy, muy bien. Pero en términos de gobierno no pueden sostener sus propias planificaciones. Por eso están metiendo una agenda que, yo creo, empieza hasta hacerles a ellos mismos humo. Esto no quiere decir que el debate imprescindible sobre el aborto no sea algo que se viene.
-¿Usted está a favor?
-Absolutamente a favor. Lo he dicho siempre. Este debate no salió de la nada. El movimiento de mujeres en la Argentina es uno de los más vitales del mundo. Viene planteándolo desde hace tiempo. Y ha crecido enormemente en las últimas décadas. En contextos de mucha libertad, y también de derechos y de conquistas de derechos. Eso ha permitido ir quebrando una doble moral y, además, poder plantearlo como una cuestión de salud pública y de libertad. Yo jamás voy a creer que la derecha de este país tome posición a favor de la legalización del aborto. Porque lo que menos le importa es la vida de las mujeres. Y menos todavía la vida de las mujeres pobres. Lo que Macri hace es mentir. Pero, bueno, la sociedad va en un camino, y diga lo que diga Macri, más tarde o más temprano la legalización del aborto va a ocurrir. Las mujeres estamos empoderadas, queremos debatirlo y tenemos una sociedad que está dispuesta, de mínima, a hacerse la pregunta y dejar las hipocresías que históricamente han envuelto a este tema.
Hace un rato habló de los medios. ¿Qué piensa cuando ve hoy que Clarín está a punto de concretar la fusión con Telecom y concretar su ingreso al negocio de la telefonía y el 4G con la posibilidad de ampliar todavía más su esfera de negocios? En la revisión de los últimos años, en el peronismo se han llegado a escuchar opiniones que expresan un arrepentimiento por haber confrontado con Clarín. ¿Qué balance hace usted?
-Yo estoy segura de que era un paso que había que dar y que hay que dar. Es más, esto que está pasando ahora, si no hubiéramos dado esa batalla, hubiera pasado igual: Clarín habría seguido avanzando. Clarín, los grandes intereses corporativos que necesitan de lo mediático en las sociedades… Además, en el calor de esa batalla también fuimos construyendo otras legitimidades. Las batallas y las luchas no es que se ganan o se pierden y punto. En el medio hay procesos. Retrocesos, hay avances. Pero en el medio hay procesos por los cuales se van ganando otras cosas. Para mí fue imprescindible haber dado la batalla por la aprobación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Otra cosa: Lula no dio esa batalla, ellos (por el PT brasileño) decidieron no darla, por los argumentos que sea. Y no les fue mejor. Eso no los salvó de un avance por derecha infernal, que por momentos parece más atroz de lo que es en la Argentina, porque la Argentina tiene algunos otros frenos. Frenos que tampoco son naturales. Ni fueron magia, ni salieron de la nada. Tienen que ver con nuestra larguísima historia. Una pregunta: ¿qué hubiéramos hecho si no impulsábamos la ley de medios? ¿Nos tendríamos que haber quedado indiferentes e inmóviles mientras Clarín decidía de qué se trataban nuestras vidas? Y digo Clarín como emblema de muchos otros poderes. No hubo otra opción. No hay opción para los gobiernos que se plantean la dignidad, la soberanía, que no son banderas en abstracto. ¿Qué queremos nosotros? Tener trabajo, estar cerca de las personas que queremos, estudiar si queremos estudiar y si no, hacer otra cosa. Crear. Tener derecho a la belleza. Estas pequeñas cosas de la vida cotidiana, en este mundo en el que vivimos, no vienen dadas. Para conseguirlas hay que luchar por ellas. Y una de nuestras luchas es contra estos poderes tremendos, que se constituyeron como poderes en salas de tortura. ¿Cómo no los íbamos a enfrentar?
-Y si se produjera un ascenso del campo popular y un retorno al Estado, ¿cómo se lidia con esos poderes después de todo lo que ha pasado?
-No sé si la historia argentina es cíclica lo que sí sé es que el tiempo no es lineal. Y que nada empezó solamente con nosotros y que no sabemos dónde terminan las cosas. Yo estoy segura de que este gobierno, y las relaciones de fuerza y de poder que existen en este momento, no son para siempre. En la apertura de las sesiones ordinarias a Macri se lo vio solo. Sin una plaza llena que lo acompañaba con amor. Eso se pudo ver porque en los últimos años hubo otros discursos, con otros presidentes, que sí tuvieron ese marco.
-Para ponerle un poco de humor, ¿usted también está cantando el hit del verano, el MMLPQTP?
-(Risas). No, yo no. Yo no, pero lo celebro.
-Como analista de la comunicación, ¿qué significa la aparición de este cantito que empieza a repetirse en las canchas, en los recitales y en las calles?
-Yo creo que los macristas –algunos, los más limitados– pueden creerse esa idea de que la gestación del cantito fue planificada por el kirchnerismo. Pero los demás, claro, saben que no es así. Imagínese que si el kirchnerismo tuviera el poder como para digitar qué se va a cantar en las canchas, bueno, otra sería la realidad… Eso no pasa. El cantito aparece porque hay algo que se filtra. Por más que ellos, aparentemente, parezcan infalibles y tengan todos los poderes, la realidad muestra que no sólo son falibles sino que además hay algo del orden de lo real que se filtra, que aparece. No puede ser controlado absolutamente. Eso habla del malestar enorme que generan estas políticas.
-Usted conduce el programa de TV “Río Bravo”, que se emite por YouTube, junto al periodista Roberto Caballero. En la militancia kirchnerista se puso el ojo sobre la experiencia de Podemos en España. Un proyecto en el que Pablo Iglesias, Íñigo Errejón y otros dirigentes se hicieron conocidos con la lucha de los indignados en las calles pero también con apariciones en los medios. Y con algunos programas de TV producidos por ellos mismos, como “La Tuerka” o “Fort Apache”. ¿El kirchnerismo puede ser pensado en espejo con Podemos o no tienen nada que ver?
-Puede haber puntos de encuentro. Tiene que haber y, de hecho, los hay. Son experiencias que tienen como horizonte negativo el neoliberalismo. Pero no se puede comparar. Uno podría decir que el kirchnerismo, como fuerza política, gobernó. El kirchnerismo, algo que va a legar a la historia, es la experiencia histórica de que es posible tener un gobierno popular en el Estado. Que el Estado moderno puede ser gobernado por un gobierno popular que transforme radicalmente la vida de las mayorías. Ese es el gran legado del kirchnerismo. Podemos, en cambio, todavía no ha podido construir eso. Tiene una realidad muy distinta. Pero no hay que reducir Podemos a una experiencia audiovisual. Surge con el malestar profundo que genera el neoliberalismo y la falta de respuesta de los sectores políticos. Luego se establecen y tienen una enorme creatividad para conectarse y buscar vías alternativas. Nosotros, en la Argentina, estamos en un momento en el que el ataque a la política también tiene que ver con pedirles a los políticos que vayan a debatir a la TV. No en las cámaras, no en los barrios, no en las unidades básicas. Que las cosas sucedan en la televisión.
-¿Usted cree que los dirigentes kirchneristas deben ir a debatir a Intratables o a los estudios de TN, por ejemplo?
-Yo no tengo una respuesta sobre eso, sobre si hay que ir o no hay que ir. A veces hay que ir, a veces no hay que ir. Lo que estoy segura es que el escenario de la política no puede ser el set de televisión. No puede ser el escenario excluyente. Y menos en estas condiciones. Pero nunca. No puede ser la televisión la que habilite ciertos debates y la que marque las reglas de juego. No podemos ser, los compañeros y las compañeras, quienes empecemos a pensar que por televisión se resuelven algunas cosas que no se resuelven en los barrios o en las plazas. Esto es obvio que así sucede. Por ejemplo, recién hablábamos del malestar con Macri y sus políticas, que aparece en algunos cantitos. Eso no va a aparecer en la televisión. Lo que está sucediendo. De lo que Macri no habló en la mañana del jueves. Y de lo que Vidal tampoco. Lo que sucede en esos términos no aparece en la TV.
-Los Redondos cantaban: “Me voy corriendo a ver qué escribe en mi pared la tribu de mi calle”. Y se quejaban de la “Divina TV Führer”.
-Claro. Pero igual eso no quiere decir no ver tele, ni pasar algún día por algún programa. No digo eso.
-Y hablando de ir o de no ir, ¿estuvo bien Cristina al no asistir a la apertura de las sesiones legislativas?
-No sé, a mí me encanta… ¿Que iba a hacer? Ir a escuchar… Bueno, hay una dimensión, por supuesto, que es institucional. Pero si Cristina algo no es, es hipócrita. No sé cuál ha sido su decisión; ni tengo ni idea las razones, como kirchnerista de base. No seamos hipócritas. Y eso me parece que es una buena señal también.
-Los primeros planos de ella haciendo gestos hubieran sido parte de la transmisión, ¿no?
-Lo hubieran hecho ellos, claro. Tanto si hubiera hecho gestos como si no. Los medios hubieran instalado: “estos son los gestos de Cristina”. A esta altura esta anécdota me parece eso, ni siquiera un dato muy importante.
“La unidad se tiene que ir construyendo de abajo hacia arriba”, advierte la platense Florencia Saintout. Se refiere al debate que circula en el espacio nacional-popular. La necesidad de unir a todos los sectores del peronismo, más sus aliados, en un gran frente opositor. La jefa del bloque kirchnerista en la Cámara de Diputados de la PBA sostiene que la clave pasa por coincidir en la calle “para defender los derechos”. Para Saintout, la presencia conjunta en las movilizaciones es tan importante como los encuentros de dirigentes (“una rosca entre tres o cuatro”, desliza en un momento, algo despectiva) que hasta hace poco estuvieron enfrentados.
En esta segunda parte de la entrevista, la jefa de la bancada de Unidad Ciudadana propone cinco puntos básicos para un programa de gobierno de un eventual frente opositor. Los enumera sin profundizar demasiado, aunque se hace entender: trabajo, salud pública, educación pública, las libertades y definir con claridad qué es lo que no se quiere. “A veces se empieza acordando más fácil sobre lo que no queremos, para después definir lo que sí queremos”, explica.
Durante la charla, Saintout reconoce la existencia de una “tensión” entre quienes quieren la unidad más allá de cualquier diferencia ideológica, y quienes advierten sobre el riesgo de unirse con sectores que, por sus antecedentes, pueden terminar acordando con el oficialismo y partir al frente nac-pop. En otro tramo del reportaje la diputada bonaerense responde sobre la vieja fractura entre CFK y Hugo Moyano. Por último, Saintout analiza el vínculo de los bloques de UC-FpV y del PJ en la Legislatura. Una convivencia díficil, que en los últimos meses estuvo atravesada por la aprobación de leyes polémicas, como el recorte de la caja previsional del Banco Provincia, que vulneró derechos de los trabajadores, o el voto del Pacto Fiscal, que afecta la autonomía municipal pero que Cambiemos presenta como una reedición del Fondo de Reparación Histórica del Conurbano.
-En la cultura política del peronismo no hay mucho espacio para las derrotas. El propio Perón decía que el conductor es, o debe ser, un ‘constructor de éxitos’. El peronismo es una cultura política que busca el poder y no el testimonio. ¿Qué responde usted cuando aparece dentro del peronismo bonaerense el debate sobre las tres derrotas electorales consecutivas del kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires, en 2013, 2015 y 2017?
-Sobre ese punto, lo primero que yo acotaría es que la respuesta también depende de dónde se haga esa pregunta. Y depende con quiénes. Hecha públicamente, yo creo que por supuesto hay que pensar en las razones de esos resultados, hay que analizarlos. Ahora, hay que saber también que Cristina, en las últimas elecciones, se enfrentó, y nos enfrentamos todos con ella, a todos los poderes concentrados más feroces de nuestra historia. Y, aún así, primero ganamos la elección y, después, sacamos tal cantidad de votos que el resultado contradijo todas las hipótesis que le asignaban a Cristina un piso electoral de 20 puntos: 37 puntos. Ni el sociólogo más profundo, ni el político con más aportes jubilatorios a la política y con más experiencia, podrían decir ahora si ese 37 % es un techo o es un piso. Lo que está del otro lado es muy fuerte. Seguramente debe haber errores. Ahora hemos dado una pelea con tremenda honestidad y quedamos ahí. Muchos se preguntan, “¿por qué perdimos?” Pero mucho más difícil de responder es cómo, en un país como el nuestro y con una desigualdad de fuerzas tan grande, llegamos a gobernar 12 años. Con tanto en contra. Yo creo que una de las respuestas es que lo hicimos a favor de las mayorías. Esa es la respuesta de por qué Cristina saca esa cantidad infernal de votos. Que, claro, por muy poco no alcanza y por eso hay que ver cómo hacer para que alcance: hay que revisar y ver cómo hacer para que alcance para la próxima. ¿Qué nos falta para llegar a ese poquitito por el cual no llegamos a ganar? Porque es necesario ganar. Y no porque lo tomemos como un partido de fútbol, sino porque allí está la diferencia entre políticas para el bienestar de todos o políticas excluyentes. El eje tiene que estar puesto en cómo seguir defendiendo y peleando por los derechos de la soberanía. Yo no creo que lo que nos falte se resuelva en una rosca entre tres o cuatro.
-En el peronismo se está debatiendo un criterio de unidad. Hay una conclusión que circula entre los distintos sectores y es que si el peronismo va dividido no habrá chance de ganarle a Cambiemos en 2019. Se están haciendo debates, en Resistencia, en la UMET del Suterh, en CABA, se viene otro evento similar en San Luis. ¿Estas reuniones son importantes o son escenificaciones con un efecto pour la gallerie?
-El gran tema que tenemos que ver cómo transitamos, e incluso en el mejor de los casos cómo resolvemos, es la tensión que se percibe entre los compañeros que plantean con mucha honestidad que tenemos que ir todos juntos, que es necesario ir todos juntos porque solos no llegamos, y eso yo creo que es así, con los compañeros que también plantean, y también con mucha honestidad, no por afán sectario, ‘ojo si vamos todos juntos porque si vamos todos juntos y al otro día nos partimos y arreglan, eso no sirve’. Y esto último, ojo, pasa ahora en la provincia de Buenos Aires: tenemos dos bloques en Senadores y dos bloques en Diputados. Hay unos que se sientan y votan con la mayoría, y otros que a Cambiemos no le votamos nada.
-Hago de abogado del diablo: no debe ser lo mismo llegar al Estado, y generar políticas públicas a favor de las mayorías, que no llegar a gobernar otra vez.
-Es así. Por eso le digo que los dos planteos, que están en tensión en este momento –unidad VS no unidad con cualquiera-, los dos son legítimos. Y tenemos que poder transitarlos, sabiendo que nosotros no somos esos sectores puristas a los que no les interesa hacer política sino declamar y listo. Nosotros creemos que la política es para transformar la vida, para realmente transformarla. Tenemos que poder transitar esa tensión. Y con respecto a los encuentros en la UMET, o los otros que usted mencionaba, yo no sé si los haría por ahí. Para mí tenemos que ir encontrándonos desde otros lugares. Pero no me parece que estén mal.
-Pero si la fórmula no pasa por ese tipo de encuentros de dirigentes, ¿qué iniciativas propondría usted para ir acercando posiciones, para confluir en unidad?
-Hay que encontrarnos en la calle, en las luchas, sentándonos a debatir política. Agustín Rossi suele decir que “hay más kirchnerismo en la gente que en los dirigentes”. Estoy convencida de eso. Yo eso lo veo todos los días. Incluso lo podría decir de otra manera: “hay más patriotismo en la gente que en los dirigentes”. Porque no necesariamente se tiene que hacer kirchnerismo. Hay más patriotismo en la vida cotidiana que en muchos dirigentes, que de lo único que se preocupan es en especular para ver cómo quedan acomodados. La unidad se tiene que ir construyendo desde allí: de abajo hacia arriba, y con programas. No solamente con nombres, y con escenas en las que uno se sienta acá, este otro acá, y este tercero, en la mesa.
-¿Cuáles deberían ser los cinco pilares básicos de un programa de unidad?
-Tienen que estar el trabajo, la salud pública, la educación pública, y en el que estén también las libertades. Y en el debate de ese programa, también debe haber un espacio para que se diga qué no queremos. A veces se empieza acordando más fácil sobre lo que no queremos, para después ir definiendo lo que sí queremos. Así podremos volver a construir más sólidamente la posibilidad de volver a tener un gobierno popular. Que seguramente va a ser distinto al que tuvimos, que tampoco va a empezar de cero porque va a tener esa experiencia histórica. Va a ser algo que no conocemos todavía. Que ojalá sea mejor. Tiene que ser mejor a lo que teníamos.
-En el espacio nacional-popular hay bastante consenso de que la fractura entre el kirchnerismo de la última presidencia de Cristina y el movimiento obrero que lidera Hugo Moyano fue muy perjudicial. ¿Cómo debería ser esa relación si se quiere ir hacia la unidad?
-Seguro habrá cosas a modificar. También digo que ojalá cierto sector del sindicalismo –porque no se puede hablar de todo el sindicalismo-, aprenda que no es lo mismo tener un gobierno popular que un gobierno de derecha. Entonces, a veces, cuando un gobierno popular va más a fondo, habría que tratar de acompañarlo más a pesar de los costos que eso implica, y no sólo negociar sectorialmente. Ninguna lucha se gana sectorialmente. Ojalá aprendamos eso en este tiempo histórico. La mayoría de las luchas de este tiempo se están dando sectorialmente. Estos años, con este gobierno de derecha, reflejan que no quieren ningún sindicalismo, ni siquiera un sindicalismo amable o negociador. Si pueden tener a los trabajadores esclavos, mejor. Trabajadores con salarios bajos, van por eso. Hay un sector del sindicalismo, el sector más negociador, al que le molestaban muchas cosas de Cristina. Cosas más o menos importantes. Ahora tiene la posibilidad de ver cómo gobierna la derecha de este país.
-Ya que estamos hablando de sindicalismo: el publicista Enrique Albistur reprochó a un sector del kirchnerismo platense por haber supuestamente incorporado a la lista a una representante vinculada a Marcelo Balcedo, el dirigente sindical y empresario de medios detenido hace un tiempo.
-Mire, la verdad me parece una cosa muy chiquita. Me parece muy chiquito el que se ponga a disputar sus cuestiones internas sin ver qué es lo que está pasando, lo pesado de todo lo que está pasando. Lo dejaría en ese punto. No quiero ponerme también a la altura. Pero decir que Balcedo tiene algo que ver con el kirchnerismo es una barbaridad. Y tratar de sacar un lugarcito con eso, es peor todavía.
-Hoy en el país hay presos políticos, y sin embargo la sociedad, o buena parte de ella, parece no estar muy al tanto o permanecer indiferente. ¿Cómo procesa eso?
-Hoy todos los argentinos respiramos un aire opresivo, respiramos un aire denso. Y de eso a veces nos damos cuenta racionalmente y a veces no nos damos cuenta, pero lo respiramos igual. Vamos incorporando inconscientemente ese aire opresivo pero eso no quiere decir que nos guste o que lo aceptemos. Ese aire, que se va a ir volviendo irrespirable, va a ser condenado más temprano que tarde. Y entonces, el que hoy no se conmueve por un preso político pero empieza a incorporar a su lenguaje que hay presos políticos, no va a poder respirar ese aire. Eso lo hemos visto en otros momentos de la historia. Había cosas que parecía que no le importaban a nadie, y en otro momento ‘tac tac’, se juntan dos cosas, se articula, y parece que la sociedad de pronto ve algo que antes no podía ver. Una anécdota: el otro día fuimos a visitar con algunos compañeros a (Carlos) Zannini a Ezeiza y el agente penitenciario que nos iba acompañando nos iba mostrando los distintos pabellones y en un momento señala uno y dice: “este pabellón es el de presos políticos”. El penitenciario que posiblemente votó a Macri, o no, no sé. Pero mientras el gobierno dice que no hay presos políticos, este agente penitenciario dice que sí.
-Quienes conocen el manejo de la Legislatura dicen que con Teresa García en la jefatura del bloque kirchnerista del Senado, y con usted como jefa de Diputados, se modificaron algunas prácticas: por ejemplo, se incorporó el voto nominal en ciertas votaciones. ¿Es así?
-Nosotros hacemos lo que hay que hacer. Que es cumplir con lo que dijimos en campaña. Que es defender en lo que creemos colectivamente. Acá no se trata de individuos. Nos votaron para ser oposición, es lo que nosotros dijimos y, por eso, vamos a ser oposición a este gobierno antipopular. Sí, efectivamente, a veces hemos pedido la votación nominal. Como una herramienta para influir sobre algunos legisladores que, al tener que exponer su nombre, no votaran algunas cosas que el gobierno bonaerense quería que votaran. Porque aquellos que se definen como oposición pero luego terminan votándoles todo se terminan poniendo en evidencia.
-Desde el PJ se plantea que buena parte de los legisladores de Unidad Ciudadana, que forman parte del kirchnerismo alineado con Cristina, no están vinculados a gestiones municipales. Según ese argumento, quienes sí están vinculados a algún intendente saben que el municipio necesita negociar obra pública o que le hagan alguna transferencia por coparticipación…
-Ese argumento lo escuché pero le voy a decir dos cosas. Primero, es un argumento falso porque en nuestro bloque hay muchísimos legisladores que están directamente vinculados a intendentes y a municipios, son legisladores que están ligados a intendentes ‘compañeros’, kirchneristas. Y, en segundo lugar, es falso de toda falsedad creer –aunque ellos se lo crean- que porque se negocia algo con este gobierno le va a ir bien a la ciudadanía, a la sociedad, o le va a ir bien a esos intendentes. A los legisladores que están más ligados a intendentes y que votaron el Pacto Fiscal en la provincia de Buenos Aires no les va a ir bien. Pero no les va a ir bien porque a la provincia de Buenos Aires no le va a ir bien, porque a los bonaerenses no les va a ir bien.
-Pero en ese punto, y con el paquete de leyes ya aprobado, entre ellos el recorte a los jubilados, a Vidal se le va a girar mucha plata para hacer campaña en 2019. Una suerte de nuevo Fondo de Reparación Histórica del conurbano. Algunos del PJ, uno supone, no se quieren quedar afuera.
-Problema de ellos si no se quieren quedar afuera de la campaña de Vidal. Qué se yo. Tendrán que responderles a aquellos que los votaron para que sean oposición a Vidal. Porque Vidal les está sacando la plata del bolsillo. No es que sólo se las saca Macri. A los jubilados que se les sacaron la plata, miles y miles de esos jubilados son bonaerenses. Y a los que reciben la asignación universal, también se les sacó. Es necesario ponerle un freno a la política de un gobierno que deja gente sin trabajo, que cierra escuelas, que tiene una política absolutamente oscura para la obra pública. Mucho más oscura que cualquier otro gobierno anterior y que, sin embargo, se define como el gobierno de la transparencia.
-¿Está hablando del gobierno de Vidal y la obra pública?
-Claro. Estoy hablando de ella. De su gobierno. Este gobierno bonaerense hace que los pibes y pibas más pobres estén peor porque tienen menos comida en la casa; porque tienen menos escuelas; porque los persiguen más; porque los bajan de los micros solamente por la cara y tienen adiestradas a las fuerzas de seguridad para que los maltraten. Este gobierno también hace que falten medicamentos en las salitas. Si no hay que ser oposición a este gobierno, díganme entonces a qué gobierno hay que hacerle oposición… Porque es un gobierno muy cruel. Y a los crueles hay que tratar de debilitarlos. No se puede negociar con ellos.
-¿Hay chances de ganarles en provincia de Buenos Aires y en la Nación?
-Por supuesto que hay chances. Nos podemos haber equivocado muchísimo y seguir equivocándonos en el futuro. Ahora, en lo que yo estoy segura de que no nos equivocamos es en el diagnóstico que estamos haciendo de las características de quiénes son quienes nos gobiernan. Están gobernando contra las mayorías populares. La chance de poder ganarles pasa por organizar a esas mayorías. Yo creo en la política. La política ha demostrado su poder de cambio y transformación. La cuestión no es resignarse a ver qué es lo posible. Lo que en determinado momento que no parece posible, en algún momento, por realineamientos, por modos de organización, porque hay liderazgos que se van imponiendo que no son los fabricados, se convierte en alternativa de poder. Y llega al Estado. ¿Quién esperaba a Kirchner antes de 2003? Ni su nombre sabíamos pronunciar. Kirchner no apareció en la política en el 2003 sino mucho antes. ¿Cómo no vamos a pensar que es posible ganarle a Vidal el año que viene? Por supuesto que es posible.