La consultora Ricardo Rouvier & Asociados midió la imagen del presidente Mauricio Macri, y el estudio arrojó que el 52.9% de los encuestados tiene una mirada negativa mientras que el 44% mantiene una positiva. También, analizó las expectativas económicas del país y evaluó la opinión integral del Gobierno Nacional que resultó ser un 54,4% desfavorable y un 40.7% favorable. El mismo día, el diario La Nación admitía: “Por primera vez caen las expectativas a futuro y preocupa al Gobierno. Los conflictos de los últimos tres meses, sumados a una economía de lenta recuperación, impactaron negativamente en la confianza social con el oficialismo”.
El estudio de la empresa privada que revelaba el domingo el sitio InfoGEI contempló 1200 casos en todo el país teniendo en cuenta la distribución de habitantes para que la muestra sea representativa. Lo hizo a través de encuestas telefónicas formuladas entre el 1 y el 22 de febrero.
En primer lugar la consultora indagó sobre la imagen del presidente. El 52.9% de los encuestados tiene una valoración negativa de él, mientras que el 44% posee una positiva. Con estos números Macri mantiene valores similares a los que se registró durante enero, en el marco de los despidos, los DNU, y los aumentos tarifarios. Si bien en estas semanas no logró recuperar la imagen perdida, tampoco empeoró si se tiene en cuenta el clima generado previo a la movilización del 21 de febrero; a los problemas con el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, y en relación a su apoyo a Luis Chocobar.
Por otra parte, el estudio arrojó que la popularidad de la gestión de Cambiemos ha empeorado en febrero. El 40.7% de los consultados manifestó una opinión positiva; mientras que el 54,4% no está conforme con la gestión, alcanzando el pico más alto desde que asumió en el poder. Entre los factores que impactaron de manera negativa luego de las elecciones de octubre, se encuentra en primer lugar, la reforma de la ley previsional; luego el tarifazo; y en tercer lugar, la polémica que giró en torno al funcionario Triaca.
Sobre las expectativas en cuanto a la economía, el estudio visibilizó que han desmejorando en función de la situación general, ya que gran parte de la población esperaba que fuera mucho mejor que la actual. El 20% de los encuestados consideró que la inflación va a disminuir, en cambio el 62% cree que va a seguir igual que ahora y el 28.9% que crecerá.
Finalmente se indagó en la intención de voto para el 2019 y el 40.1% aseguró que votará por un candidato de la oposición; y sólo el 29.7% afirmó que lo hará por Macri. Con estos números, el Presidente obtendría un caudal de sufragios similares a los que obtuvo en las PASO de 2015 por lo que Rouvier & Asociados consideró que «ese es su núcleo duro y que lo mantiene».
“Por primera vez caen las expectativas a futuro y preocupa al Gobierno”, titulaba el mismo domingo el diario La Nación, y reconocía: “Los conflictos de los últimos tres meses, sumados a una economía de lenta recuperación, impactaron negativamente en la confianza social con el oficialismo”, en un artículo que pasamos de destacar: “Durante prácticamente la primera mitad del mandato de Cambiemos, las expectativas a futuro fueron un elemento distintivo en términos de opinión pública: la gente creía en forma mayoritaria que a pesar de un presente no muy lúcido, el país iba a estar mejor. Pero en los últimos tres meses turbulentos para el Gobierno esa condición ha ido modificándose. Las polémicas con el ministro Jorge Triaca y el exfuncionario Valentín Díaz Gilligan, la situación del ministro de Finanzas, Luis Caputo, apuntado por no haber declarado su participación en sociedades offshore, sumado a una economía de recuperación lenta, parecen haber afectado al Gobierno en su principal activo: la confianza social en el cambio que representa”.
“Alejandro Catterberg, director de Poliarquía Consultores, afirma que en la encuesta de febrero, donde la caída que el gobierno arrastraba se frenó y varios indicadores económicos se están recuperando, siguieron cayendo las expectativas a futuro.’Lo paradójico es que están cayendo las expectativas cuando mejora la coyuntura. En estos meses lo que explica más la caída de las expectativas está más ligado al ruido político que a las cuestiones económicas’, observa”, continúa el el texto de La Nación.
“Otros analistas sí vinculan la caída de expectativas a factores económicos. Según un sondeo realizado por Opinaia, las expectativas sobre la evolución de la economía cayeron cinco puntos desde noviembre de 2017 (47%) y se ubican ahora -aunque llegaron a bajar al 38% en enero- en un 42%.
En el caso del sondeo realizado por Synopsis, – medición que AgePeBA consignó en su momento – la caída de expectativas a futuro muestran un descenso del 43,2% registrado en noviembre de 2017 al 29,7% en febrero de este año. Su director, Lucas Romero, adjudica la merma a que «la gente ve que lo que hace el Gobierno en materia económica aún está carente de resultados, especialmente por la persistencia de la inflación».
“El politólogo Marcelo Leiras opina que, más allá de que el nivel de popularidad del presidente aún es cercano al que tuvo cuando asumió en 2015, en la población hay una percepción de haber pagado un costo y todavía no hay percepción de ningún beneficio claro, y en ese caso, si el ritmo de la inflación persiste, es posible que el aval que haya obtenido el gobierno en estos dos años ‘se vaya agotando’. De todas formas, Leiras advierte que mientras la economía no tenga signos graves de deterioro, los motivos políticos que sostienen a Cambiemos seguirán siendo potentes. ‘Tiene bastante nafta el antikirchnerismo todavía; hay mucha gente muy enojada con el kirchnerismo, que estuvo muy asustada, y hay un apoyo al Gobierno que se alimenta del antiperonismo profundo’».
Otra medición recogida por La Nación: “Según Juan Germano, director de Isonomía, el interrogante que se abre frente al deterioro de las expectativas, es respecto de si se trata de un golpe coyuntural o estructural. ‘El Gobierno nunca ha tenido una baja similar en lo que respecta a las perspectivas, y la pregunta es si a partir de ahora hay un cambio en el vínculo entre la opinión pública y el Gobierno. Germano define las «cuatro patas» sobre las que se apoya el Gobierno: el haber venido a ganarle a Cristina, un nivel de percepción de obra pública muy alto, una lucha contra las mafias y la corrupción, y una apuesta fuerte por bajar la inflación. «Cuando el Gobierno se pone frente a figuras con un nivel de imagen muy bajo como Hugo Moyano, la polarización parece tener sentido. Pero casos como el de Caputo o el de Díaz Gilligan son incipientes, y el Gobierno tiene que prestarles atención, porque tiene que cuidar sus pilares’, explica”.