El proceso enfrentó al expresidente Rafael Correa y a su sucesor, Lenín Moreno. El Sí, que entre otras cosas bloqueó la posibilidad de una reelección de Correa, obtuvo alrededor del 64 por ciento de los votos.
Los ecuatorianos decidieron su futuro este domingo en una jornada de Consulta Popular y Referendo. De los más de 13 millones de personas convocadas a las urnas, asistió el 82%. La mayoría, alrededor del 64%, votó por Sí en las siete preguntas planteadas por el actual presidente Lenín Moreno.
El resultado de la consulta implicó, entre otras cuestiones, la anulación de la reelección indefinida, la reestructuración del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (creado en el 2008) y la imposición de restricciones a la minería descontrolada.
En una alocución luego de conocer los resultados favorables al Sí, Moreno declaró que la victoria fue de la democracia. “Desde hoy el Sí que promovimos se convierte en un gracias y en un compromiso”, sostuvo y anunció que se comenzarán a aplicar inmediatamente los cambios a la Constitución.
Sin embargo, la pregunta que promovía la eliminación de la reelección indefinida, inhabilita al exmandatario Rafael Correa de presentarse como candidato presidencial a los sufragios del 2021.
Correa, quien se trasladó a Bélgica tras terminar sus años de gobierno (2007-2017), retornó a Ecuador, se desafilió de Alianza PAÍS y creó el Partido Revolución Ciudadana, convirtiéndose en el gran impulsor del No en la consulta.
En declaraciones ofrecidas a Telesur, el exmandatario dijo que las preguntas contempladas no contaban con el aval de la Corte Constitucional, por lo que carecen de validez.
“América Latina debe saber que en Ecuador se está judicializando la política, como en Brasil y Argentina, siguiendo el mismo libreto, con los mismos asesores y las mismas consecuencias”, precisó.
En ese mismo punto hizo énfasis el politólogo Atilio Borón al analizar el resultado del domingo: “Moreno, poseído por una harto sospechosa urgencia, no quiso esperar los tiempos constitucionales y, así, manu militari, convocó a una consulta ilegal e inconstitucional que, además, nunca estuvo entre sus planes. Durante su campaña presidencial de Febrero del 2017 y en el balotaje del 2 de Abril Moreno jamás mencionó la necesidad de convocar a esta consulta, ni manifestó interés alguno en profundizar en algunos de los temas que fueron motivo de consulta. Por lo tanto hay una ilegitimidad de origen que será fuente de duras disputas en los años por venir”.
“Pero además –continúa el político argentino- el bloque de la derecha, al cual se ha plegado Moreno vaya uno a saber a cambio de qué, atentó contra las condiciones más elementales que requiere una elección democrática. Durante el mes de campaña el ex presidente Correa no fue invitado a ningún programa de la televisión privada o pública, ni a una radio de alcance nacional ni entrevistado por periódico alguno. El del gobierno nacional, El Telégrafo, lo excluyó por completo en un alarde de irrespetuosidad quien hasta hacía menos de un año había sido presidente de la república. Sí le hizo lugar en sus columnas al corrupto usurpador de la presidencia brasileña, Michel Temer. No es un misterio para nadie que sin democracia en el espacio público, en especial en los medios de comunicación, no puede haber democracia electoral. Bajo esas condiciones lo que hay es un simulacro de democracia pero nada más. Y eso es lo que hubo el domingo en Ecuador, pese a que el gobierno apela al pomposo título de “consulta ciudadana”. Si Correa fue escondido por todos los medios nacionales era casi un milagro que pudiera revertir esa situación en el plano electoral. No sólo eso: la oligarquía mediática y la derecha no ahorraron palabras para difamar la figura del ex presidente, privándolo del derecho a réplica. De hecho, la opinión pública fue bombardeada con toda clase de calumnias e infamias contra Correa, para complacencia del gobierno y sus mandantes”.
Para Borón es difícil pronosticar si Ecuador se encaminará hacia el “pos-correísmo”, aunque “la historia reciente de ese país nos recuerda que los diez años de estabilidad política y social de época de Correa fueron un intervalo virtuoso en una historia reciente signada por más de una década de insurgencias plebeyas e insurrecciones populares”.
“Impedir que el ex presidente pueda ejercer su derecho ciudadano a presentarse como candidato a elecciones puede ser el detonante de nuevas conmociones. Porque no sólo se condena al ostracismo a una figura de dimensiones continentales como Correa sino que se proscribe, indirectamente, a una fuerza política que individualmente considerada es mayoritaria pues controla en soledad por lo menos un tercio de los votos válidos, lo cual arroja serias dudas acerca de futura estabilidad del sistema político. Cumplida su labor Moreno, que no cuenta con una mayoría parlamentaria, quedará prisionero del chantaje de la derecha. Los banqueros, la oligarquía empresarial, la ‘embajada’ y el corrupto poder mediático impondrán su programa restaurador y contra-reformista a sangre y fuego, y el actual presidente podría correr la suerte de Jamil Mahuad que por aplicar el programa de los banqueros tuvo que huir raudamente de Carondelet y buscar refugio en la embajada de Estados Unidos. En suma, Moreno y sus patrones han decidido jugar con fuego”, advierte el analista.