Primero la encendida defensa del propio presidente Mauricio Macri y de su jefe de Gabinete, Marcos Peña; después la caída y su renuncia forzada. Ese fue el derrotero de salida del el subsecretario general de la presidencia, Valentín Díaz Gilligan, quien fuera mandado al frente por el diario El País de Madrid y, patético después, terminó incriminándose como testaferro. La bomba Gilligan explotó por ahora mucho más fuerte que otra en principio con más megatones en su carga, que es la de Luis Caputo, el ministro de Finanzas, y sus actividades offshore. ¿Por qué? Porque es una pez más flaco que Caputo pero también porque el teatro de operaciones del renunciado subsecretario es más espectacular, más accesible en términos de comunicación; pues no es otro que el submundo del fútbol y sus mafias cada vez menos disimuladas, de negocios sucios con jugadores, lavado de activos, control de medios y hasta violencia política, como es el caso del uso sistémico de las barras bravas por parte de las dirigencia, cada vez ésta con mayor espesor en su trama de vinculaciones con la política y los granes negociados de Estado.
Primero una pregunta con apenas indicios de respuesta. ¿A qué obedeció el tanto interés del diario El País, de Madrid, un histórico gran operador de negocios del empresariado y la casta política española, por el caso de un oscuro subsecretario del gobierno argentino? En principio suena a extraño, aunque alguna viejas voces del periodismo deportivo madrileño y de la traviesa Cataluña, que están hurgando en entre las huellas, adelantaron que Guilligan y sus jefes, que van desde Macri hasta el empresario Paco Casal podrían haber tocado intereses ibéricos, relacionados con grandes transferencias de jugadores y sobre todo con futuros negocios de televisación de partidos y mundiales y oros torneos en carpeta.
La saga de nombres y actitudes otorgaría consistencia a esa línea de investigación periodística. Macri hasta con Putin habló de fútbol, y mientras se desarrolla su duro enfrentamiento con el camionero Hugo Moyano, quien por nada del mundo desatiendo sus gestiones como titular de Independiente, recibe en estrecha cordialidad al yerno de éste y titular de la AFA, Claudio Fabían “Chiqui” Tapia. En el gobierno dijeron que Macri y Tapia solo hablaron casi como hinchas de fútbol; sí, claro como después lo hizo el presidente, no como tal sino como ciudadano, sobre el policía procesado por asesinado, Luis Chocobar (¡Ja, ja!). Gulligan forma parte de la comisión directiva de River – desde siempre base de operaciones de Francisco “Paco” Casal, el socio del “uruguayo, uruguayo” Enzo Francescoli, aspirantes eternos a la gran TV futbolera en colisión con intereses de todo tipos – aquellos que conducía Julio Grondona y otros de empresas españolas como Telefónica. En esa dirección colegiada de “la banda roja” también figura el segundo el segundo del ministerio de Seguridad, Eugenio Burzaco, hermano a su vez del otro Burzaco, Alejandro, complicado aunque protegido en Estados Unidos por sus negociados AFA-FIFA-TyC, mandados al frente, ¡oh, casualidad! por la Justicia de aquél país, a pedido de una trama corporativa de negocios vinculados al fútbol cuyo mayor inspirador supo ser el siempre presente Henry Kissinger. Vinculados a Gulligan también aparecen el ex jefe de gabinete de Cristina y ex candidato con Florencio Randazzo, Juan Manuel Abal Medina, nombrado en la Coneau por un decreto Mauricio Macri a mediados de diciembre pasado, y alguno de sus amigos más allegados. En América TV recordaban el lunes por la noche que Abal Medina fue compañero de estudios del actual secretario general de la Presidencia, Fernando De Andreis, hasta ayer jefe inmediato de Gulligan.
El fin de semana pasado, el diario Clarín preanunciaba la salida de Guilligan y La Nación, comentado entre potras cosas acerca de si Macri se estaba debilitando como presidente, lo criticaba respecto de ese caso y de su intromisión ante la Justicia por el caso de su héroe de azul fallido, el tirador por la espalda. Son avisos que sus más firmes sostenedores mediáticos le están haciendo al jefe de Cambiemos, tan ñejos parece él de su gran demiurga electoral en el 2015, la gobernadora María Eugenia Vidal, quien con guiños amplios que van desde la Embajada de Estados Unidos al Vaticano intenta construirse un futuro como llave maestra de la derecha argentina; si hasta estaría dispuesta a otorgarle a los movimientos sociales que se están movilizando contra el gobierno nacional una cuota significativa de participación en la ejecución de inminentes obras públicas, según se filtró en las últimas hora desde algunos portales de noticias.
El diario Página 12 decía este martes que “la salida (de Gulligan) se produjo luego de la revelación de que tenía 1,2 millón de dólares en una cuenta offshore que no había declarado. El Gobierno intentó justificarlo, pero ayer fue denunciado penalmente y presentó un escrito de seis líneas en la Oficina Anticorrupción (…). El Gobierno había intentado defenderlo, pero su paso al costado era exigido por dirigentes del radicalismo y la Coalición Cívica, aliados del PRO. Díaz Gilligan había dicho que ayer presentaría las pruebas de su inocencia ante la Oficina Anticorrupción, pero llegado el momento, entregó un texto de seis líneas que decía que más adelante aportaría la documentación. Poco después entregó su renuncia ante el secretario general de la Presidencia, Fernando De Andreis (…). Con su salida, paga los platos rotos del conjunto: es el único de los funcionarios del gobierno nacional acusados por corrupción recientemente –entre ellos el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, y el ministro de Finanzas, Luis Caputo– que abandona su cargo. Ayer, además, fue denunciado penalmente por lavado de dinero y omisión maliciosa en su declaración jurada (…). Díaz Gilligan quedó en el centro de la polémica cuando el diario español El País informó que ocultó un depósito de más de un millón de dólares en la Banca Privada d’Andorra, en una cuenta a nombre de la firma Line Action, dedicada a la compra y venta de jugadores. La empresa estaba radicada en Inglaterra, pero era propiedad en un ciento por ciento de la firma panameña Nashville North Inc, de la cual el ex funcionario nacional fue director hasta 2014”.
En el mismo diario, el colega Tomás Lukin, consigan valiosa información sobre las cuentas del renunciante Guilligan. La nota es “La offshore que selló la suerte del ahora ex subsecretario de la presidencia. La historia de Line Action”, y pasamos a reproducirla:
Gilligan se desempeñó como director de la compañía entre 2012 y 2014. Ante el registro de sociedades británico, la firma declaró cuentas y efectivo por 2 millones. En los documentos figura que el ex funcionario vivía en Panamá, cuando en verdad ya trabajaba en la Ciudad. La empresa británica donde el renunciante subsecretario general de la presidencia, Valentín Díaz Gilligan, se desempeñó como director se llama Line Action LTD. Ostentó el cargo en la compañía entre 2012 y 2014 (…). Los balances de la compañía presentados ante el registro societario inglés a los que accedió PáginaI12 muestran que, previo a la salida de Díaz Gilligan, la empresa declaró colocaciones bancarias y dinero efectivo por casi 2 millones de dólares. Los registros y notificaciones entregadas por Line Action LTD ante el Companies House del Reino Unido no precisan dónde están colocados los fondos aunque informan que todas sus actividades se realizan fuera del territorio británico. Las tenencias millonarias fueron alcanzadas en 2014 pero el monto se mantiene inalterado durante 2015 y recién se esfuma de los registros en 2016 cuando los activos declarados por la empresa llegan apenas a 251 libras. Para entonces Díaz Gilligan ya no figuraba en los documentos. Quien lo reemplazó como director y además asumió el control de las acciones fue su socio uruguayo Francisco Casal Fernández. Los veintiocho documentos analizados por este diario permiten conocer parte de la historia ocultada por el ahora ex funcionario de Cambiemos que no solo omitió informar la colocación bancaria andorrana en su declaración jurada sino que ofreció datos falsos a los ingleses. De acuerdo a esos registros, Díaz Gilligan es argentino pero vivía en Panamá. La residencia centroamericana informada ante las autoridades británicas es asumida entre el 23 de enero de 2012 y el 29 de julio de 2014. A lo largo de ese período que se superpone con sus primeros pasos como Director de Promoción Turística del Ente de Turismo de la Ciudad de Buenos Aires, Díaz Gilligan se presenta formalmente como “emprendedor”.
La dirección ofrecida para notificaciones y correspondencia está en el decimonoveno piso del Edificio Plaza 2000 en la Ciudad de Panamá. No se trata de una propiedad de Díaz Gilligan con vista privilegiada al Caribe sur sino las oficinas de Robles & Robles Law. Los registros panameños muestran que esa firma de abogados se encargó de intermediar en el montaje de la estructura societaria entre Inglaterra y Panamá que fue utilizada para administrar la millonaria cuenta bancaria andorrana. Fueron esos letrados quienes crearon la sociedad anónima Nashville North Inc que fue la accionista controlante de la británica Line Action donde Díaz Gilligan se desempeñó como directivo hasta finales de 2014. En poder de esa panameña figuraron las 100 acciones emitidas por la empresa Line Action LTD que están valuadas en una libra cada una.
El status del Subsecretario General de la Presidencia en la offshore británica cambió el 29 de julio de 2014 cuando abandonó su función directiva por apenas unas horas y fue reemplazado por Marcelo Mercant. El empresario uruguayo fue presidente de la Cámara de Comercio Uruguayo-Británica donde hoy se desempeña como vocal en representación de la consultora IBC Global. Esa firma es una de las múltiples intermediarias dedicadas a la “planificación tributaria internacional” y la “incorporación de sociedades” desde el nodo offshore sudamericano que funcionan en Montevideo. Ese mismo día de finales de julio de 2014, Mercant renuncia y vuelve a aparecer el nombre de Díaz Gilligan.
La documentación analizada por este diario no permite establecer por qué o para qué se hizo el enroque pero cuando el funcionario argentino reingresa en la sociedad británica ya no reside en Panamá ni es un emprendedor. La dirección ofrecida es Zabala 1441 en Montevideo, ahora es empresario y reside en Argentina. Esos atributos declarados cuando ya llevaba más de un año en la función pública de la Ciudad de Buenos Aires los mantiene hasta su renuncia de la firma el 23 de noviembre de 2014. Lo reemplaza el empresario uruguayo Casal Fernández quien también asumirá desde ese momento el control total de las acciones de la empresa británica. El hombre de negocios informó que vivía y residía en Brasil. La dirección indicada para recibir notificaciones formales es un domicilio en Madrid.
Las tenencias bancarias informadas por Line Action para el año fiscal finalizado el 31 de julio de 2014 ascienden hasta los 1.183.027 libras que, al tipo de cambio de ese momento, representaban 1.997.541 dólares. Las tenencias declaradas superan en 700 mil dólares el saldo revelado la semana pasada por el diario El País de España. No se trata de una incompatibilidad sino de distintas fuentes de información. De acuerdo al medio español la firma británica dirigida por Díaz Gilligan administraba una cuenta con 1,2 millones de dólares en la Banca Privada d’Andorra (BPA) que operaba en Andorra, Luxemburgo y Panamá aunque la presencia en la guarida centroamericana fue liquidada el año pasado. Los periodistas españoles no revelaron cuál era la sucursal donde estaban los fondos ni las fechas correspondientes a ese saldo.
Line Action Limited lleva el número 7690439. La empresa fue registrada el 1 de julio de 2011. Como suele suceder con las empresas offshore nace con directores y accionistas nominales que son dispuestos de manera transitoria por los intermediarios encargados de los trámites iniciales. En el caso de la empresa controlada por el funcionario cambiemita quien estuvo a cargo del montaje fue la firma Formacompany que tiene sus oficinas en la pequeña localidad de Great Bookham a una hora del centro de Londres.
“El Reino Unido es una de las jurisdicciones más sencillas y flexibles para registrar una compañía, podemos completar todo el proceso de incorporación entre uno y tres días y no hay necesidad de viajar”, publicitan en el sitio web donde detallan que el servicio básico inicial asciende a 690 libras. A esa cifra inicial se suman costos de mantenimiento anuales y el resto de las prestaciones que pudiera contratar el cliente. Formacompany tiene sedes en Irlanda y España. Antes que Díaz Gilligan asumiera a pedido de Casal ya que el uruguayo “tenía un juicio con el fisco que ganó y no podía figurar” quien fue designada en Line Action como directora fue Anne Maureen Caveley. La británica es una prestanombre profesional que figura en 487 directorios de empresas montadas por Formacompany.
Para cerrar con algo más de la pasión futbolera de Macri, útil resulta la opinión de otro colega, Gustavo Veiga, también consignada hoy por Página 12 en “Un almuerzo para ensanchar la grieta: “Como un geiser, la grieta de la grieta lanza por el aire su podredumbre. Huele mal, pero no tanto por lo que sugiere y los medios comentan: un encuentro casual o de agenda entre el presidente de la Nación, Mauricio Macri, y el técnico de Boca, Guillermo Barros Schelotto. La reunión se ubica en dos contextos. Uno político y otro social, devenido en deportivo. El primero tiene gravedad institucional. O sea, el gobernante determina cuáles son sus cuestionables prioridades del momento. Le da jerarquía de Estado a una charla con el Mellizo, pero también a otra posterior con la ex tenista Gabriela Sabatini. Importa más recibir a esos dos famosos en la Casa Rosada que a los familiares del submarino ARA San Juan, a Sergio Maldonado o a cualquier otro familiar víctima del aparato represivo. No es la primera vez que Macri repite sus invitados y elige el momento para hacerlo. También es política la invitación a Barros Schelotto, aunque se justifique con liviandad que se trató de un almuerzo entre dos viejos amigos. En la construcción de sentido que hacen los medios, fue por esa relación que aconteció el encuentro. Si fuera así, a la Casa Rosada habría que rebautizarla como la Casa de la Amistad o al cultivo de la amistad como un acto de gobierno. El 20 de julio el presidente debería lograr una síntesis de su propósito invitando a todos sus amigos a Balcarce 50. El contexto social y/o deportivo en que sucedió el hecho empeora la situación, pero no supera la gravedad de lo anterior. Macri se ufana de ser futbolero, pero esta vez tuvo menos timing que la defensa de Jorge Wilsterman el día del 8 a 0 con River. Lo habían insultado hace un par de semanas los hinchas de San Lorenzo. El domingo pasado los de River. Todo indica que fue porque se sintieron perjudicados por los arbitrajes. Aunque es muy probable otra cosa. Que quienes lo detestan por sus actos de gobierno hayan unido ambas broncas. Su ministro del Interior, Rogelio Frigerio, abandonó el estadio Monumental antes, después o en medio de las puteadas. No pudo constatarse. “No fue una situación cómoda para mí. Estaba en el medio de una platea, no en un palco, así que era más incómodo”, declaró. Es hincha de River. De ahí su disgusto. La grieta de la grieta ahora tiene una connotación futbolística. Empieza a agrandarse con actos de gobierno como el almuerzo de ayer. Es una grieta que de manera invariable se daría en vísperas de un clásico. Pasó siempre. Pero no con el valor agregado que le aportó Macri camino a la Supercopa del 14 de marzo. Será el partido del año a no ser que Argentina llegue a la final del Mundial. O que Boca y River repitan un partido decisivo por la Copa Libertadores en cualquier instancia a partir de octavos de final. La reunión con el Mellizo podría haber sido un error no forzado del presidente. Pero esa caracterización la descartamos. Supone atribuirle ingenuidad a sus actos. Macri no es inocente. Lo que hace es deliberado. Le gusta tomar la iniciativa cuando se siente acorralado. Provocar, distraer, correr los límites de la cancha todo el tiempo. Cree que puede ejercer la presidencia con el fútbol como aliado, con los mismos tics de Carlos Menem, pero con una camiseta de color diferente”.
Macri se había aliado con Moyano para cortarle el paso en la AFA a Marcelo Tinelli, hombre fuerte en San Lorenzo. Macri puso a su gente en River. Las relaciones de Macri con el actual DT de Boca incluyen el salto de una hermana de éste, Carolina, a la filas de Cambiemos en la provincia de Buenos Aires, tras su paso por la filas del Frente de la Victoria antes de diciembre de 2015. Los goles y los millones son amores; o como afirma este martes en Facebook Carlos Ciappina, académico de la Facultad de Periodismo de la UNLP y habitual columnista de esta agencia con sus textos “Los decires del Dr. Ciappina: “Fútbol y Política. Los que siguen creyendo que el fútbol es sólo el deporte apasionado y hay que adherir a una camiseta como si fuera un acto de fe religiosa o son muy inocentes o son cómplices. Macri está allí, en la Casa Rosada porque utilizó políticamente al fútbol y hoy, como presidente de un proyecto de destrucción de la Nación lo sigue haciendo. ¿Y si no cómo tiene un ciudadano común -el mellizo- el privilegio de ir a la casa Rosada cuando se le antoja a hablar con el presidente que se tomó meses para recibir a familiares del submarino San Juan. Asco. Machitos piolas que van a campeonar por decreto…… Uf…..cansan”.